Oriente Medio

Irán ataca con misiles a Israel y los EEUU amenazan Teherán con "consecuencias"

El bombardeo, que puede suponer una nueva escalada en la región, ha impactado en ciudades como Tel-Aviv

Beirut / WashingtonEl titular es contundente y puede desencadenar múltiples escenarios: Irán ha lanzado el mayor ataque de su historia contra Israel, su gran enemigo en Oriente Próximo. Teherán ha disparado unos doscientos misiles contra territorio israelí, llegando a las principales ciudades, como Tel Aviv, Jerusalén o Haifa. Las alarmas antiaéreas han sonado en todo el país y la lluvia de misiles sobre el cielo israelí será una imagen difícil de olvidar para millones de ciudadanos, muchos de los cuales corrían en los refugios siguiendo las advertencias del gobierno de Tel Aviv. El ataque, que supone una escalada aún más peligrosa en Oriente Próximo, ha durado alrededor de una hora y, según Israel y Estados Unidos, no ha causado víctimas ni daños materiales significativos, ya que la mayoría de proyectiles han sido interceptados por la refinada defensa antiaérea del estado hebreo. El régimen iraní defiende una versión distinta: Teherán asegura que el 90% de los misiles que ha lanzado han impactado contra sus objetivos. Será difícil saber la realidad, pero parece cierto que éste ha sido la primera vez que Irán ha conseguido superar a la defensa israelí y golpear en núcleos urbanos.

Esa misma noche, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya ha lanzado una clara advertencia al régimen de Teherán: "han cometido un error y lo pagarán".

Atac de l'Iran contra Israel
S'han llançat fins a 180 míssils des de l'Iran (algunes desenes han sobrevolat Síria, i l'Iran també diu que alguns s'han llançat des del Corredor de Netzarim, a Gaza). Les sirenes antiaèries van sonar a pràcticament tot el país
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La fuerza simbólica del ataque es profunda. Teherán y Tel-Aviv se han enfrentado cara a cara y se teme que esto sea el principio de un escenario más peligroso. El ejército israelí ya ha advertido de que responderá con contundencia. "El ataque tendrá consecuencias. Tenemos planes y actuaremos en el momento y lugar que elegimos", ha dicho en una comparecencia televisada el portavoz militar israelí, Daniel Hagari. Unas declaraciones casi idénticas a las que se han realizado desde Estados Unidos, gran aliado y protector de Israel: "[El ataque] es una escalada significativa por parte de Teherán, y está claro que habrá graves consecuencias", ha advertido el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

El mensaje que se difunde desde Irán también es incendiario. La Guardia Revolucionaria iraní ha amenazado con "ataques demoledores" contra Israel si Tel Aviv contesta sus bombardeos. Se trata del segundo ataque que la República Islámica lleva a cabo contra Israel desde su fundación, en 1979. El primero tuvo lugar en abril. "En caso de que el régimen sionista intente responder a la operación iraní, se enfrentará a respuestas demoledoras", asegura el régimen de Teherán.

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Teherán hasta ahora había optado por la contención pese a los constantes desafíos de Tel Aviv, que lleva meses atacando objetivos de socios clave del régimen iraní. El ataque masivo contra los buscapersonas y los walki-talkies, el sorprendente asesinato del líder de Hezbollah, Hasan Nasrallah, los bombardeos contra Beirut o la invasión terrestre del sur de Líbano eran líneas rojas para Irán. Sin embargo, hasta ahora, Teherán no había contestado con contundencia ninguno de estos ataques, sobre todo, parece, porque el gobierno iraní sabe que sus fuerzas son inferiores a las de Tel Aviv, soportado por Washington. De hecho, y de acuerdo con el comunicado de la Guardia Revolucionaria iraní, el ataque sobre Israel es la respuesta al asesinato de los distintos miembros de Hamás, Hezbolá y la IGR que Israel ha llevado a cabo en los últimos meses y semanas. Entre otros, Hasan Nasrallah o Ismail Haniyeh, asesinado por Israel en Teherán en julio. Fuentes oficiales iraníes aseguraron que la orden de ataque la dio directamente el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei. No se descarta una segunda ola.

