Biden acusa a Israel de no proteger al personal humanitario y reclama una investigación
El asesinato de siete cooperantes de World Central Kitchen en un bombardeo desencadena una ola de condenas internacionales
WashingtonUn bombardeo israelí en Gaza ha matado la madrugada de este martes a siete cooperantes de la ONG World Central Kitchen (WCK) del chef José Andrés. Son de nacionalidad australiana, polaca, británica, un ciudadano con doble nacionalidad de Estados Unidos y Canadá y un palestino. WCK y Open Arms, que habían abierto un corredor humanitario desde Chipre para llevar comida a la Franja, anunciaron que suspenden todas las operaciones.
Tres misiles impactaron sucesivamente contra el convoy del WCK, según han afirmado fuentes del ministerio de Defensa de Israel al diario Haaretz. La información publicada por el medio revela que los tres vehículos fueron atacados mientras los cooperantes movían a los heridos de un coche a otro. Dos de los vehículos iban logotipados y otro no.
El equipo había coordinado sus movimientos con el ejército israelí, según ha expuesto la entidad en un comunicado. "El convoy fue atacado cuando salía de un almacén en Deir al Balah, donde habían descargado 100 toneladas de ayuda humanitaria transportada a Gaza por el pasillo marítimo". Este corredor es el que la ONG ha abierto junto con la organización badalonesa Open Arms, y que estaba realizando su segunda misión en la Franja. Justamente el remolcador de Open Arms acababa de dejar la carga en el muelle habilitado en la playa de Gaza y estaba saliendo de la zona cuando se produjo el ataque. Los tres barcos que estaban transportando la ayuda a Gaza ya van de vuelta al puerto de Lárnaca, con 240 toneladas de ayuda que no pudieron descargar.
"No es sólo un ataque contra WCK, sino contra las organizaciones humanitarias que responden en las condiciones más terribles donde se utiliza la comida como arma de guerra. Es imperdonable", ha dicho la responsable de la organización, Erin Gore. La ONG estadounidense se dedica a llevar comida a zonas de conflicto o que han sufrido catástrofes. “El gobierno israelí debe detener esta matanza indiscriminada. Debe dejar de restringir la ayuda humanitaria, dejar de matar a civiles y trabajadores humanitarios y dejar de utilizar la comida como arma", ha denunciado el chef español José Andrés, impulsor del proyecto.
En las redes sociales se han publicado vídeos en los que se ven los pasaportes sobre los cuerpos de los difuntos. En las fotografías se puede ver claramente cómo las víctimas visten unos chalecos con el logo de WCK y el casco de protección. Todos ellos han sido trasladados al Hospital de los Mártires de Al Aqsa, en la ciudad de Deir al Balah.
Netanyahu: "Son cosas que pasan"
El primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu aseguró que las fuerzas israelíes atacaron "involuntariamente a gente inocente en la Franja de Gaza", sin mencionar el nombre de la organización. Netanyahu se ha excusado diciendo que "son cosas que pasan a una guerra".Horas antes de que Netanyahu se pronunciara, el ejército de Israel ya había anunciado que está "realizando una revisión exhaustiva al más alto nivel para entender las circunstancias de este trágico accidente" e insistía en que están trabajando "estrechamente" con WCK. En un vídeo difundido en X, el portavoz de las fuerzas armadas de Israel, Daniel Hagari, ha explicado que ha hablado con José Andrés y le ha trasladado su "más profunda pésame" por la "muerte trágica" de los voluntarios mientras llevaban a término "la misión vital de hacer llegar comida a la gente que lo necesita". También ha dicho que el ejército de Israel está "comprometido con la ley internacional" y que un equipo independiente investigará el asesinato de los cooperantes.
La muerte de los voluntarios de WCK ha provocado que otra ONG estadounidense, American Near East Refugee Aid (Anera), que ha estado trabajando conjuntamente con la organización de José Andrés, también haya decidido suspender sus operaciones en Gaza. Según ha explicado su director, Sean Carroll, en la BBC, ambas ONG repartían unos dos millones de comidas cada semana en el enclave palestino.
Más allá de la tragedia que supone la muerte de los cooperantes, la peor parte, una vez más, se la llevará la población de Gaza. La suspensión del corredor humanitario de WCK y Open Arms, y la retirada de la Anera por los ataques israelíes tendrán consecuencias terribles por los miles de palestinos que recibían la ayuda. La crudeza de la ofensiva de Israel, sobre todo en el norte de la Franja, hace casi imposible la llegada de comida y ayuda humanitaria. El pasado mes de marzo la ONU ya dio un aviso de que el hambre en Gaza era "inminente".
Desde que comenzó la guerra de Gaza el pasado 7 de octubre, 196 cooperantes han muerto sin contar a las 7 víctimas del WCK, según datos del Aid Worker Security Database. Del total de voluntarios fallecidos bajo fuego israelí, 174 han trabajado para la ONU y al menos cinco para Médicos Sin Fronteras. El coordinador de la ayuda humanitaria de la ONU, Jamie McGoldrick, en el territorio ocupado palestino aseguró que el ataque contra los trabajadores del WCK "no es un incidente aislado".
