Récord de voluntarios para defender Suecia y los países bálticos
La proximidad de la guerra de Ucrania impulsa miles de ciudadanos a alistarse en el ejército u organizaciones paramilitares
Barcelona"Cuando Rusia empezó la invasión de Ucrania, sentí la guerra muy cerca; pensé que tenía que contribuir a la defensa de mi país". Maria Hind Alias, una sueca de 37 años, es una de los miles de personas que en las últimas semanas han presentado su solicitud para unirse a la defensa local de Suecia (Hemvärnet, en sueco), una sección del ejército formada por unos 22.000 voluntarios. En los últimos años, la Hemvärnet recibía una media de 4.500 solicitudes anuales. Pero este año la cifra se ha disparado: hasta ahora ya se han presentado más de 20.000 solicitudes, según han informado al ARA las fuerzas armadas suecas. Más de la mitad en una sola semana, a partir de la invasión rusa en Ucrania.
El interés empezó ya en enero, cuando el ejército sueco envió soldados a la isla de Gotland ante el aumento de las tensiones con Rusia, pero acabó estallando con el inicio de la guerra. En una semana, la Hemvärnet recibió el número de solicitudes que normalmente recibe en dos años. Las fuerzas armadas admiten que están teniendo problemas para revisarlas todas y han pedido paciencia. En Twitter se repiten las capturas de pantalla del formulario de solicitud de los que han decidido unirse a esta unidad de voluntarios y lo quieren compartir. Entre ellas, Maria, que asegura que mucha gente de su entorno ha hecho lo mismo. "Ahora no hay una amenaza directa contra Suecia, pero tenemos que estar preparados. Y si en algún momento pasa algo, no puedo simplemente quedarme en casa y no hacer nada", argumenta. "Yo ya huí de una guerra, la de Irak, cuando era muy pequeña. Si pasara algo en Suecia, no volvería a huir. Me quedaría y defendería mi país", dice convencida.
Maria, como otras muchas personas que se unen a la Hemvärnet, no tiene conocimientos militares. Si la acaban aceptando –por ahora ha pasado la primera fase de entrevistas– tendrá que hacer una formación básica de dos semanas, que se puede ampliar con un entrenamiento específico en cocina, atención médica, mecánica o conducción de vehículos pesados, entre otros. Loukas Christadoulous, un británico que tiene la ciudadanía sueca, ha decidido hacer la especialización de cocinero. Él se unió a la defensa local de Suecia hace dos años. En casa ya tiene la equipación básica que el ejército le ha dado, como el uniforme y dos pares de botas –lo que no se da a los voluntarios son armas–. "La misión de la guardia local es proteger el territorio sueco. Es gente que se puede activar muy rápidamente para defender infraestructuras críticas que puedan estar en peligro", explica, y subraya que no se activan solo en caso de ataque, sino también en otras emergencias como incendios forestales. También ayudaron a construir hospitales de campaña durante la pandemia, pone como ejemplo.
Cualquier sueco mayor de edad puede pedir ser soldado voluntario de la Hemvärnet. Si lo aceptan, firma un contrato que incluye un entrenamiento anual de entre 4 y 13 días y estar preparado para defender el país si es necesario.
Más voluntarios también en los bálticos
Suecia no es el único país donde está habiendo un incremento de los soldados voluntarios. También pasa en los países bálticos. En Lituania, por ejemplo, donde hace dos semanas la primera ministra, Ingrida Simonyte, participó en el acto de juramento de la bandera de los nuevos miembros de la Unión de Fusileros. En este caso, se trata de una organización paramilitar de unos 12.000 voluntarios que no forma parte del ejército del país pero que colabora en tareas de defensa. La guerra en Ucrania también ha hecho que se hayan disparado los voluntarios: desde entonces, ya ha recibido 2.000 solicitudes para unirse, mientras que hasta ahora la media era de mil cada año.
El 11 de marzo, coincidiendo con la conmemoración de la independencia de Lituania, se celebró el acto de juramento de los nuevos voluntarios. Además de la primera ministra también estaba la presidenta del Parlamento, Viktorija Cmilyte-Nielsen. "Veo que mucha gente está inquieta. Hacerse voluntario, por ejemplo, de la Unión de Fusileros es una buena actividad a la cual recurrir", argumentó. A pesar de que esta organización paramilitar no está ligada al ejército, el comandante de las fuerzas armadas de Lituania, Valdemaras Rupsys, enfatizó que una gran cantidad de fusileros es crucial para fortalecer la seguridad del país. "La Unión de Fusileros es el mejor ejemplo de disuasión", concluyó.
En Letonia, la Guardia Nacional –que sí que forma parte de las fuerzas armadas– ha recibido más de 1.700 solicitudes desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania, mientras que en todo el año pasado se reclutaron 900 voluntarios. Y lo mismo en Estonia, donde la Liga de Defensa también está viviendo un momento de auge. Según ha informado al ARA, en el último mes han recibido las solicitudes de 600 hombres y 450 mujeres, unas cifras que suponen multiplicar por diez las solicitudes que se solían recibir en un mes antes de la guerra en Ucrania. La Liga de Defensa, que sí que forma parte de las fuerzas armadas, está formada por 15.000 hombres y 2.700 mujeres en dos organizaciones separadas. "A causa de la situación en Ucrania, quiero estar preparada para cualquier situación de crisis", dice a Reuters Merle Vimb, durante una formación militar para nuevos miembros. Explica que vio un anuncio en Facebook y que quiso apuntarse para aprender habilidades militares básicas: "Muchos de nosotros en los bálticos vivimos con miedo; tenemos que estar preparados, no podemos estar esperando a ver qué pasa".