Empieza en Minneapolis el proceso judicial por la muerte de George Floyd

WashingtonUna fortaleza de vallas coronadas con alambre de púas, barreras de hormigón y edificios tapiados, con fuerte presencia policial a la que se han sumado unos 2.000 soldados de la Guardia Nacional. Es el retrato del centro de Mineápolis, la ciudad en la que esta semana ha comenzado un juicio que condensa en gran medida las aspiraciones y temores de la comunidad afroamericana. Derek Chauvin, el policía bajo cuyo peso perdió la vida asfixiado en mayo del año pasado George Floyd, de 46 años, afronta cargos de asesinato en segundo grado y homicidio involuntario. Chauvin, de 44 años, podría pasar un máximo de 40 años en prisión si fuera declarado culpable del cargo más grave, aunque las guías estatales sugieren once años para un condenado sin antecedentes.

Las tres primeras semanas del juicio están reservadas para la elección del jurado. Sin embargo, el proceso de selección de sus doce integrantes más cuatro suplentes, que debía haberse iniciado el lunes, quedó suspendido durante 24 horas por un detalle legal que puede tener consecuencias tanto para la suerte del acusado como para la del propio juicio. Se trata de la discusión sobre la inclusión o no de un tercer cargo, el de asesinato en tercer grado, solicitado por la fiscalía.

El juez encargado del caso, Peter Cahill, había desestimado previamente la incorporación de este delito, el primero que se consideró contra Chauvin tras su detención. De hecho, activistas por los derechos civiles protestaron entonces dado que la posible condena que acarrea es inferior a la que le pueden suponer otros cargos como los posteriormente añadidos.

El argumento del juez Cahill para rechazar su inclusión es que, según su interpretacíon de la ley, es necesario que la acción del acusado hubiera puesto en peligro la vida de varias personas. En su opinión, el policía solo puso en riesgo la de George Floyd. Sin embargo, al revisar otro caso que también implica violencia policial, un tribunal de apelaciones de Minesota ha abierto la puerta a añadir este cargo en el juicio por la muerte de George Floyd al determinar que no es necesario que la acción afecte a más de una persona.

La fiscalía ha apelado y pide la suspensión del juicio mientras se resuelve si se incluye o no este tercer delito. Los abogados de Derek Chauvin, por su parte, anunciaron que apelarán al Tribunal Supremo del estado. La discusión condujo a la paralización el lunes del proceso de elección del jurado, pero el juez decidió retomarla ayer, aunque el proceso podría suspenderse si los tribunales fallan en favor de la fiscalía.

El efecto de las drogas

Una vez se cierre la elección del jurado, comenzará la presentación de pruebas y testimonios. Será retransmitida por televisión. La defensa de Chauvin tiene previsto argumentar que su cliente es inocente y que actuó de la forma en que lo hizo en defensa propia. Defenderán igualmente que George Floyd falleció no a consecuencia de la acción de su cliente sino por el efecto de las drogas encontradas en su organismo, en combinación con otras patologías previas del fallecido. Aunque la autopsia determinó que se había tratado de un homicidio, el análisis detectó también la presencia de fentanilo y el consumo reciente de metanfetaminas. El autor del informe figura en la lista de posibles testigos de acusación y defensa.

La prueba fundamental a la que se aferrará la fiscalía son los vídeos que registraron el incidente, pero también tratarán de probar un patrón de conducta violenta del policía en anteriores intervenciones. La acusación ha presentado una lista de más de 300 posibles testigos, por 200 en el caso de la defensa, que en ocasiones coinciden. La fase de testimonios, que como pronto se iniciaría el 29 de marzo, podría prolongarse durante un mes. Los otros tres policías que participaron en la intervención policial serán juzgados por separado una vez finalice este juicio. En caso de absolución de Chauvin, es posible que el suyo quede anulado.

El despertar del Black Lives Matter

La muerte de Floyd marcó el despertar de un país adormecido por la pandemia. El vídeo con los alrededor de nueve minutos de agonía del afroamericano, al que Chauvin mantuvo boca abajo en el suelo, con la rodilla presionándole el cuello a pesar de que este se quejaba de no poder respirar, prendió la mecha de las mayores protestas contra el racismo institucional en décadas. Su nombre, junto al de otras víctimas de la violencia policial, como Breonna Taylor, fue coreado en más de un centenar de ciudades y pueblos de Estados Unidos en manifestaciones que fueron mayoritariamente pacíficas. Sin embargo, la Guardia Nacional fue desplegada en más de una veintena de estados y en Washington. El 1 de junio, una semana después de la muerte de Floyd, la Casa Blanca de Trump ordenó cargar contra una concentración pacífica cerca de la residencia presidencial. Después se hizo la ya famosa foto con una Biblia.