Condenas en Israel
Varios estados, incluidos aliados de Israel, ya le reclamaron explicaciones y condenaron el ataque a trabajadores humanitarios. Pocas horas después de conocerse la noticia, una de las portavoces del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca ha expresado su preocupación por la muerte de los voluntarios. "Los trabajadores de ayuda humanitaria deben estar protegidos mientras proporcionan la ayuda que se necesita desesperadamente, e instamos a Israel a investigar rápidamente qué ha pasado", ha dicho la portavoz Adrienne Watson en la red social X.
El secretario de estado de EEUU Antony Blinken ha dicho desde París que los trabajadores fallecidos del WCK "son héroes". Blinken, que viajó a Francia para reunirse con Emmanuel Macron, aseguró que ya han hablado directamente con el gobierno israelí y que pidieron una investigación "exhaustiva e imparcial" sobre los hechos. El secretario de estado estadounidense ha obviado el reciente envío en secreto de 2000 bombas y 25 cazas a Israel, y ha remarcado ante los micrófonos que: "Durante todo este conflicto hemos presionado a los israelíes para hacer mucho más para proteger las vidas civiles inocentes".
Cuando se cumplían 24 horas del ataque, el presidente de Estados Unidos Joe Biden ha publicado un comunicado mostrándose "indignado" y con "el corazón roto" por los hechos. "Israel no ha hecho suficiente para proteger a los trabajadores humanitarios intentando llevar la ayuda por los civiles. Hechos como los de ayer simplemente no deberían pasar", pone el comunicado con un tono bastante duro. Una vez más, ha vuelto a insistir también en que: "Seguiremos presionando a Israel para que facilite el envío de ayuda. Y estamos presionando para conseguir un alto el fuego inmediato como parte del acuerdo por los rehenes".
La Comisión Europea se ha expresado en la misma línea, pidiendo una investigación "exhaustiva" y subrayando que los trabajadores humanitarios "deben estar siempre protegidos, de acuerdo con el derecho internacional humanitario". Desde Ammán, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, también ha exigido responsabilidades al gobierno israelí y que aclare las circunstancias "de ese brutal ataque". Y el ministro de Exteriores británico, David Cameron, también ha instado a Israel a dar una explicación "completa y transparente".
El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, ha dicho que ha pedido a Israel que "rinda cuentas" por la muerte de los trabajadores humanitarios y ha detallado que el gobierno de Canberra ya se ha puesto en contacto "directamente" con el ejecutivo de Benjamin Netanyahu y con el embajador israelí en Australia para esclarecer los hechos, que consideró "completamente inaceptables". Albanese ha identificado a la víctima australiana como Zomi Frankcom, encargada de las operaciones de WCK en Asia.
Londres ha convocado a la embajadora de Israel en Gran Bretaña, Tzipi Hotovely, para que dé explicaciones sobre la muerte de los tres cooperantes británicos de la WCK. En un comunicado, el ministerio de exteriores inglés calificó de "inaceptable" los hechos. Las autoridades británicas han logrado identificar a los tres ciudadanos ingleses, se trataba de John Chapman, James Henderson y James Kirby, según apunta la BBC.
El gobierno polaco también pidió "explicaciones urgentes" al embajador israelí en Varsovia, afirmó el ministro de Exteriores, Radoslaw Sikorski. El voluntario polaco que murió en el ataque era Damian Sobol, vecino de Przemysl, según detalló el alcalde de esta ciudad del sur del país, que hace dos años se convirtió en uno de los principales puntos de llegada de los refugiados ucranianos que huían de la guerra puesta en marcha por Rusia.
Por su parte, Egipto, que actúa como mediador para conseguir un alto el fuego en Gaza, ha manifestado su "rechazo y denuncia categórica de los ataques continuos de Israel contra organizaciones que trabajan en el campo humanitario" y ha lamentado que el ejército israelí haga estos ataques "sin rendir cuentas ni asumir su responsabilidad por estas flagrantes violaciones del derecho internacional". Asimismo, criticó la postura de la comunidad internacional, "que es incapaz de adoptar una postura decisiva y eficaz frente a estas violaciones".
China se ha sumado a las críticas y ha recordado que "los civiles no deberían ser el blanco de ataques". El portavoz del ministerio de Exteriores, Wang Wenbin, reiteró la petición de un alto el fuego en Gaza para "prevenir una catástrofe humanitaria aún más grave".
Irán, archienemigo de Israel, ha hablado de un "ataque selectivo" del ejército israelí contra el convoy de WCK y ha pedido una "condena mundial". Y el grupo islamista Hamás consideró que el incidente confirma "la política de asesinatos sistemáticos" de Israel contra civiles indefensos.