Habla una turista británica retenida diecinueve días en Estados Unidos de Trump: "Me despertaba del frío en la celda"
Rebecca Burke fue detenida por los agentes de inmigración cuando salía del país hacia Canadá
WashingtonCuando Rebecca Burke fue esposada y cargada dentro de una furgoneta hacia el centro de detención de inmigrantes de Tacoma, cerca de Seattle, hacía sólo 36 días que Donald Trump había regresado a la Casa Blanca. La artista británica había sido detenida por los agentes de inmigración (ICE, con sus siglas en inglés) cuando intentaba entrar en Canadá por el puerto terrestre de Pacific Highway. "Había oído hablar sobre los casos de turistas y personas con visados legales que habían sido detenidos por el ICE cuando intentaban entrar en el país. Pero yo estaba marchando de Estados Unidos. En ningún momento me había planteado que acabaría retenida durante diecinueve días en un centro de detención de inmigración", explica Burke en una videollamada con el ARA desde ahora que el 17 de marzo fue deportada en un vuelo comercial de British Airways.
La joven de 28 años es uno de los muchos casos de extranjeros que durante los tres meses de gobierno de Trump han sido detenidos o devueltos a pesar de tener un visado legal. En marzo se conoció la historia de los turistas alemanes, Jessica Brösche y Lucas Sielaff, que fueron arrestados por el ICE cuando entraban por la frontera sur y fueron retenidos 46 y 16 días respectivamente. La canadiense Jasmine Mooney, que llevaba años atravesando la frontera con Estados Unidos por trabajo y tenía un visado de trabajo, fue retenida también durante dos semanas sin explicaciones. Un australiano con visado de trabajo que llevaba años viviendo en el país contaba en The Guardian que se marchó por el funeral de su hermana y cuando intentaron volver ya no le dejaron entrar. no dejaron entrar en el país por tener mensajes críticos con Trump en el móvil. Pero a diferencia de todos estos casos, Burke se estaba marchando de Estados Unidos cuando fue arrestada.
El artista lo había dejado todo para sumergirse en lo que debía ser el viaje de su vida durante cuatro meses como mochilera. Durante casi seis semanas estuvo en Portland, donde se hospedó con dos familias a cambio de ayudarlas con los trabajos domésticos. Es un tipo de turismo que se gestiona a través de la página Workaway, cuya base es el intercambio cultural. "Cuando el 26 de febrero intentó entrar en Canadá con el visado de turista y mencionó que había gestionado su estancia en Vancouver vía Workaway, los agentes de aduanas la devolvieron al lado estadounidense. "Creo que malinterpretaron que iba a trabajar, y por eso me decían que pidiera el visado de trabajo". entregó el pasaporte de Burke a los agentes del ICE y éstos la clasificaron como una inmigrante ilegal. Estaba muy asustada, no entendía lo que pasaba y tampoco me daban demasiadas explicaciones. Me dijeron que había violado la ley y que me devolverían al Reino Unido con el primer vuelo de deportación". Pero en lugar de subir a un avión, acabó en una celda individual en el puerto aduanero. Después de varios interrogatorios, le cortaron los cordones de los zapatos –es una práctica habitual, incluso con criaturas de sólo cinco años–, le hicieron firmar una serie de papeles y la enviaron al centro de detención de inmigrantes de Tacoma.
"No me podía creer lo que estaba pasando. Estaba en choque y muy cansada. Cuando me enviaron hacia allí ya era de noche. Insistié en que yo me pagaría el vuelo de deportación ese mismo día, pero no me lo permitieron. Normalmente, cuando se expulsa a alguien del país, se da la opción-. arrestada al mediodía, calcula que llegó al centro de detención de ICE de Tacoma casi a medianoche. Sólo pude quedarme las gafas, los zapatos sin cordones, la goma del cabello y un libro que llevaba en la mochila. Me dieron una especie de uniforme amarillo de dos piezas; pantalón largo y una camiseta de manga corta. Incluso tuve que cambiarme la ropa interior por una que me dieron ellos", explica Burke. Le cuesta recordar la llegada al centro debido al nerviosismo y el estado de choque: "Todo era surrealista". Después de hacer papeleo y que una enfermera comprobara su estado de salud, fue derivada a una especie de sala gigante con otras mujeres que ha tenido criminal. Burke calcula que eran un centenar, que dormían en esa sala de dos niveles de celdas y en el centro había una especie de patio interior con mesas de metal.
