Regen Unido

Rishi Sunak rescata del olvido a David Cameron y le nombra responsable de Exteriores del Reino Unido

El 'premier' recupera para el gobierno el gran fracasado del referéndum del Brexit y fuerza también la dimisión del ultra Suella Braverman, hasta ahora ministra del Interior

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La hasta ahora ministra del Interior británica, Suella Braverman.

LondresEl juego de las sillas. Musical chairs. El primer ministro británico, Rishi Sunak, ha cesado esta mañana del lunes a la extremista ministra del Interior, Suella Braverman, cinco días después de que la hasta ahora máxima responsable de la seguridad del Reino Unido se enfrentara al jefe de la policía metropolitana de Londres, Mark Rowley, acusándole de "favorecer" a los manifestantes propalestinos.

El relevo forma parte de una ancha remodelación del gobierno en la que destaca, con nombre propio, el regreso al ejecutivo como jefe del Foreign Office de David Cameron, ex primer ministro del 2010 al 2016 y gran fracasado del referéndum del Brexito. Cameron dimitió a raíz de la derrota en el plebiscito del 23 de junio del 2016 y ahora vuelve a un ejecutivo comprometido con la ruptura con la Unión Europea. La designación ha cogido a todo el mundo por sorpresa en Westminster. Y, de hecho, contrasta enormemente con la imagen de cambio y renovación total del gobierno conservador que Sunak ofreció en el congreso del partido a primeros de octubre, cuando quiso desvincularse del caos en el que ha vivido el país, y los tories, precisamente desde el 2016. Pues bien, con la descongelación de Cameron lo que precisamente hace Sunak es traer de nuevo al corazón del gobierno al hombre que abrió la caja de Pandora.

David Cameron y Gordon Brown el domingo en la ceremonia del Remembrance Sunday, que marca el fin de la Primera Guerra Mundial.

La remodelación del gobierno Sunak se encuentra en proceso y se alargará durante toda la jornada. Pero como ya se ha apuntado, la gran sorpresa de la mañana ha sido la aparición en Downing Street de David Cameron, quien ha sido confirmado como nuevo ministro de Exteriores. Cameron, el hombre que tuvo que abandonar el cargo de jefe de gobierno tras el enorme fracaso que supuso la derrota en el referendo del Brexit de 2016, sustituye a James Claverly, que a su vez ha sido catapultado al puesto dejado vacante por Suella Braverman. Sin embargo, Cameron no es diputado y para convertirse en ministro y para que pueda responder políticamente ante la oposición, al menos debe ser miembro de la Cámara de los Lores, un nombramiento que se ha producido por la vía de urgencia. No es la primera vez que un primer ministro vuelve al gobierno con un cargo inferior, pero en las ocasiones anteriores eran diputados. 'Exteriores de Theresa May tiene dos efectos inmediatos: uno, muy negativo para Sunak, y otro, que se pretendería positivo, pero que en el mejor de los casos será inocuo. Lo primero es que en vez de que todos los focos se centren en Braverman y en su despido, y en el desafío que planteó a un debilitado primer ministro la semana pasada, ahora pasan a apuntar Cameron, el mayor recuperado después de más siete años de dedicarse a los negocios privados ya escribir unas soporíferas memorias.

Pero que el hombre encargado de la política exterior sea alguien que en el pasado era un declarado pro-UE supone también un gran revés para el sector más brexitero del partido, que puede considerar el movimiento una afronta. Al mismo tiempo indica un enorme grado de aislamiento de Sunak dentro de su partido, incapaz de encontrar en sus parlamentarios a alguien con suficientes capacidades y conocimientos para ocupar una de las tres carteras más relevantes del gobierno, especialmente en unos momentos en los que la guerra de Gaza y la de Ucrania tensan el panorama internacional.

Tampoco es mínimo el detalle que hasta ahora Cameron haya estado colaborando con lobis que promueven los intereses chinos en la región del Indopacífico, cuando la política conservadora es de máxima tirantez y dureza contra el gobierno de Pekín.

Un 'premier' debilitado

El cese de Braverman, por el contrario, no ha sido asombroso. En los últimos diez días había estirado demasiado la cuerda. En un explosivo artículo en The Times la semana pasada, la ya exministra calificó las manifestaciones en solidaridad con la población de la franja de Gaza y la Cisjordania ocupada de "marchas del odio". Braverman, además, menospreció a la autoridad de Scotland Yard, acusando a la policía de "favoritismo" con los manifestantes propalestinos y con otros movimientos, como el Black Lives Matter.

Sunak, que no había autorizado la publicación del texto, la ha convocado esta mañana en Downing Street y le ha pedido su dimisión. Braverman ha aceptado, una renuncia forzada que se produce dos días antes de que el miércoles el Tribunal Supremo del Reino Unido decida sobre lo más que polémico plan de envío de solicitantes de asilo a Ruanda, cuyo Braverman es una firme entusiasta, así como Sunak.

El despido de Braverman –el segundo de su carrera al ejecutivo, y ambos disfrazados de renuncia forzosa– es el inicio de una remodelación del gobierno más amplia y también supone el posicionamiento de la ya exministra en la carrera por el liderazgo conservador tras las elecciones del próximo año, que de acuerdo con todas las encuestas supondrán la derrota de los tories después de 14 años en el poder.

Una vez que ha conocido su suerte, el tono de Braverman, como de costumbre, ha sido muy desafiante: "Ha sido el mayor privilegio de mi vida ejercer de ministra del Interior. Tendré más cosas que decir en su momento". Sin duda, un aviso para Sunak de que aún puede ser mucho más incómoda como parlamentaria de segunda fila con sus críticas al gobierno que en torno a la mesa del cabinete, cuando ya lo era suficiente. Braverman es una de las voces más potentes de la extrema derecha del Partido Conservador y se presentó en la carrera por el liderazgo después de la caída de Boris Johnson. Obtuvo un resultado mucho mejor de lo esperado con su retórica inflamada y demagógica contra los inmigrantes y el multiculturalismo.

La penúltima polémica de Braverman antes de su enfrentamiento con el comisionado de Scotland Yard tuvo lugar el 4 de noviembre, cuando afirmó en unas declaraciones: "El pueblo británico es compasivo. Siempre apoyaremos a las personas que no tienen hogar. Pero no podemos permitir que las calles queden llenas de hileras de tiendas ocupadas por personas, muchas de ellas extranjeras, que viven en la calle como opción de vida”.

Sunak ha recibido durante todo el fin de semana llamadas desde su partido y desde la oposición para deshacerse Braverman. Pero una de las primeras reacciones desde las mismas filas conservadoras ha sido la crítica al cese por plegarse a "las exigencias de la izquierda". La diputada Andrea Jenkins pitó que Braverman fue despedida por "decir la verdad". La verdad a la que se refiere son los comentarios que ayer hizo el todavía responsable de Interior a raíz de la manifestación a favor de los palestinos que reunió cientos de miles de personas el sábado en las calles de Londres. En una serie de tuits, Braverman aseguró que "semana a semana, las calles de Londres se están contaminando por el odio, la violencia y el antisemitismo": "El público está siendo asaltado e intimidado. Los judíos en particular se sienten amenazados. Hacen falta más acciones", una nueva crítica a la policía, como ya había hecho en el artículo publicado en The Times.

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