Los laboristas de Noruega se reivindican: "La socialdemocracia también puede ganar ante la ola de derechas"
El centroizquierda logra una victoria electoral que parecía muy difícil ante el auge del populismo de derechas
CopenhagueAnte la subida a las encuestas y el aumento de la popularidad de la formación ultraderechista Partido del Progreso (FrP), pocos pensaban hace un año que el Partido Laborista del primer ministro Jonas Gahr Store podría volver a ganar las elecciones parlamentarias de Noruega. Sin embargo, la noche del lunes, en la sede de los socialdemócratas, un Store eufórico por la victoria electoral soltó un mensaje muy claro: "Esto es una señal para fuera de Noruega de que la socialdemocracia también puede ganar pese a la ola de la derecha".
En pocos meses, Store ha sabido contraponerse a la impopularidad de su gobierno, y finalmente los laboristas han logrado mejorar ligeramente sus anteriores resultados, en un momento en el que la socialdemocracia parece casi un movimiento sin aliento en el resto de países europeos.
El Partido Laborista empezó a remontar en las encuestas con el regreso como ministro de Finanzas del ex secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, considerada una figura muy popular y de consenso en su país. Store también se habría beneficiado del hecho de que, en tiempos de incertidumbres en el panorama global con la guerra de Ucrania y Gaza, ha sabido presentarse ante los electores como un político con experiencia en política internacional y una figura más estable que la líder del FRP, Sylvi Listhaug.
Según los analistas, el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump, imponiendo una política de aranceles y amenazando a un aliado de la OTAN como Dinamarca (algo que se ha mirado de reojo desde Noruega), también ha servido para consolidar el gobierno sereno y de corte diplomático que representa al líder laborista.
Sin embargo, las elecciones han sido un roce hasta el último momento en una campaña electoral muy polarizada. Con los resultados de las urnas, los expertos prevén que el Partido Laborista optará por seguir gobernando en minoría en el Parlament. Sin embargo, Store necesitará el apoyo de cuatro formaciones más pequeñas de centroizquierda que hacen augurar un escenario muy complicado para aprobar leyes clave como los presupuestos.
Por un lado, el Partido Socialista de Izquierdas y el Partido Rojo ya han puesto un ultimátum a cambio de su apoyo. Estas formaciones piden que el Fondo de Pensiones Sobirà –el más rico del mundo, vinculado a los beneficios de la industria petrolera– debe desprenderse de las inversiones a empresas de Israel relacionadas con el sector de la defensa, una condición que debe cumplirse antes de que puedan empezar las negociaciones con los laboristas.
En cuanto al Partido de los Verdes, piden que el nuevo gobierno formule un plan para eliminar gradualmente la extracción de gas y petróleo, lo que significa que el país renuncie a ser el principal exportador de gas en la UE y el octavo productor mundial de petróleo. Para los socialdemócratas, ésta es una demanda difícil, debido al peso de la industria petrolera en la economía del país, ya que gracias a sus ingresos multimillonarios se ha podido sostener durante décadas el modelo de estado del bienestar del país nórdico. Por otro lado, "desde la guerra en Ucrania, los laboristas defienden que Noruega debe seguir suministrando gas y no dejar de lado al resto de Europa", explica para el ARA el analista Johannes Bergh.
En último lugar, el Partido de Centro, una formación agraria considerada de las más euroescépticas del Parlamento, ha dicho que no apoyará a los laboristas si el gobierno sigue acercándose y cediendo a las demandas de la UE. De hecho, las relaciones entre Noruega y la UE ya crearon tensiones entre ambas formaciones políticas, hasta el punto de que rompieron la coalición de gobierno entre ambos partidos el pasado enero a raíz de la adopción de una directiva sobre energía marcada desde Bruselas. Y es que, aunque Noruega no es un estado miembro de la UE, sí tiene acceso al espacio Schengen y al Espacio Europeo Económico (EEE), por lo que su gobierno está obligado a incorporar parte de la legislación que se aprueba desde la UE.
En este sentido, Store ha dejado claro que no quiere realizar ningún cambio en la relación del país con la UE, por tanto, "es poco probable que en los próximos años abra el debate para una mayor integración –explica Bergh–, ya que éste es un tema que los laboristas han pasado mucho de puntillas porque divide profundamente la sociedad".
Resultado histórico para la ultraderecha
La otra cara de las elecciones parlamentarias es la constatación de que el Partido Conservador, tradicionalmente el mayor partido del bloque de derechas, ha sido incapaz de presentarse como una oposición clara y eficaz ante el auge de la extrema derecha. En consecuencia, el partido de la exprimera ministra Erna Solberg ha obtenido sus peores resultados en los últimos veinte años. El hecho es que las propuestas más moderadas de los Conservadores para rebajar impuestos y dejar más dinero en el bolsillo de los contribuyentes han quedado eclipsadas por la ofensiva populista del FrP, que ha prometido grandes recortes de impuestos a los más ricos, restringir la llegada de inmigrantes y mano dura contra la delincuencia, viene importada desde Suecia.