La decisión de Finlandia de entrar en la OTAN, cuestión de semanas

Un informe del gobierno anticipa tensiones con Rusia, pero concluye que el país ganaría en seguridad

BarcelonaLa entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN ha pasado, en muy poco tiempo, de ser una posibilidad remota a ser una opción altamente probable. El cambio de postura radical se ha gestado extraordinariamente rápido, empujado por la agresión de Rusia a Ucrania. Y la solicitud formal de adhesión llegará muy probablemente antes del verano. Hay una fecha clave: el último fin de semana de junio, cuando se celebrará la cumbre de la Alianza Atlántica en Madrid, y los gobiernos de los dos países nórdicos tienen intención de tomar una decisión firme antes.

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Este miércoles ha habido dos acontecimientos significativos, uno en Helsinki y el otro en Estocolmo. En la capital finlandesa, los ministros de Exteriores, Defensa e Interior han presentado un informe sobre los cambios en la seguridad provocados por la guerra en Ucrania que evalúa las implicaciones de adherirse a la OTAN y describe el proceso de entrada. Este documento, que el gobierno ha sometido al Parlamento, marca el pistoletazo de salida de un debate político formal que acabará con una decisión del gobierno. Paralelamente, en la capital sueca la primera ministra, Magdalena Andersson, se ha reunido con su homóloga finlandesa, Sanna Marin.

"Es muy simbólico que la primera ministra finlandesa haya ido a Estocolmo, es un gesto que quiere demostrar que hay coordinación entre los dos países", destaca Magnus Christiansson, investigador de la Universidad de Defensa de Suecia. Finlandia está liderando claramente el proceso, y el gobierno ha afirmado en varias ocasiones que preferiría que los dos países hicieran la solicitud de entrada en la OTAN a la vez. Este miércoles, Marin ha insistido: "Preferiría que tomáramos la misma decisión en toda la región, pero Suecia tiene que decidir por sí misma", ha dicho en la rueda de prensa con su homóloga sueca.

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"Desde esta semana ya se da prácticamente por hecho que Finlandia pedirá entrar en la OTAN; ahora ya no quieren ni negarlo [los miembros del gobierno]", afirma Teivo Teivainen, politólogo de la Universidad de Helsinki. Oficialmente, ni la primera ministra ni el presidente, Sauli Niinistö, han hecho pública su postura, a la espera de que el Parlamento tenga su debate "para dar legitimidad al proceso", dice Teivainen, que añade que todo indica que ya hay una mayoría de diputados a favor.

La primera ministra ha remarcado que la decisión final de Finlandia es cuestión "de semanas, y no meses". El ministro de Exteriores, Pekka Haavisto, ha detallado los próximos pasos: a partir de ahora, el informe sobre el nuevo escenario de seguridad se discutirá "extensamente" en varias comisiones parlamentarias y la cámara elaborará una respuesta para el gobierno y el presidente del país, que serán los que tomarán la decisión final. Haavisto ha indicado que hay tres elementos que han acelerado el proceso y que hacen que ahora sea el momento ideal para discutir la entrada en la Alianza: Rusia ha demostrado que está dispuesta a tomar riesgos más grandes; que es capaz de movilizar a más de 100.000 soldados contra un país –"un escenario que hemos visto en la frontera de Ucrania y que da miedo"–, y que Moscú habla de armas no convencionales, como las nucleares y las químicas, lo cual "ha hecho aumentar la preocupación" entre los finlandeses.

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La amenaza de Rusia

A pesar de que el informe no hace ninguna recomendación concreta, sí que resalta las ventajas de formar parte de la Alianza. Indica que el efecto más importante sería que Finlandia pasaría a formar parte de la defensa colectiva de la OTAN y estaría cubierta por las garantías de seguridad del artículo 5. "El efecto disuasorio sería considerablemente más grande", concluye. También destaca que las grandes decisiones, como por ejemplo la contribución de Finlandia a la defensa colectiva, se tomarían a escala nacional, y que la pertenencia no obligaría a aceptar armas nucleares ni bases permanentes o tropas en territorio finlandés.

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Admite que este movimiento podría incrementar "riesgos que ahora son difíciles de anticipar", como un aumento de las tensiones en la frontera con Rusia, pero asegura que Finlandia reforzará su preparación para prevenirlas y responder. En este sentido, indica que una cooperación estrecha con Suecia "sería importante". "Los procesos de entrada simultáneos facilitarían la preparación y la respuesta ante una posible reacción de Rusia", añade el documento.

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La delicada cuestión de la neutralidad

El diario sueco Svenska Dagbladet ha publicado este miércoles que la primera ministra ya se ha decidido a favor de la adhesión y que su intención es presentar la solicitud en junio. Con todo, en Suecia aún no ha empezado el proceso formal, y el gobierno tiene como máximo hasta el 31 de mayo para presentar un informe como el de Finlandia. La primera ministra, sin embargo, ha afirmado hoy que podría llegar antes. Aun así, hay otro proceso paralelo clave, el debate interno en el Partido Socialdemócrata, que gobierna en solitario en Suecia y que históricamente se ha mostrado en contra de entrar en la OTAN.

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"Será un proceso muy doloroso, especialmente para los socialdemócratas. Supone aceptar un cambio de identidad muy importante –argumenta Christiansson–. En Suecia se ha creado una especie de mitología alrededor de la neutralidad", dice, a pesar de que subraya que no es lo mismo ser neutral que tener una política de no adhesión a ninguna alianza militar. Con la entrada en la UE –tanto de Suecia como de Finlandia– quedó enterrada la neutralidad, destacan tanto Christiansson como Teivainen, que añaden que, además, los dos países hace años que cooperan con la OTAN, a pesar de no formar parte. Aun así, "la mayoría de la gente en Suecia continúa pensando que somos neutrales, y esto supondrá una especie de metamorfosis, hará falta un tiempo de adaptación", dice el investigador sueco.

Christiansson mantiene que "ahora mismo todo apunta a que Suecia pedirá la adhesión", y señala que lo único que lo podría impedir sería una negativa por parte de una gran mayoría de miembros del Partido Socialdemócrata. Considera, sin embargo, que todos los partidos suecos prefieren liberarse de esta cuestión antes del verano, cuando faltarán pocos meses para las elecciones de septiembre.