Estados Unidos

Jack Smith, el "destornado" y "lunático" que puede llevar a Trump a la cárcel

El fiscal especial ha liderado las imputaciones a Trump en los tribunales de Miami y Washington

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El fiscal especial Jack Smith dirigiéndose al atril desde donde anunciaría sus cargos contra Donald Trump, el 1 de agosto en el Departamento de Justicia, en Washington.

WashingtonCada vez que a Donald Trump le sale un enemigo relevante, se apresura a ponerle un mote. Es el peculiar reconocimiento que el expresidente otorga a todas las figuras que quieren interponerse en su camino. Por eso Joe Biden, el principal antagonista del largometraje del magnate, es reconocido como "sleepy Joe" o "slow Joe" (Joe "dormido" o "lento", un mote puesto fruto de una entrevista viral donde el mandatario cerraba los ojos y parecía que se dormía); Hillary Clinton, como "crazy" o "crooked" ("loca" o "deshonesta"); Ron DeSantis, como "Ron DeSanctus" o "DeSanctimonious" (con una traducción complicada, que se aproximaría a "rosegaaltars", según el escritor Màrius Serra, y que vendría a llamarle hipócrita).

La lista de motes es extensa, y en los últimos meses se ha ampliado con el de un personaje hasta ahora escondido de la opinión pública: el "destornado" y "lunático" Jack Smith, el fiscal especial que ha liderado la imputación de Trump en dos casos históricos: para llevarse y ocultar documentos clasificados en su residencia privada después de dejar la Casa Blanca y por sus intentos de anular el resultado de las elecciones de 2020, que acabaron con el asalto al Capitolio.

Los hechos del 6 de enero de 2021 "fueron un ataque sin precedentes en la sede de la democracia estadounidense. Y, como describe la acusación, fue alimentado a base de mentiras "Mentiras del acusado, dirigidas a obstruir una función fundamental del gobierno de Estados Unidos", declaró Smith el día 1 de agosto, tras anunciar que un gran jurado de Washington había votado a favor de la imputación.

Largo historial

No es el primer caso de altos vuelos que lleva el fiscal especial. Smith, licenciado en derecho por la Universidad de Harvard, cuenta con 54 años con un largo historial. Comenzó su carrera como asistente del fiscal de distrito del condado de Nueva York y cinco años más tarde pasó a ser el ayudante del fiscal federal para el distrito este neoyorquino, donde investigó durante nueve años violaciones de los derechos civiles. Entre otros, estuvo involucrado en el enjuiciamiento del policía Charles Scharz, condenado por torturas a un inmigrante haitiano, así como en la condena al narcotraficante Ronell Wilson, por el asesinato de dos agentes.

En 2008, Smith empezó un corto período lejos de Estados Unidos, en el Tribunal Penal Internacional, donde entró como coordinador de investigaciones en la oficina del fiscal. Allí supervisó crímenes de guerra durante dos años, hasta el 2010, cuando regresó a su tierra natal para asumir el cargo de jefe de la unidad de integridad pública del departamento de Justícia. Desde esa posición, dirigió acusaciones en algunos de los casos de corrupción de más alto perfil de las últimas décadas e imputó a políticos de ambos lados del mostrador político, como el exsenador demócrata John Edwards o el exgobernador republicano de Virginia Bob McDonnell.

Después, Smith sirvió como fiscal federal adjunto en un distrito de Tennessee y en 2017 se convirtió en vicepresidente de litigios de la empresa operadora de salud Hospital Corporation of America. En 2018 regresó a La Haya, en esta ocasión como nuevo fiscal jefe del tribunal especial encargado de juzgar crímenes de guerra en Kosovo.

El escogido para garantizar la independencia

Después de que Trump anunciara que se proponía para las presidenciales de 2024, a mediados de noviembre del año pasado, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, decidió poner a Smith al frente de las dos investigaciones que el departamento de Justicia tenía abiertas contra Trump. El objetivo: desvincularlas de la esfera de influencia del gobierno de Joe Biden y pasarlas a manos de una persona políticamente registrada como independiente.

El departamento de Justicia forma parte del gobierno de Estados Unidos, pero es una agencia a la que se presupone un funcionamiento independiente. La elección de Smith buscaba reforzar esta independencia en un momento de gran tensión política y en dos causas totalmente políticas, relacionadas con la acción de gobierno de Trump, sus intentos de mantenerse en el cargo pese a perder las elecciones y su sustracción de documentos clasificados de la Casa Blanca. En este sentido, la elección del fiscal especial cobró especial interés cuando Trump anunció que volvería a presentarse.

Pero todo ello no ha logrado hacer que cesen las acusaciones de "caza de brujas" e "instrumentalización de la justicia" que Trump y sus aliados mencionan en cada uno de sus discursos, y que se han convertido en el asunto central de su campaña. "Me han dicho que el trastornado de Jack Smith, con el objetivo de interferir en las elecciones presidenciales del 2024, se inventará una nueva acusación falsa contra su presidente preferido, yo. ¿Por qué no lo hizo hace dos años y medio? ¿Por qué ha esperado tanto? Porque querían arreglarlo en medio de mi campaña", publicó Trump en su red social, Truth Social, minutos antes del anuncio de su tercera imputación.

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