Biden y Sánchez se verán por primera vez en plena crisis entre España y Marruecos
Los dos presidentes, que todavía no han hablado, se reunirán en Bruselas en la cumbre de la OTAN
Madrid / BarcelonaEl presidente español, Pedro Sánchez, tendrá este lunes un breve encuentro con el norteamericano, Joe Biden, en Bruselas, en la cumbre de la OTAN. Será la primera presa de contacto entre los dos, muy esperada en la Moncloa, que ya había recibido las críticas del PP por perder espacio internacional. El demócrata está en la Casa Blanca desde el 20 de enero y hasta ahora no había encontrado tiempo para hablar con Madrid. El jefe de gabinete de Sánchez, Ivan Redondo, se puso en contacto el 7 de junio con su homólogo norteamericano, Ronald Klain, para concertar el encuentro, que solo se dio a conocer cuando Biden ya había empezado su gira europea, que ha arrancado en el Reino Unido.
La reunión estará marcada por la crisis diplomática abierta entre España y Marruecos, que tuvo como pretexto el traslado a un hospital de Logroño para tratarse de covid-19 de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, pero que Rabat ha dejado claro que responde a la negativa de Madrid a reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Después de perder las elecciones norteamericanas, una de las últimas decisiones diplomáticas que tomó Donald Trump fue reconocer la marroquinidad de la excolonia española, a cambio de que Marruecos recuperara las relaciones diplomáticas y comerciales con Israel. Esto dio valentía a Rabat, que esperaba un alud de reconocimientos internacionales, pero la realidad es que sobre el terreno no ha cambiado nada y Biden no ha avalado el cambio de su predecesor, que contraviene el derecho internacional y el compromiso de la ONU de organizar un referéndum de autodeterminación para los saharauis.
Marruecos ha querido aprovechar el cambio de posición de Washington para presionar a España (igual que a Alemania, de donde también ha retirado su embajador) a dar el paso, pero Madrid es una parte implicada en el conflicto y también quiere tener sus cartas con las que negociar. A la vez Rabat tenía esperanzas que la salida de Pablo Iglesias del gobierno de Pedro Sanchez facilitara un entendimiento, lo que tampoco ha pasado: ayer mismo en el congreso de Podemos, el representante del Polisario en España, Adulah Arabi, reclamó el referéndum y recibió una ovación, también de Ione Belarra, que ya es la nueva secretaria general del partido. Sin muchas alternativas, Rabat intentó forzar las cosas con la crisis migratoria ceutí el mes pasado, pero la jugada más bien le salió mal, sobre todo porque las familias del norte del país, donde las condiciones de vida se han degradado todavía más por las restricciones de la pandemia, han visto cómo Mohamed VI utilizaba a sus hijos como carne de cañón en sus trifulgues diplomáticas.
España y Marruecos, aliados de Washington
Estados Unidos siempre ha visto en Marruecos un aliado estratégico, por su posición de puerta de entrada a África y también en materia de lucha antiterrorista. Por eso en plena crisis ceutí, el 18 de mayo, el secretario de Estado Anthony Blinken habló con el ministro de Asuntos Extranjeros alauí, Nasser Bourita, para reconocer su papel "clave" en la estabilidad de la región. Sin embargo, otro asunto es que Washington esté dispuesto a avalar a Rabat contra España, aliado estratégico y sede de bases de la OTAN, y a toparse con Argelia, que tiene sus propios problemas internos y acoge los campos de refugiados saharauis para debilitar a su gran rival regional. Esta misma semana la diplomacia norteamericana ha dicho que "tiene profundas diferencias" con la administración Trump sobre el tema, pero ha tirado pelotas fuera asegurando que tanto Marruecos como España son "socios", con los que están hablando. Sobre el terreno, Marruecos ha visto cómo las maniobras militares conjuntas African Lion con los Estados Unidos, que se hicieron la semana pasada, no pisaron territorio saharaui como había proclamado Rabat.
El presidente español evitó viernes al atardecer, durante una rueda de prensa desde Costa Rica –en el marco de una gira por Latinoamérica–, mojarse sobre si en la reunión sacará la crisis con Marruecos, a quien dejó claro que "les fronteras de España también son las de Europa". A pesar de que los periodistas le preguntaron por el asunto, desvinculó este tema de la bilateral y se centró en alabar el giro de la administración Biden en cuanto a la lucha contra el cambio climático, así como su agenda progresista en términos económicos. Desde la Moncloa admiten que se puede tratar el tema de las "migraciones", pero puntualizan en todo momento que esto "dependerá de los dos líderes".
A efectos prácticos, Sánchez sobre todo busca una fotografía de complicidad con Biden –el gobierno español ya ha dejado claro que habrá complicidad– desprendida de los desaires del expresidente norteamericano Donald Trump. El presidente español nunca mantuvo una reunión bilateral con el expresidente de los EE.UU. y en el único momento en que se los pudo ver juntos y Sánchez lo quiso saludar y conversar, en el marco del plenario del G-20, Trump le señaló rápidamente el asiento que tenía reservado España como invitado especial a la cumbre. Sánchez alabó viernes la figura de Biden en contraposición con Trump y valoró que "en poco tiempo se haya convertido en una referencia mundial reparando mucha de la confrontación y fractura" causada por el asalto al Capitolio de Washington. "La administración Biden ha conseguido que Estados Unidos vuelva a los grandes consensos. El encuentro será una oportunidad para conocer y estrechar los lazos positivos", añadió desde Costa Rica.
La reunión supone un golpe de efecto de Pedro Sánchez, que a cambio ha aceptado descongelar la acogida en España de la cumbre estratégica de la OTAN aplazada en 2019 y prevista para 2022. El gobierno de Mariano Rajoy la pactó antes de la moción de censura y Sánchez decidió cancelarla por tratarse de un año electoral. Ahora en 2022 España aprovecharía para celebrar el 40 aniversario de su ingreso a la Alianza Atlántica.