El polémico camino de Corea del Sur para prohibir el consumo de carne de perro
Aunque la mayoría de la población está a favor de la abolición, la industria y los restaurantes declaran la guerra
PekínComer carne de perro va camino de convertirse en una tradición -aunque milenaria- superada y abolida en Corea del Sur. Hace años que hay presión social para que se prohíba su consumo, pero ahora es el propio gobierno el que apoya la decisión y da un paso histórico al tramitar una ley para erradicar el consumo de carne de perro.
Un nuevo proyecto de ley, que se aprobará antes de fin de año, prevé que se desmantele gradualmente la industria relacionada con la producción y el consumo de este tipo de carne con la fecha límite de 2027. Varias sociedades animalistas esperan que esta decisión impulse a otros países asiáticos, como China o Vietnam, a seguir el ejemplo.
La futura prohibición ha topado con el rechazo del sector. Los propietarios de granjas caninas y mataderos y los restaurantes especializados en platos de perro se han manifestado contra el gobierno surcoreano y han protagonizado choques con la policía.
En Corea del Sur la tradición de comer carne de perro se remonta al menos al siglo XIII. Es un plato para ocasiones especiales, no habitual en la dieta diaria. Se le atribuyen propiedades para regular la circulación sanguínea y para incrementar la virilidad. Uno de los platos más tradicionales es el bosintang, una sopa que se consume en verano porque según la tradición ayuda a soportar el calor.
Grandes granjas, como las de cerdos
Siempre se ha diferenciado entre el animal de compañía y el perro que se cría para consumir su carne, actualmente en grandes granjas similares a las de cerdos. La mayoría de los perros que se crían para obtener carne son de raza nureongi, también conocido como spitz amarillo coreano.
Detrás de la prohibición existe un amplio consenso entre la población, especialmente entre las generaciones jóvenes, mucho más concienciadas con la defensa de los derechos de los animales. El gobierno también es consciente de la mala imagen internacional que supone para el país comer carne de perro. Según una encuesta del ministerio de Alimentación, Agricultura, Silvicultura y Pesca de Corea del Sur realizada en 2022, el 85,5% de la población no come carne de perro. El mismo año un estudio de Gallup Corea revelaba que el 64% de la población estaba a favor de prohibir su consumo y sólo el 8% de los encuestados habían comido carne de perro en el último año.
Aunque el gobierno prevé ayudas para que los granjeros reconviertan su negocio, la nueva legislación ha desatado protestas. Criadores de perros, distribuidores y dueños de restaurantes se han manifestado violentamente. Los portavoces de los granjeros han defendido ante los medios de comunicación que comer carne de perro es una decisión personal que no debería prohibirse por ley. Argumentan que también hay personas que tienen como mascotas cerdos o conejos y no se prohibirá su consumo. Yu Yeaong-Bong, el presidente del comité de granjas de carne de perro, afirmaba que era una barbarie privar a los individuos de su derecho a la comida.
El sector exige que, si se aprueba la ley, al menos la moratoria sea de 10 o 15 años, hasta que muera la gente mayor que defiende esta tradición. Han amenazado con liberar a los dos millones de perros que hay en las granjas frente a la oficina del presidente del gobierno y del ministro de Agricultura. El gobierno calculó en 2022 que había más de 1.100 granjas caninas y 1.666 restaurantes en todo el país.
¿Contagio internacional?
Vietnam y Camboya, dos países donde el consumo de carne de perro también es habitual, transitan por el mismo camino. Diferentes encuestas revelan que hay una mayoría de la población contra esta tradición.
En China, el consumo de carne de perro no está prohibido, pero no es habitual. Los platos de carne de perro son una tradición sólo en el sur del país (en las provincias de Guangdong, Guizhou y Guangxi) y en zonas con población de etnia coreana en el noreste del país. Más del 70% de la población nunca lo ha probado, según encuestas recientes, y sólo el 6,4% de la población consume entre 3 y 5 veces al año. Desde 2020, y debido a la pandemia de coronavirus, se prohibieron las granjas de perros y el sacrificio comercial, pero no el consumo.
La conciencia social sobre la protección de los animales también ha hecho que el tristemente famoso festival de Yulin(Guangxi), donde se sacrificaban miles de perros, la mayoría capturados o robados en las calles, haya perdido público. De hecho, ni siquiera era una tradición. Se creó en 2010 como un evento comercial para atraer visitantes y durante años fue promocionado por las autoridades como un atractivo turístico.