Macron enfila la decisión de quien dirigirá el nuevo gobierno francés después de siete semanas de silencio
La candidata de la izquierda defiende que le corresponde liderar al ejecutivo y el ex primer ministro macronista reivindica "un cambio de cultura política"
BarcelonaCon el fin de los Juegos Olímpicos, Emmanuel Macron se quedó sin excusas para evitar afrontar una cuestión que, a diferencia de los atletas, nunca ha abandonado París: la formación del nuevo gobierno en Francia. Siete semanas después de la segunda vuelta de las elecciones, sigue siendo el ejecutivo en funciones quien toma las decisiones importantes del país. Antes de la tregua olímpica, Macron se había comprometido a nombrar al nuevo primer ministro antes de mediados de agosto, coincidiendo con el fin de la competición. Es él, como presidente, al que le corresponde proponer el nombre del candidato, después de entrevistarse con todos los partidos y determinar quién tiene más opciones de formar gobierno. Según dijo el jueves, la próxima semana anunciará su decisión.
Este viernes, seis días después de la clausura de los Juegos, Macron ha iniciado la ronda de consultas reuniéndose con la coalición de izquierdas, el Nuevo Frente Popular (NFP), queganó las eleccionespero con mayoría insuficiente. El presidente se ha entrevistado con la candidata a primera ministra del grupo, la ex funcionaria Lucie Castets, cuya presencia el Elíseo ha aceptado aunque no es ni diputada ni líder del partido, y le ha acusado de querer imponer su gobierno. Castets –que fue elegida por consenso tras largas negociaciones dentro del bloque de las izquierdas– defendió que, como fuerza política con más diputados, corresponde a la NFP gobernar, pero admitió que habrá que encontrar "compromisos" porque no tienen mayoría absoluta.
También se han reunido con Macron los representantes de su campo. El exjefe del ejecutivo francés, Gabriel Attal, ha defendido la nominación de un primer ministro "que no venga del bloque central" macronista y ha dicho que el hecho de que no haya mayoría absoluta y que el parlamento esté tan inéditamente fragmentado "implica un cambio total de cultura política" del país.
Por su parte, el líder de Los Republicanos, Laurent Wauquiez, ha asegurado que "no participarán en ninguna coalición de gobierno", y ha añadido que la presencia de Francia Insumisa en el gobierno -el partido de Mélenchon que forma parte de la alianza de izquierdas del Nuevo Frente Popular– les obligaría a presentar "inmediatamente una moción de censura".
Jugando con el tiempo
Tras convocar apresuradamente unas elecciones legislativas amparándose en la amenaza de la extrema derecha, la prisa del presidente francés se desvaneció al día siguiente de conocer los resultados. Alegando que en los comicios ningún bloque había obtenido representación suficiente para tener mayoría en el Parlament, Macron ha intentado dar la vuelta a la narrativa para erigir su blog –el del centro– como favorito para gobernar, y el tiempo ha sido su mejor aliado para cocinar el relato a fuego lento. Según el jefe del Elíseo, lo que conviene al país es una coalición amplia con diputados del centro, izquierda y derecha moderada.
Pero hace semanas que la oposición y la opinión pública acusan al presidente francés de obstruir la formación de un nuevo ejecutivo. El jueves las cuatro formaciones que integran la NFP denunciaron la "inacción grave y dañina" de Emmanuel Macron, en una carta dirigida a los franceses. A la presión por nombrar al nuevo primer ministro se han añadido diarios como Le Monde, que acusaba al presidente en un editorial reciente de "jugar con el tiempo" por seguir "manteniendo el control de la política del país".
El lunes será el turno de la reunión con la extrema derecha de Marine Le Pen con su candidato Jordan Bardella. Contrariamente a lo que apuntaban las encuestas, Reagrupament Nacional obtuvo la tercera posición en las elecciones de finales de junio y principios de julio y se ha convertido en prácticamente irrelevante en la ecuación para formar el gobierno.