Helsinki celebra la decisión de entrar en la OTAN: "Putin hace guerras cada cuatro años. Tenemos que estar preparados"

Finlandia y Suecia entregan conjuntamente la petición formal de ingreso en la Alianza Atlántica

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El acto en Bruselas en qué los dos países han presentado su petición formal de entrada en  la OTAN.

Enviada especial en HelsinkiLos finlandeses son, en términos generales, gente contenida, de pocos aspavientos o demostraciones exageradas. En las calles de la capital, Helsinki, es difícil percibir la trascendencia de lo que muchos consideran un día histórico como el de hoy, en el que Finlandia ha abandonado su política de neutralidad militar para unirse a la OTAN. Ahora la pelota está en el tejado de la Alianza Atlántica y de sus 30 socios, después de que el embajador finlandés en la OTAN, Klaus Korhonen, y también su homólogo sueco, Axel Wernhoff, hayan entregado la petición formal de ingreso al secretario general de la alianza militar, Jens Stoltenberg, este miércoles en Bruselas. "Es un momento histórico" para la seguridad y la política europea, ha destacado Stoltenberg, que ha dado una "cálida bienvenida" a las solicitudes de Finlandia y Suecia.

"Los finlandeses lo celebramos a nuestra manera: un vasito de licor en nuestra casa y, como mucho, lo compartimos en las redes sociales", dice con ironía Petri Parviainen, que es jefe de la unidad de Protección Civil de Helsinki. "Somos gente pragmática y estamos muy preparados", añade ya en un tono más serio, y asegura que el estado de ánimo general de los finlandeses (o como mínimo de los vecinos de la capital) no ha cambiado en exceso desde que empezó el debate sobre una posible entrada en la OTAN. No se nota más preocupación a pesar de que sí que han aumentado las preguntas sobre cuestiones prácticas, por ejemplo alrededor de los refugios civiles.

Sí que ha cambiado, sin embargo, la opinión pública sobre la cuestión. Hasta hace tres meses, menos del 25% de los finlandeses eran favorables a unirse a la alianza militar, mientras que las últimas encuestas apuntan a que la cifra ahora ronda el 80%. En Suecia, que ha seguido el mismo camino que Finlandia, el apoyo popular también ha crecido a pesar de que no con tanta contundencia. Según una encuesta publicada este miércoles mismo en el diario Dagens Nyheter, los suecos a favor de entrar en la OTAN son el 57%, mientras que a finales de abril eran el 48%.

Si bien en la capital finlandesa no se ven referencias a la OTAN, sí que hay bastantes manifestaciones de apoyo a Ucrania, sobre todo banderas, como la que ondea sobre la entrada principal de la estación central de Helsinki. También llaman la atención las dos banderas que han colocado en una estatua que tiene el nombre de Paz mundial. Se trata de una obra que Moscú regaló a la capital finlandesa en 1989 y que ahora se debate si se tendría que retirar. En la base, una pintada evidencia el malestar de algunos vecinos: en un juego de palabras, cambia el título de Paz mundial por Caos mundial.

Banderas ucranianas ondeando en una estatua que tiene el nombre de 'Paz mundial', en Helsinki.

Relaciones con los rusos

"Con este paso, gana más la OTAN que Finlandia", afirma Mikko, un taxista de Helsinki, que dice que este fuerte incremento de gente a favor de la Alianza no responde a un sentimiento de miedo a Rusia. "Estoy seguro de que, si vas a la frontera y lo preguntas, nadie te dirá que tiene miedo de los rusos", asegura. Aun así, una encuesta hecha en abril por el Foro Empresarial y Político Finlandés (EVA) constataba que un 84% de los finlandeses consideran a Rusia "una amenaza militar importante", 25 puntos porcentuales más que hace solo un año.

Mikko admite que las relaciones entre Finlandia y Rusia ahora están tocadas, pero está convencido de que "en un par de años, todo volverá a estar como estaba". Cuando la guerra en Ucrania estalló, el 24 de febrero, muchos rusos aprovecharon la proximidad de Finlandia para salir de su país, hasta que los vuelos y los trenes quedaron cancelados. El taxista apunta a que Finlandia también sirvió para que algunos rusos que estaban fuera de su país pudieran volver. Explica la historia de una pareja que estaba en Alemania y que no pudo volver en avión a Rusia. "Volaron a Helsinki y yo los llevé hasta la frontera. La atravesaron andando y una vez en Rusia alguien los fue a buscar para llevarlos hasta San Petersburgo".

Entre la capital finlandesa y la segunda ciudad de Rusia hay unas cinco horas de trayecto por carretera y las relaciones cotidianas entre rusos y finlandeses han sido, hasta ahora, muy habituales. "Aquí siempre había muchos turistas rusos", explica Natalie, que trabaja en un bar de la estación central de Helsinki. En la ciudad también viven un gran número de rusos. "Creo que la gente no mira a los rusos de una manera más negativa ahora que antes. Están acostumbrados a tratar, hemos sido siempre vecinos", añade. Ella tiene 20 años y se manifiesta totalmente a favor de entrar en la OTAN. "Es la mejor solución para apoyarnos los unos a los otros en Europa", argumenta.

Recuerdos de un pasado turbulento

Antero, de 80 años, también lo aplaude, así como su mujer, Marigatta, y una amiga que los acompaña, Helena. "Estamos muy contentos de que Finlandia haya decidido entrar en la OTAN. Era lo que se tenía que hacer", dice el hombre. Su argumento hace referencia a la memoria histórica del país. "Yo soy una de las personas que tuvimos que ser evacuados".

Él nació en la región de Carelia, que antes de la Segunda Guerra Mundial formaba parte de Finlandia y que el país acabó cediendo a la Unión Soviética para evitar la ocupación. "400.000 finlandeses tuvimos que marcharnos, un 10% de la población –recuerda–. Solo unos cuantos millares prefirieron quedarse en el paraíso soviético", dice con sarcasmo. "Ahora quizás no hay riesgo, pero quizás en cuatro años sí. Putin hace guerras cada cuatro años. Tenemos que estar preparados", concluye Helena.

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