¿El puño de Trump, el fin de Biden?
"Trump acaba de ser elegido hoy, amigos. Es un mártir", gritó un hombre pocos minutos después del intento de asesinato contra el expresidente estadounidense y candidato republicano Donald Trump, según el cronista del New York Times. La imagen del puño en alto de Trump ya se ha convertido en un símbolo icónico de su candidatura y, para muchos, el momento que definirá la actual carrera por la Casa Blanca.
Es innegable que sus opciones de victoria mejorarán en los próximos días y semanas. De hecho, este acto de violencia política, que tristemente se une a una larga lista de ataques que han vivido antes otros políticos del país, refuerza su estrategia de presentarse como una figura fuerte frente a un presidente débil y muy envejecido. Pero habrá que esperar un poco más para ver la magnitud de su impacto.
Trump era el favorito ayer y lo sigue siendo hoy. Pero todavía queda mucha campaña por delante. Algunos analistas señalan otros casos históricos parecidos para pedir cautela a la hora de sacar conclusiones con la brocha gorda. El presidente Teddy Roosevelt, entonces candidato progresista, perdió las elecciones contra Woodrow Wilson un mes después de ser víctima de un intento de asesinato, y el presidente Ronald Reagan, que también fue tiroteado poco después de su llegada al poder, obtuvo un aumento de popularidad de 8 puntos que se esfumó a los tres meses y en una época con menor polarización.
El tiroteo, seguro, ha trastocado aún más una campaña ya de por sí volátil y cargada de retórica y opiniones corrosivas y radicales. En los próximos días, los candidatos seguramente rebajarán un poco el tono de sus campañas, pero la polarización política y social del país continuará, al igual que continuó tras el ataque al Capitolio del 6 de enero. Los republicanos y demócratas se echarán la culpa unos a otros de la crispación política durante las convenciones de sus partidos, y los estadounidenses continuarán inmersos en unas de las elecciones más divisivas de su historia.
Más tiempo para Biden
El ataque ha cogido al presidente Joe Biden, que condenó el atentado contra su rival con celeridad, en horas bajas, muy bajas. Su partido sigue dividido sobre la continuidad de su candidatura y algunos congresistas le han pedido que se retire por el bien del país. Ahora, después de dos semanas mediáticas horribles a consecuencia de su nefasta actuación en el primer debate presidencial, podría ganar tiempo para acallar las críticas y evitar la revuelta interna.
El intento de asesinato contra Trump y la convención republicana que se celebra esta semana en Milwaukee lo apartarán del foco mediático. Biden lo aprovechará, con la ayuda de su equipo, para consolidarse de una vez por todas, y pese a su edad e impopularidad, como el candidato presidencial demócrata.
Las probabilidades de una convención demócrata abierta se han reducido considerablemente. El fin de Biden, que medios y políticos han pedido estas semanas, parece haberse desvanecido. Pero quizás solo se ha postergado hasta el próximo noviembre. La campaña de reelección del presidente gira completamente en torno a presentar a su contrincante como "una amenaza" para la democracia de Estados Unidos, una estrategia que será difícil de mantener ahora que el ataque del sábado ha convertido a Trump en un mártir.