Oriente Medio

Irán ataca con misiles a Israel y los EEUU amenazan Teherán con "consecuencias"

El bombardeo, que puede suponer una nueva escalada en la región, ha impactado en ciudades como Tel-Aviv

Misiles iraníes que se dirigían hacia territorio israelí.

Beirut / WashingtonIsrael da por finalizado el ataque iraní, que ha durado alrededor de una hora, y confirma que varios misiles han impactado en el sur y el centro del país. El régimen de los ayatolás ha lanzado unos 200 misiles sobre el país este martes por la tarde, después de que la Casa Blanca advirtiera que Teherán preparaba un ataque "inminente". En Jerusalén sonaron las alarmas antiaéreas y pudieron verse también misiles interceptados en el cielo, mientras se oían explosiones. Una vez se ha dado por terminado, el ejército ha autorizado a la población a abandonar los refugios y se ha reabierto el espacio aéreo. Israel ya ha amenazado a Irán con que habrá consecuencias, sin especificar cuándo y cómo se producirá la respuesta.

Durante la ofensiva, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ordenado a las fuerzas estadounidenses que ayudaran a Israel e interceptaran los proyectiles iraníes, como ya ocurrió durante el ataque de abril. Según cita Reuters, Teherán había avisado a través de los canales diplomáticos en Washington sobre el ataque poco antes de que éste empezara. Se trata del mismo esquema que también siguió Irán durante el bombardeo de abril y con carácter preventivo.

El ataque iraní contra territorio israelí supone una escalada aún más grave del conflicto en Oriente Próximo. Teherán hasta ahora había optado por la contención pese a los constantes desafíos de Tel Aviv, que lleva meses atacando objetivos de socios clave del régimen iraní. El ataque masivo contra los buscapersonas y los walki-talkies o el asesinato del líder de Hezbollah, Hasan Nasrallah, eran líneas rojas para Irán. Sin embargo, hasta ahora, Teherán no había contestado con contundencia ninguno de estos ataques. Ha sido la invasión terrestre del sur de Líbano lo que ha suscitado la respuesta iraní. Ahora todos los ojos miran a Estados Unidos, el gran socio de Israel y quien podría verse arrastrado a una guerra regional para defender de Teherán a sus socios israelíes.

Los estadounidenses, que con la boca cada vez más pequeña no han dejado de insistir en la "solución diplomática", habían advertido reiteradamente a Teherán de que habrá "consecuencias" si ataca a su socio, Israel. Lo hizo el secretario de Defensa, Lloy Austin, justo después de que empezara la incursión terrestre y lo ha vuelto a hacer esta mañana el secretario de Estado, Antony Blinken. El diplomático había asegurado que seguían de cerca la evolución del conflicto y había afianzado su compromiso con la defensa de Tel Aviv, después de que la Casa Blanca filtrara a varios medios estadounidenses que Irán planea un ataque "inminente" con misiles balísticos.

La última vez que Washington advirtió de un ataque inminente por parte de Irán fue el pasado abril, después de que Israel matara a un alto mando de la Guardia Revolucionaria en un bombardeo sobre el consulado iraní en Damasco, en Siria. En aquella ocasión, en la que Irán perpetró un ataque aéreo con cerca de 300 drones y misiles, Biden admitió la participación de las fuerzas estadounidenses, que ayudaron a abatir a los proyectiles iraníes, pero ya avisó al primer ministro Benjamin Netanyahu que no participaría en un contragolpe. En esta ocasión, las amenazas que está enviando Washington parecen estar un paso más allá del posicionamiento de abril. "Insisto en las graves consecuencias que puede sufrir Irán si decide lanzar un ataque militar directo contra Israel", decía en la madrugada Austin.

La escalada de tensión en la región cada vez se aleja más de los intereses de Washington, mientras Netanyahu parece estar llevando al límite el "firme" compromiso de Estados Unidos con la defensa de Israel. Las peticiones de los estadounidenses de rebajar la tensión no son creíbles mientras siguen armando a su socio. La pasada semana el Pentágono ya anunció que enviaba más tropas a la región ante el peligro de una guerra total y la administración Biden cerró un nuevo paquete de ayuda militar para Tel-Aviv valorado en unos 8.000 millones de dólares. Este lunes, previendo ya la intensificación de la ofensiva, el Pentágono volvía a anunciar que enviará "unos miles" más de soldados a Oriente Próximo. Las fuerzas adicionales servirán para reforzar a los más de 40.000 soldados estadounidenses existentes en la región repartidos en distintas bases en Irak, Siria y otros países de la zona. En el golfo de Omán, el portaaviones USS Abraham Lincoln ha alargado sus operaciones en la zona, y desde Virginia ya está de camino hacia el Mediterráneo un segundo portaaviones.

Cálculos estratégicos

Que la invasión en Líbano se haya producido ahora tampoco es casual: la campaña electoral estadounidense entra en la recta final y Netanyahu piensa aprovecharlo para imponerse a su socio. La apresurada evolución de la violencia en Líbano plantea la cuestión de si Washington ha dado su brazo a torcer, o si realmente no se opone a la invasión "limitada" al sur de Líbano porque el riesgo es aún asumible.

En los últimos días, la administración de Joe Biden no ha hecho más que adaptar sus posicionamientos a medida que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, tiraba por el derecho e ignoraba sus peticiones. El domingo Biden insistía en que se debía evitar la guerra total en Oriente Próximo y aseguraba que hablaría con Netanyahu sobre el riesgo. El resultado ha sido una invasión que tiene la etiqueta de "selectiva" y Washington ha tenido que volver a realizar contorsionismos, diciendo que ahora apoya la operación mientras con la boca pequeña sigue abogando por la vía diplomática.

La gimnasia verbal de Washington con Líbano recuerda mucho –salvando las distancias– el episodio vivido con Rafah. Biden dibujó la invasión sobre esta zona en el sur de la Franja de Gaza, donde se acumulaban miles de palestinos que huían de los bombardeos indiscriminados de Tel-Aviv. Cuando los soldados israelíes entraron en el paso de Rafah, Biden tuvo que matizar que se refería a los núcleos de población, para justificar el incumplimiento de la amenaza. Al final, la operación del ejército israelí pasó de ser focalizada en las zonas de paso a ser un despliegue extensivo. Aun así, Biden nunca cumplió con la amenaza y el flujo de armas no se ha interrumpido.

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