El nuevo primer ministro de Canadá, en París: "Reforzamos los lazos con los aliados fiables"

Mark Carney escenifica la ruptura con Trump visitando Francia y Reino Unido antes que Washington en el primer viaje de su mandato

París/LondresEn plena guerra comercial con Estados Unidos, el nuevo primer ministro de Canadá, Mark Carney, ha escenificado la ruptura de su gobierno con el presidente estadounidense, Donald Trump, eligiendo Europa para su primera visita al extranjero. Habitualmente, el primer viaje de un nuevo jefe de gobierno de Canadá se hace a Washington. Pero Carney, que sustituye a Justine Trudeau, ha visitado este lunes París para trasladarse por la tarde a Londres. Se ha entrevistado con el presidente Emmanuel Macron, con el premier Keir Starmer y con el rey Carlos III, que también ostenta el cargo de jefe de estado de Canadá. Una visita que debe leerse en clave protocolaria pero que también es una muestra de apoyo del monarca a un país bajo amenaza de anexión de Donald Trump.

Con las tensiones políticas entre Canadá y Estados Unidos como trasfondo, el viaje a Europa de Carney es un mensaje político dirigido al presidente de Estados Unidos. Pero por si el gesto no había quedado claro, el canadiense lo ha sugerido con sus palabras. "Es más importante que nunca reforzar los lazos con nuestros aliados fiables, como Francia", ha destacado Carney en el palacio del Elíseo antes de un almuerzo de trabajo con Macron.

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"Sabemos que es la colaboración, no los enfrentamientos, lo que nos permite construir economías fuertes", ha insistido el canadiense en una clara alusión a la guerra comercial con EEUU. Trump ha decidido aumentar los aranceles un 25% para los productos del país vecino, lo que podría tener un fuerte impacto negativo en el crecimiento económico de Canadá: según la OCDE, el PIB canadiense aumentará el 0,7% este año, mucho menos que el 2% previsto antes del aumento de los aranceles.

Tensión con Trump

Las tensiones entre ambos países también crecieron cuando Trump advirtió de que quería convertir Canadá –que mantiene importantes lazos históricos y políticos con Reino Unido y Francia– “en el 51º estado estadounidense”. Ante la ruptura de Ottawa con Estados Unidos y el acercamiento de Trump a Rusia, Carney ha subrayado dirigiéndose al presidente de la república francesa que su país está comprometido con Europa y con su seguridad. "Canadá responderá siempre que sea necesario para reforzar la seguridad europea, favorecer el comercio próspero y cooperar por la paz [...]. Somos un socio fiable, estable y digno de confianza, también en este contexto de crisis política y económica", ha afirmado el exgobernador del banco central de Canadá y también del banco de Inglaterra.

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Carney y Macron han mostrado mucha sintonía ante los medios de comunicación y han demostrado que comparten puntos de vista en cuanto a la guerra en Ucrania y la guerra comercial. "Tenemos la determinación de defender conjuntamente un orden internacional justo. Es decir, que no sea ni la ley del más fuerte ni el aislacionismo", ha destacado el presidente francés.

A media tarde el rey Carlos III ha recibido al primer ministro canadiense en el palacio de Buckingham durante treinta minutos, que como se ha apuntado es, formalmente, el jefe de estado de Canadá. Una visita que debe leerse más como un símbolo que por las palabras, porque el rey no hace declaraciones políticas y Carney no ha hecho ningún comentario sobre el encuentro.

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Pero que Carlos III reciba a Carney es una muestra de apoyo a la soberanía e independencia del país ante cualquier intento de someterlo a Washington, una idea que parece un brindis al sol por parte del ocupante de la Casa Blanca. Sin embargo, el gesto de la monarquía podría hacer tambalear la política de apaciguamiento que Londres está haciendo con el errático e imprevisible Trump, en especial después del viaje de Keir Starmer a finales de febrero. Porque, de hecho, con la mano derecha, Londres –en este caso el rey– apoya a Canadá libre; pero con la izquierda, ha invitado a Trump a una segunda y excepcional visita de Estado, aún a concretar. La monarquía recuerda al presidente de Estados Unidos quien manda en Ottawa, pero también la monarquía servirá para satisfacer el enorme ego de Donald Trump.