El Kremlin fracasa en el intento de detener a los proeuropeos en Moldavia y atiza el fantasma del fraude electoral
Los partidos pro-rusos no reconocen el resultado pero pinchan las protestas en las calles
MoscúRevés muy duro para Vladimir Putin, que confiaba en que el blog pro-ruso arrebataría la mayoría absoluta a las fuerzas europeístas en las elecciones parlamentarias de Moldavia. La abrumadora victoria del Partido Acción y Solidaridad (PAS), de la presidenta Maia Sandu, con un 50% de los votos y el descalabro del Bloque Patriótico, que no logró ni el 25%, allanan el camino de los moldavos hacia la UE y desmenuzan una de las últimas esperanzas del Kremlin de mantener el país dentro de su esfera de influencia.
La oposición pro-rusa no ha tardado en impugnar la votación. Sus líderes no reconocen los resultados porque aseguran que se produjeron "cientos de violaciones y desviaciones" durante el proceso. El hombre fuerte del Bloque Patriótico, el socialista Igor Dodon, había llamado a los partidarios de la oposición a manifestarse contra el supuesto fraude electoral ante el Parlament este lunes al mediodía, pero la convocatoria apenas ha congregado a unas decenas de personas y no ha durado ni veinte minutos.
La madre de los huevos de la manipulación electoral, según Dodon, es el voto de la diáspora moldava en el extranjero, clave para el triunfo del PAS. Los proeuropeos obtuvieron más del 78% del voto exterior, mientras que los pro-rusos sólo un 5%. El Bloque Patriótico se queja de que en Rusia tan sólo se habilitaron dos colegios electorales para medio millón de moldavos mientras que en Italia, por ejemplo, se abrieron 73 para 100.000. Además, denuncian que en Transnístria, república autoproclamada en el este de Moldavia, de mayoría rusófona, que no participa en las elecciones, también se redujo mucho el número de puntos de votación para los ciudadanos moldavos y se bloquearon carreteras.
Las insinuaciones del Kremlin
El Kremlin también critica que "cientos de miles de moldavos fueran privados de la oportunidad de votar en Rusia" y califica de "insuficientes" los colegios constituidos. El secretario de prensa de Putin, Dmitri Peskov, ha querido ceder el liderazgo de las protestas a los políticos moldavos pro-rusos para no realizar "valoraciones infundadas", pero al mismo tiempo ha dado alas a las "violaciones electorales" denunciadas por la oposición.
Los medios oficialistas rusos se han hartado de denunciar, en las últimas horas, la descalificación de seis partidos pro-rusos, que no pudieron presentarse a las elecciones, uno de ellos apartado mientras la jornada electoral ya estaba en marcha. Tres de estas formaciones estaban bajo el paraguas directo del oligarca Ilan Shor, que mueve los hilos de la oposición desde Moscú, donde está fugado para evitar una condena de quince años de cárcel. Este lunes fue entrevistado en la televisión estatal rusa, desde donde afirmó que elevaría el resultado de los comicios a instancias internacionales.
Bruselas no ha valorado estos vetos, a menudo motivados por la presunta financiación rusa de las formaciones, aunque ejecutados con dudosas garantías procesales, sino que se ha limitado a celebrar la victoria del partido de Sandu y el "claro sí" de los moldavos al "futuro europeo". Según la máxima representante de la diplomacia europea, Kaja Kallas, esto se ha logrado "pese a los esfuerzos masivos de Rusia de esparcir desinformación y comprar votos".
El plan de Moscú falla
El gobierno moldavo y varios medios habían alertado de varios planes orquestados por el Kremlin para tratar de interferir en las elecciones del domingo. Durante la misma jornada electoral, se repelieron miles de ciberataques contra la Comisión Electoral moldava y se advirtió de la posibilidad de alborotos, que finalmente no tuvieron lugar.
Putin había depositado la confianza para frenar al partido europeísta en uno de los valores al alza del Kremlin, Serguei Kirienko. Este veterano político está acumulando mucho poder entre los acólitos del presidente ruso, y últimamente había tomado el control del departamento que se ocupa de las fuerzas pro-rusas en países del espacio exsoviético. Las elecciones en Moldavia eran su primera prueba de fuego.
La derrota sin paliativos del Bloque Patriótico puede considerarse, pues, un tropiezo muy grave para el Kremlin y para sus renovados esfuerzos de establecer una zona de amortiguación en Moldavia donde probar tácticas de guerra híbrida. Además de no haber sido capaz de impedir que uno de los últimos territorios de su antigua órbita que aún no se había decantado por ninguno de los dos bloques caiga junto a la Unión Europea, tampoco podrá crear un nuevo foco de tensión en el sur de Ucrania.