¿Por qué los misiles de largo alcance pueden ser decisivos por Kiiv?
Biden y Starmer se citan en Washington para decidir si autorizan el ruego de Zelenski
BarcelonaEstados Unidos, Gran Bretaña y Francia están discutiendo una decisión estratégica: autorizar a Ucrania a utilizar los misiles de largo alcance que han entregado a Kiiv para atacar territorio ruso. El ejército ucraniano recibió estos misiles hace meses, pero con tal que sólo podían utilizarlos contra objetivos dentro de su territorio o, a lo sumo, pocos kilómetros más allá de la frontera.
Hace meses que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reclama que se levante esta restricción, argumentando que es como tener que lidiar con una mano atada a la espalda. La delicada situación que Kiiv vive en el frente desde hace meses, especialmente desde este verano, añade urgencia a la llamada del mandatario ucraniano. Los responsables diplomáticos de Estados Unidos y Gran Bretaña discutieron el tema este miércoles en Kiiv con Zelenski y aseguraron que Joe Biden y Keir Starmer estudiarán la demanda este viernes cuando se reúnan en la Casa Blanca.
¿De qué misiles occidentales dispone Ucrania?
Reino Unido y Francia han entregado ya misiles de largo alcance en Ucrania. Se trata de los Storm Shadow (Scalp en la denominación francesa), que tienen un alcance de 250 kilómetros y que Kiiv ya ha utilizado montados en aviones o desde tierra para atacar objetivos en la península de Crimea, bajo ocupación rusa, así como la flota militar que el Kremlin ha desplegado en el mar Negro. Como algunos de los componentes de estos proyectiles franco-británicos son de fabricación estadounidense, Washington puede imponer restricciones a su uso.
Funcionan de la siguiente manera: se lanzan desde un avión, vuelan rozando la velocidad del sonido hasta el objetivo, caen y detonan su potente carga. Se les considera las armas ideales para penetrar bunkers reforzados, depósitos de munición o aeródromos. Tienen un coste de casi un millón de euros cada uno, por lo que se les protege con enjambres de drones que despistan las defensas antiaéreas. Hasta ahora Ucrania los ha utilizado con éxito contra objetivos rusos en la península ocupada de Crimea o en el mar Negro.
Pero la pasada primavera, Biden autorizó a utilizar los sistemas ATACMS tierra-tierra entregados el año pasado contra las bases militares rusas, pero sólo en un rango de 100 kilómetros, aunque estas armas tienen un alcance de más de 300. Pero el Kremlin reaccionó moviendo el 90% de las bases desde las que despegan sus bombarderos fuera de ese rango. "Perdimos la oportunidad de atacarlos cuando todavía los teníamos al alcance", explica al New York Times el coronel austríaco Markus Reisner.
¿Por qué Kiiv les reclama con urgencia?
Como explica John Hoen, ex militar estadounidense y experto en municiones en una revista de Rand, una corporación de tecnología militar, "Ucrania tiene pocos recursos para contrarrestar las bombas planeadoras". Rusia ha intensificado el uso de este armamento, muy barato porque son bombas convencionales con unas alas y un sistema de navegación por satélite que amplía su alcance y precisión. "Las bombas planeadoras son baratas y Rusia está lanzando miles cada semana a las líneas de frente y más allá sin necesidad de exponerse. Estas bombas son difíciles de detectar en los radares porque no tienen un sistema de propulsión que emita calor detectable ". El experto asume que Ucrania está mejorando sus capacidades con las armas y la tecnología que recibe de los aliados, pero alerta de que "Occidente debe mostrar mayor flexibilidad en las condiciones que establece" en Kiiv para utilizarlas. Y asevera que "la mejor manera de contrarrestar las bombas planeadoras es destruir la plataforma de lanzamiento, sea en el suelo o en el aire".
Ucrania tiene 30.000 soldados (incluidas unidades de élite) expuestos desde la ofensiva sorpresa de este verano sobre la región rusa de Kursk, mientras las tropas del Kremlin avanzan sobre el Donbás. Si Ucrania pudiera utilizar este armamento en modo ofensivo, podría golpear a las bases militares desde donde despegan los aviones rusos que bombardean soldados, bloques de pisos u hospitales de Ucrania. Además, según alertaron los servicios de inteligencia europeos y estadounidenses, el Kremlin está rellenando sus arsenales con proyectiles de fabricación iraní. La demanda de Zelenski está sobre la mesa en el encuentro de este viernes de Joe Biden con el primer ministro británico, Keir Starmer, en la Casa Blanca.
¿Por qué Washington y Londres dudan?
Tras la visita del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, y del ministro de Exteriores británico, David Lammy, en Kiiv para tratar el tema con Zelenski, la reacción del Kremlin no se hizo esperar. El portavoz de Vladimir Putin dejó claro que, si Occidente cambia la doctrina, estará la respuesta "apropiada". En estos dos años y medio de invasión rusa a gran escala de Ucrania, Estados Unidos y las potencias europeas siempre han tenido el recelo de que su implicación desatara una escalada que lleve la guerra fuera de las fronteras de Ucrania.
Pero decisiones anteriores, como enviar a Kiiv los cazas F-16 o nuevos tanques, no han hecho que las amenazas del Kremlin se concretaran en una escalada contra la OTAN. Occidente se ha implicado cada vez más en el apoyo militar a Ucrania, pero siempre de forma gradual, reactiva y con el objetivo de asegurar que Ucrania no pierde la guerra, pero sin ser suficiente para ahuyentar a las tropas rusas de su territorio.
¿De qué otras armas dispone Kiiv para atacar territorio ruso?
Ucrania ya ha atacado territorio ruso con sus drones, que fabrica masivamente dentro del país. Y lo ha hecho adentro, como en el último ataque, que mató a una mujer en un barrio de las afueras de Moscú. También está probando ya sus propios misiles tierra-tierra, que podrá utilizar sin tener que pedir permiso a nadie. Esta producción doméstica es una de las razones que ha esgrimido la administración Biden para mantener las restricciones en el uso de las armas entregadas.
Este verano han llegado a Ucrania los primeros cazas F-16 entregados por Estados Unidos, después de más de dos años de guerra. No se ha dicho de cuántos aparatos se trata, pero se cree que son una docena. Inicialmente, los oficiales ucranianos dijeron que se utilizarían para tareas de defensa aérea, como abatir misiles de crucero, pero se espera que participen también en misiones de combate para interceptar aviones antes de que arrojen su carga mortal contra las ciudades ucranianas. Estos aparatos tienen un rango de unos 800 kilómetros, pero los países de la OTAN que les han dado no permiten que vuelen fuera del territorio ucraniano. Si obtienen luz verde, estos cazas pueden ser cargados con misiles de medio alcance (unos 50 kilómetros) AMRAAM que ya han sido entregados en Ucrania. Washington también ha anunciado que enviará otros misiles como los suelo-aire JASSM, que tienen un alcance de 370 kilómetros y se pueden lanzar también desde los F-16, por lo que podrían atacar bases o depósitos de armas dentro de Rusia sin salir de el espacio aéreo ucraniano. Pero, en cualquier caso, estos misiles aún tardarán meses en llegar a Ucrania.