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Todos los ojos en Washington

Ahora todos los ojos miran a Israel, pero también a Estados Unidos, que podría verse arrastrado a una guerra regional para defender en Teherán a sus socios israelíes. Durante la ofensiva, de hecho, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ordenado a las fuerzas estadounidenses que ayudaran a Israel e interceptaran a los proyectiles iraníes, como ya ocurrió durante el ataque de abril. Según cita Reuters, Teherán había avisado a través de los canales diplomáticos en Washington sobre el ataque poco antes de que empezara. Aunque después, el Pentágono ha desmentido esta información y ha asegurado que no tenían conocimiento de ningún aviso previo por parte de Teherán.

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El Pentágono también ha seguido las directrices oficiales y ha afirmado que no quieren una escalada regional del conflicto, pero ha remarcado que el ataque de Irán "es significativo" y que "Israel tiene derecho a defenderse". "Estados Unidos ha sido claro en que habrá consecuencias de seguridad y económicas si Irán atacaba", ha especificado el portavoz del Pentágono, Pat Ryder, en una comparecencia posterior al ataque. Tanto la posición del Pentágono como la de la Casa Blanca van un paso más allá de la reacción inicial que tuvo Washington tras el ataque de abril. Entonces, ya se avisó a Israel de que Estados Unidos no participaría en una respuesta ofensiva, ahora está discutiendo con Tel-Aviv cuál debe ser el alcance de la contestación. Cada vez queda más lejos del discurso la defensa de la vía diplomática, y cada vez incluye más matices en los que se remarca el "derecho de Israel a defenderse".

La reacción de Washington tras el ataque va en consonancia con las advertencias hechas previamente. Después de que Israel invadiera el sur de Líbano, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, avalaba el ataque "limitado" por parte del ejército israelí y amenazaba a Teherán con que habría "consecuencias" si atacaba a su socio, Israel.

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La última vez que Washington había participado en la defensa sobre un ataque de Irán fue el pasado abril. En aquella ocasión, en la que Irán perpetró un ataque aéreo con cerca de 300 drones y misiles, Biden también admitió la participación de las fuerzas estadounidenses, que ayudaron a abatir a los proyectiles iraníes, pero ya avisó al primero ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que Estados Unidos sólo llevaría a cabo acciones defensivas.

La escalada de tensión en la región parece que cada vez se aleja más de los intereses de Washington, mientras Netanyahu lleva al límite el "firme" compromiso de Estados Unidos con la defensa de Israel. Aunque es cierto que Estados Unidos puede ver en esta situación un escenario desde el que debilitar a uno de los jefes de la hidra que representa la coalición entre Irán, Rusia y China. Los estadounidenses ya han hecho notar en varias ocasiones la amenaza que supone esta tríada por su hegemonía dentro del orden internacional.

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Los llamamientos de Washington para rebajar la tensión pierden credibilidad a medida que eleva el tono y sigue armando a Israel. La pasada semana el Pentágono ya anunció que enviaba más tropas a la región ante el peligro de una guerra total y la administración Biden cerró un nuevo paquete de ayuda militar para Tel-Aviv valorado en unos 8.000 millones de dólares. Este lunes el Pentágono volvía a anunciar que enviará "unos miles" más de soldados a Oriente Próximo. Las fuerzas adicionales servirán para reforzar a los más de 40.000 soldados estadounidenses existentes en la región repartidos en distintas bases en Irak, Siria y otros países de la zona.

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Angustia en Líbano

Mientras, sobre el terreno todo parece posible y de todas las opciones, la peor es la que está ganando más números. El peligro de una guerra regional se ha convertido en una realidad palpable. En las últimas semanas, el ejército israelí ha centrado sus ataques en desmantelar la cúpula de Hezbollah, pero ha cometido el error de no asegurar otros frentes, lo que le obliga a replantear su estrategia frente a Irán.

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La atención mundial se centraba ayer en la invasión israelí en Líbano, pero un giro inesperado desvió el foco hacia la respuesta de Teherán. Tel-Aviv ha recogido el guante y, una vez más, será un tercer país el que parece que tendrá que pagar el mayor coste: en este caso, Líbano, desde donde la lluvia de misiles iraníes se veía con cierta preocupación por el que podía significar.