"Al principio, cuando llegué, estuve en una celda, allí compartías el inodoro con la persona que te había tocado. Pero al final pasé de la celda en las literas, y hubo un momento en el que 22 personas compartíamos un solo inodoro. La sensación que tuve es que había gente por encima de las capacidades del centro", relata Burke. Su compañera de celda fue Rosa, una mujer mexicana de unos cincuenta años que apenas hablaba inglés. "Era tan amable... Cuando llegué, a las 5:30 de la mañana, la desperté sin querer al entrar en la celda, pero ella se levantó enseguida y empezó a ayudarme a hacer la cama, ya preguntarme si estaba bien. Yo lloraba y ella me decía: "No cry, no cry". Rosa, según le explicó, llevaba un año recluida en el centro de inmigración.
Burke relata como además de cambiarle la ropa también le dieron una caja con una manta, un vaso de plástico, una pastilla de jabón y una hoja sobre el lugar y las normas y otro que decía: "Eso no. informativo sobre los objetos a los que teníamos derecho descubrí que nos faltaban cosas. Yo tenía una sudadera y nunca la lavaba porque la manta era demasiado fina y me despertaba del frío en la celda. Hacía mucho frío. Por la noche, de hecho, parecía poner en marcha el aire acondicionado. Además, nunca apagaban la luz. Por la noche sólo le atenuaban, pero teníamos que dormir poniendo el brazo sobre los ojos o tapándonos la cara con ropa", recuerda.
La luz constante, sumada a que las diminutas ventanas daban a un muro, hacía que perdiera la noción del tiempo. "Parecía el día de la marmota. Pasaba un día y otro, y no sabías si era la mañana o la tarde, salvo porque había un reloj grande en medio de la sala". La forma que encontró de pasar el tiempo fue empezar a dibujar. "Hacía retratos de todas las mujeres que había allí. Muchas venían y cuando veían que dibujaba me pedían que les hiciera un retrato. Fue a raíz de eso que decidí que haría un cómic sobre mi internamiento". Cuando Burke entró en el centro no sabía cuándo saldría. "Pensaba que iba a ser rápido, pero cuando conocí la historia de otras mujeres que llevaban semanas, meses e incluso un año, vi que no. Recuerda el caso de una mujer americana originaria de Filipinas, Luellen, que trabajaba en un hospital oncológico. Tenía visado de trabajo, pero, aun así, la retuvieron por un caso que más se le ha retenido. tarde".
Burke apunta que su regreso al Reino Unido se aceleró cuando su historia saltó a la prensa y la embajada británica empezó a intervenir. "Por lo que hablé con las demás mujeres, con mi caso hicieron muchas cosas que normalmente no hacen. Por ejemplo, un agente de ICE vino a hablar conmigo en el dormitorio y me informó exactamente del vuelo".
El 17 de marzo, finalmente, fueron a buscarla. "Me devolvieron mis cosas, me cambié la ropa y me volvieron a esposar. Esta vez también me pusieron una cadena alrededor de la cintura y me pegaron las manos a la cadena. Y también me pusieron gajos en los tobillos", recuerda. "Tuve que caminar arrastrando los pies, con un agente agarrándome del brazo porque no podía andar bien de cómo me apretaban las cadenas". La llevaron al aeropuerto de Seattle donde la mandó por una zona que estaba separada del vestíbulo y el control de los pasajeros. "Me tuvieron esperando en una salita donde se veían las maletas". No le quitaron las cadenas hasta que subí al avión y le dieron su pasaporte al personal de cabina para que le guardara hasta tocar suelo británico. "Recuerdo que cuando me senté en el asiento empecé a llorar del alivio".
Ahora Burke tiene prohibido volver a entrar en Estados Unidos durante diez años. "Tampoco creo que quiera volver nunca más. Ahora me centraré en hacer el cómic para contar la historia de todas las mujeres que conocí en ese centro".