Europa

Diez años después de la crisis migratoria, la extrema derecha es más fuerte que nunca en Alemania

"Lo conseguiremos", aseguró Merkel en plena crisis de refugiados. “No lo hemos conseguido”, dice Merz al cabo de una década

Berlín"Wir schaffen das" (Lo conseguiremos), proclamó a finales de verano de 2015 la entonces cancillera alemana, Angela Merkel, en plena crisis de los refugiados en Europa. La decisión de Merkel de abrir entre 2015 y 2016 las puertas de Alemania a 1,2 millones de refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría sirios, dividió el país.

Aquel verano, muchos alemanes se volcaron con los refugiados y abrazaron la Willkommenskultur (cultura de bienvenida o de acogida), que designa la creencia de que Alemania tiene el deber y la capacidad de acoger un número ilimitado de solicitantes de asilo. Otros se pusieron las manos en la cabeza. Veían a los refugiados sirios como una fuente de crimen y de posibles ataques terroristas islamistas. Tenían miedo de que los refugiados, en buena parte musulmanes, no se integraran bien en la sociedad alemana.

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Merkel asegura ahora que no se arrepiente de su decisión del 2015 de abrir las fronteras del país a cientos de miles de refugiados sirios, pese al coste político y las tensiones en su propio partido. "En ese momento dije aquella frase por buenas razones, y la mantengo. No ha cambiado nada al respecto hasta hoy. Sin embargo, no podía imaginar que me la reprocharían como lo han hecho", reconoció Merkel en declaraciones al diario Evangelische Zeitung. "Estaba convencida y lo sigo estando de que nadie abandona su patria a la ligera", sostiene la excancillera.

A los diez años, la decisión de Merkel sigue siendo controvertida y ha dado alas a la extrema derecha, que es más fuerte que nunca en las encuestas de intención de voto. Cuando Merkel dijo "lo conseguiremos" a finales de agosto de 2015, el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), fundado en 2013, tenía un 3% de intención de voto. Entonces era un partido populista antieuro, pero vio en el tema migratorio un filón electoral y lo aprovechó para sumar votos. AfD pasó de la oposición al euro a un discurso agresivo contra los refugiados, sobre todo a raíz de las múltiples agresiones sexuales contra mujeres en Colonia la Nochevieja de 2016.

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Este año, la extrema derecha, que crece en toda Europa, ha utilizado también los atentados islamistas y los ataques con cuchillos en manos de inmigrantes o refugiados para agitar el miedo de los alemanes y ganar votos. Actualmente, Alternativa para Alemania es el principal partido de la oposición y su popularidad sigue aumentando. Si este domingo se celebraran elecciones en Alemania, AfD sería, con el 26 por ciento de los votos, el partido más votado, seguido de los conservadores de la CDU-CSU de Merz, con el 24 por ciento, según la última encuesta de Forsa. Los socialdemócratas y los verdes empatarían con el 13%, mientras la Izquierda (Die Linke) alcanzaría el 11%.

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Críticas de Merz

En diez años, el número de refugiados ha aumentado en Alemania de 750.000 en 2014 a 3,3 millones a finales de 2024. A la gran ola migratoria de 2015 se han sumado más de un millón de ucranianos que han encontrado refugio en Alemania2 de la invasión2,2.

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Por ahora, resulta difícil juzgar el éxito o el fracaso de la integración de los refugiados del 2015 en Alemania. Muchos alemanes se quejan de las ayudas que reciben los inmigrantes o se muestran preocupados por la escasez creciente de vivienda y los problemas en las escuelas, de los que hay gente que culpa a los inmigrantes.

"Si nos fijamos, hemos conseguido muchas cosas con la integración de los refugiados hombres en el mercado laboral. La situación no es tan buena en el caso de las mujeres refugiadas, con las que la integración laboral ha resultado mucho más complicada", reconoció la cancillera en la entrevista. "Y aunque el terrorismo islamista ya existía en Alemania antes del 2015, sigue siendo deprimente que los atentados les cometan precisamente sus solicitantes de asilo, sobre todo se habían rechazado", añadió Merkel, quien reconoció que "el hecho de que se devuelva a su país de origen las personas que no tienen derecho de residencia en el nuestro sigue siendo un problema sin resolver satisfactoriamente".

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Merkel abandonó la cancillería por decisión propia en diciembre del 2021 y pasó el testigo al socialdemócrata Olaf Scholz. Desde mayo, el conservador Friedrich Merz es el nuevo inquilino de la cancillería. Pese a ser del mismo partido político, Merkel y Merz han chocado recientemente en inmigración. La excancillera conservadora criticó el coqueteo de Merz con la extrema derecha durante la campaña electoral y su decisión, una vez en la cancillería, de reforzar los controles en la frontera para frenar la inmigración irregular y rechazar algunas solicitudes de asilo.

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La coalición entre conservadores y socialdemócratas que dirige Merz es consciente de que el tema de la inmigración preocupa a los alemanes. El 44% de los alemanes están "muy preocupados por la migración y la inmigración incontrolada", según una encuesta del instituto Ipsos publicada en enero. Dos tercios de los encuestados consideran que es necesario endurecer la política de asilo, según DeutschlandTrend, la encuesta de opinión de la cadena pública ARD.

Merz, líder de la CDU, ha sido severo con el balance de su antecesora en el cargo en materia migratoria. "Hoy sabemos que, en el ámbito al que ella hacía referencia, es evidente que no lo hemos conseguido", concluyó Merz diez años después que Merkel permitiera la entrada de más de un millón de refugiados en Alemania.