China envejece y se prepara para decrecer
El nuevo censo muestra un pequeño incremento de la población pero evidencia una natalidad estancada
PekínEl último censo confirma que la población de China ha continuado creciendo, aunque solo ha sumado doce millones de habitantes en el último año. El gigante asiático continúa siendo el país más poblado del mundo, pero la población envejece y la natalidad no se eleva. El gobierno, por lo tanto, se prepara para hacer frente a los problemas que generará la reducción del número de habitantes y la disminución de la fuerza laboral, mientras aumentará el volumen de personas mayores que necesitarán asistencia. China se puede convertir en una sociedad envejecida, como la japonesa, antes de conseguir ser un país totalmente desarrollado con servicios sociales y sanitarios fuertes.
La Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) ha publicado este martes los datos del séptimo censo elaborado durante los últimos meses del 2020. China recuenta a sus habitantes cada diez años, desde los años 1950. El informe es una herramienta para diseñar las políticas sociales y económicas de futuro. La población ha crecido en la última década un 5,38%; de 1.340 millones de habitantes en 2010 se ha pasado a 1.412 millones el 2020. El 51,24% son hombres y el 48,76% mujeres. El informe constata que la población en edad de trabajar ha disminuido un 6,79%: actualmente el grupo de edad entre 15 y 59 años representa el 63,35% de los habitantes, 894,38 millones de personas. El dato más preocupante es que los mayores de 60 años suman 264,02 millones y ya representan el 18,70% de la población, un 5,44% más que en 2010. Las previsiones de la Comisión Nacional sobre Envejecimiento sostienen que hacia el 2050 los mayores de 60 años representarán el 28% de la población y se acercarán a 490 millones de personas, una cifra superior a todos los habitantes de la Unión Europea.
La natalidad no se recupera al ritmo deseado a pesar de la supresión en 2016 de la política del “hijo único”. El año pasado nacieron 12 millones de bebés, en comparación con los 18 millones de 2016. El responsable de la Oficina Nacional de Estadísticas, Ning Jizhe, ha asegurado en rueda de prensa que la caída de la tasa de natalidad es parecida a la de otros países desarrollados en los que las mujeres, y también los hombres, priorizan la carrera profesional a la maternidad.
Demógrafos y el mismo gobierno hace tiempo que trabajan con la premisa de que la caída de la población no tardará en llegar. La misma administración china preveía el año pasado que la población llegaría a su punto más alto en 2027, pero He Yafu, un reconocido experto en demografía, reducía el plazo al año que viene.
Las medidas para hacer frente al problema
El gobierno ya ha avanzado algunas medidas para hacer frente al problema. A comienzos de año anunció que se ampliaría la edad de jubilación. Actualmente los hombres se jubilan a los 60 años y las mujeres a los 55, pero las que hacen trabajos manuales se jubilan a los 50, mientras que la esperanza de vida es de 76 años. La medida es impopular y por eso Pekín ha optado por introducirla gradualmente y con incentivos. Pekín también se ha comprometido a abaratar los costes de la educación prometiendo aumentar las plazas públicas y regular el lucrativo mercado de clases extraescolares de refuerzo. El gasto en educación es el principal freno al que aducen las parejas para no tener más de un hijo. En este sentido, medios oficiales como el Global Times sostienen que es posible que se eliminen las políticas de planificación familiar este otoño y que se permita que las parejas tengan los hijos que quieran.
Otro gran reto que queda pendiente es si se reformará el sistema de hukou, que es como se conoce el sistema de empadronamiento para que los emigrantes del campo tengan los mismos derechos cuando trabajan en la ciudad. Normalmente son tratados como ilegales dentro de su propio país, porque como no se pueden empadronar cuando llegan a la ciudad no tienen derecho a la sanidad ni colegios para sus hijos. Una reforma beneficiaría la natalidad en este colectivo.
El año pasado el número de trabajadores inmigrantes se redujo en más de cinco millones en comparación con 2019: fue la primera caída desde 2008. Las autoridades lo atribuyen principalmente a la pandemia, pero también se constata que la población envejece. La edad media de un trabajador emigrante es de 41,4 años, en comparación con los 34 años de 2008. Este proceso de envejecimiento puede abrir el país a la necesidad de inmigración extranjera, un tema todavía tabú en la sociedad china.