Biden exige un "alto el fuego inmediato" en Gaza y amenaza a Netanyahu con consecuencias

Ambos líderes se han llamado por primera vez después de que tres misiles israelíes mataran a siete cooperadores de la ONG World Central Kitchen

WashingtonLa primera llamada entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, después de que tres misiles israelíes mataran a siete cooperadores de la ONG World Central Kitchen ha sido dura. Biden remarcó a su aliado que los ataques a los trabajadores humanitarios y la situación general de Gaza "son inaceptables" y le advirtió de que si no endereza la situación habrá consecuencias.

"[Biden] ha dejado claro que la política norteamericana respecto a Gaza será determinada por nuestra evaluación de la acción inmediata en estos pasos", ha dicho la Casa Blana en rueda de prensa y en un comunicado enviado poco después de que terminara la llamada telefónica. Bajo esta advertencia, Biden también remarcó a Netanyahu la necesidad de anunciar "un alto el fuego inmediato" para poder estabilizar la zona y enviarle la ayuda necesaria.

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Es la primera vez que Biden se expresa tan claramente sobre la posibilidad de que si Israel no empieza a realizar cambios para proteger a la población civil podría haber consecuencias. La llamada supone un aumento de la presión retórica que está haciendo Washington sobre Tel-Aviv, aunque de momento EEUU sigue enviando armas a Israel. Este jueves se ha hecho público que, el mismo lunes que el ejército israelí mataba a los siete trabajadores de la ONG estadounidense, Estados Unidos había aprobado el envío de más de un millar de bombas. El pasado fin de semana también se destapó que la administración Biden había aprobado en secreto el envío de 2.000 bombas y 25 cazas de guerra al estado hebreo.

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Cuando el martes por la noche Biden hizo el primer comunicado en el que decía que estaba "indignado" y acusaba a Israel de no estar haciendo lo suficiente para proteger a los civiles, se podía intuir que el ataque sobre los siete cooperadores (y no la muerte de más de 33.000 palestinos) podría acabar siendo un punto de inflexión para las relaciones. En un intento en vano, Netanyahu y otros funcionarios israelíes se apresuraron a pedir disculpas por lo que describieron como una identificación errónea de los objetivos.

La llamada de hoy entre los dos líderes ha acabado siendo la consolidación del cambio de postura respecto a Tel-Aviv. La última vez que ambos socios se llamaron, Biden optó por un tono más diplomático, pese a la tensión, y remarcó a Israel su preocupación sobre la situación de los civiles en la Franja. De buenas formas, le dejó caer que una ofensiva sobre Rafah, donde se acumulan más de un millón de palestinos que han huido de las bombas sobre el norte de Gaza, supondría atravesar una línea roja.

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Paralelamente a la conversación entre Biden y Netanyahu, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, ha reconocido que el ataque de esta semana a los trabajadores de WCK "no ha sido el primer incidente de este tipo" y ha avisado de que "debe ser el último". Blinken ha viajado a Bruselas para asistir a una reunión de ministros de Exteriores de la OTAN y desde allí ha apelado a Israel a no rebajarse al nivel de Hamás: "Israel no es Hamás".

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Relación deteriorada

El deterioro de las relaciones entre Biden y Netanyahu se ha hecho evidente a lo largo del último mes con las constantes idas y venidas entre ambos dirigentes. El último aviso que Estados Unidos envió al primer ministro israelí fue la abstención durante la votación del Consejo de Seguridad de la ONU que permitió la aprobación de la petición de un alto el fuego en Gaza. El gesto no se le puso nada bien a Netanyahu, que a última hora canceló la visita de la delegación israelí a Estados Unidos para hablar precisamente sobre la situación de Rafah.

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Ahora ha sido Biden quien ha dicho directamente a Netanyahu que es necesario un "alto el fuego inmediato" para poder estabilizar la zona y llevar ayuda humanitaria. Ahora falta ver si la llamada también se traducirá en otro portazo por parte del primer ministro israelí, como ya hizo con la abstención de los estadounidenses en la votación de la ONU.

Biden siempre ha tenido una muy buena relación personal con el fundador de la ONG WCK, el chef español José Andrés. Sin embargo, más allá del simbolismo personal que haya podido tener este ataque a los voluntarios de la ONG, la presión internacional y la proveniente de las filas internas del partido demócrata se ha hecho notar sobre el presidente. Hace tiempo que la administración estadounidense carga sobre sus hombros las críticas por su complicidad con el hambre y la destrucción que sufre la población de Gaza y es por eso que desde Washington están trabajando para adoptar un papel más constructivo respecto al conflicto .

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La gran pregunta que queda en el aire después de la amenaza que ha hecho Biden es si realmente repercutirá esto de algún modo en el envío de armas a Israel o si los estadounidenses buscarán otros mecanismos para hacer valer su palabra.