Finlandia, el país que hace 70 años que se prepara para un ataque ruso

Al potente ejército nacional se añade un sistema de defensa civil con implicación de toda la sociedad

Enviada especial en HelsinkiEn la asociación de reservistas de Mäntsälä, a unos 45 minutos al norte de Helsinki, una docena de hombres practican con rifles automáticos. Es martes, son las cinco de la tarde. Terminan de trabajar y se acercan al campo de tiro, donde pueden entrenarse tanto con sus propias armas como con las que alquila la agrupación. Dentro de un porche de madera, se colocan en fila, uno junto al otro, todos con cascos para amortiguar el estrépito seco de las armas, que apuntan a unas dianas a unos cuantos metros de distancia. Desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania, la asociación ha ganado una cuarentena de socios nuevos, explica su jefe, Mikko Kylmäniemi. “Mucha gente aquí habla [de la guerra]. Si hay un ataque o una crisis, queremos estar preparados. Y lo más importante para un soldado es saber disparar bien. Por eso nos entrenamos”, justifica.

Sin vacilar, muchos finlandeses aseguran que están “preparados” ante una hipotética reacción de Rusia ahora que el país nórdico ha decidido romper con su neutralidad militar y unirse a la OTAN, junto con Suecia. La proximidad de Rusia –comparten 1.300 kilómetros de frontera– y el recuerdo de dos guerras todavía presente han hecho que este país nórdico se haya mantenido siempre alerta y haya logrado unos niveles de preparación que no tienen comparación en Europa.

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Una vez acabada la Guerra Fría, la mayoría de países europeos empezaron a desinvertir en defensa, pero Finlandia no lo hizo, y su gasto en este ámbito se ha mantenido siempre alrededor del 2% del PIB, el umbral mínimo que pide la OTAN a sus miembros, a pesar de que pocos lo cumplen. Este país nórdico, además, nunca eliminó el servicio militar, obligatorio para los hombres y voluntario para las mujeres. Esto hace que casi un tercio de la población adulta (900.000 personas) sean reservistas, es decir, personal entrenado militarmente que podría ser activado en caso de necesidad.

"La defensa de Finlandia se basa en el ejército reservista y su movilización eficiente. Alrededor del 95% de nuestro personal en tiempo de guerra son reservistas", explica un portavoz de las Fuerzas Armadas. "Uno de los pilares principales es el fuerte apoyo público y el compromiso de los finlandeses para defender el país", añade. Finlandia basa su seguridad en una estrategia de "defensa total", es decir, toda la sociedad está involucrada en la planificación de la defensa del país: las administraciones públicas, las empresas, las organizaciones sociales... y los civiles.

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200 kilómetros de túneles subterráneos

Además del potente ejército, el otro gran puntal de esta estrategia es, pues, la defensa civil. Finlandia tiene 54.000 búnkeres con espacio para acoger a 4,4 millones de personas, un 85% de la población. Cualquier edificio con una superficie mínima de 1.200 metros cuadrados tiene que tener un refugio civil, según la ley finlandesa. Bajo la capital hay una red de túneles de 200 kilómetros, construidos bajo la resistente roca granítica que abunda en esta zona –con 1.800 millones de años de antigüedad, hecho que constata su solidez y estabilidad– y la ciudad tiene suficientes refugios para proteger a sus 650.000 habitantes. De hecho, tiene espacio para 900.000 personas.

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"No son refugios antiaéreos, como los que hemos visto en tantas fotos de Ucrania, donde son simples agujeros o sótanos. Todos los refugios civiles de Finlandia tienen que tener fuentes de energía independientes, agua corriente, filtros de aire especiales, detectores de gas, aire acondicionado...", explica Petri Parviainen, jefe de la unidad de Protección Civil de Helsinki, mientras anda por el laberinto de pasillos y puertas blindadas a 30 metros de profundidad del búnker de Merihaka. Es uno de los más grandes de Helsinki, con capacidad para refugiar a 6.000 personas a sus 14.750 metros cuadrados, que acogen un polideportivo, una zona de juegos infantiles y un aparcamiento público.

"Estos refugios están pensados para ataques militares", apunta Parviainen, que indica que no serían efectivos, por ejemplo, en un accidente nuclear, puesto que necesitan unas horas de adaptación –la ley dice que en caso de emergencia, tienen que estar a punto en 72 horas–. El primero se construyó a los años 40: "Hace más de 70 años que estamos preparados, no es una cosa de los últimos meses", subraya.

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En uno de los pasillos, unas rayas amarillas pintadas en el suelo muestran dónde se tendrían que colocar los váteres individuales –dentro de una estructura parecida a las cabinas de los colegios electorales para votar con privacidad–. El búnker también tiene 2.000 catres. No hay suficiente para las 6.000 personas que podrían refugiarse aquí, pero todo tiene una explicación: está pensado para que se establezcan tres turnos: mientras un tercio de los refugiados duerme, el resto hace otras tareas.

Explica que desde que estalló la guerra en Ucrania, los ciudadanos han mostrado más interés sobre cómo pueden prepararse mejor o para saber dónde hay el refugio más cercano. "Pero los finlandeses somos gente calmada. Somos pragmáticos y estamos preparados; el estado de ánimo general no ha cambiado mucho", concluye Parviainen.

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Preparados para tomar las armas

Aparte del servicio militar obligatorio, la Asociación de Entrenamiento de Defensa Nacional ofrece cursos voluntarios tanto para reservistas que quieren seguir preparándose como para civiles y autoridades. El objetivo, aparte de dar las instrucciones básicas para la seguridad personal, es "promover la habilidad y la voluntad de defender el país". La idea es que Finlandia no puede defenderse solo con armas, sino que necesita la cooperación de toda la sociedad y el uso de todos los recursos posibles.

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Después del inicio de la guerra en Ucrania, han aumentado las personas que quieren apuntarse a estos cursos. Hasta ahora, se organizaban unas 48.000 sesiones de entrenamiento anuales, pero este año la intención es duplicarlos para adaptarse a la demanda creciente.

También ha crecido el número de personas que se han apuntado a las denominadas asociaciones de reservistas. Se trata de agrupaciones privadas en que sus miembros se entrenan en el uso de armas. Hay 320 federaciones locales, con unos 42.000 miembros en total. Desde que empezó la guerra en Ucrania, se han apuntado más de 8.000 nuevas inscripciones.

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"Ya no podemos confiar en Rusia"

Dimi, de 47 años, es uno de los nuevos miembros de la asociación de Mäntsälä. A pesar de que se apuntó antes de que empezara la guerra, afirma que esta situación lo ha motivado todavía más a practicar. "Hice el servicio militar hace 30 años, ya hace mucho tiempo", argumenta. Él es uno de los tantos finlandeses que los últimos tres meses ha cambiado radicalmente de opinión sobre el país vecino: "Yo siempre había sido contrario a que Finlandia entrara en la OTAN, porque tenemos un ejército fuerte y así podíamos mantener nuestra independencia, pero ahora todo es diferente. La guerra en Ucrania nos ha demostrado que ya no podemos confiar en Rusia".

Dos civiles practican su tiro.

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