Rutte, más apocalíptico que nunca: "Somos el próximo objetivo de Rusia"

La Coalición de los Voluntarios se encuentra esta tarde con Volodímir Zelenksi con un plan de paz alternativo al de Trump sobre la mesa

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, este mediodía en Berlín, durante su discurso en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich.
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LondresMás apocalíptico que nunca, el secretario general de la OTAN ha lanzado una brutal advertencia este jueves desde Berlín. Mark Rutte ha alertado de que Europa es el "próximo objetivo de Rusia y ya estamos en peligro". En consecuencia, pidió a los gobiernos occidentales que se preparen para un escenario de guerra comparable al que vivieron "los abuelos y bisabuelos" del continente. Con unas palabras cargadas de dramatismo calculado con las que seguir profundizando en la necesidad del rearme, Rutte ha instado a reforzar el compromiso militar y político con Ucrania: "Imagínense un conflicto que llega a todos los hogares, a todos los puestos de trabajo, con destrucción y movilización masiva, pero un sufrimiento generalizado y sufrimiento generalizado y sufrimiento generalizado. compromisos, ésta es una tragedia que podemos evitar".

El secretario general de la Alianza Atlántica ha insistido en que "este no es un momento para la autocomplacencia". Y ha añadido: "Me parece que demasiada gente está cómodamente confiada. Muchos no perciben la urgencia. Y muchos creen que el tiempo juega a nuestro favor. No es así. El momento de actuar es ahora. El gasto y la producción de defensa de los aliados deben aumentar rápidamente. Nuestras fuerzas armadas deben tener lo que necesitan para mantenernos seguros." No ha obviado, tampoco, referencias históricas: "Durante la Guerra Fría, el presidente Reagan advertía sobre los impulsos agresivos de un imperio del mal. Hoy, el presidente Putin vuelve a dedicarse a construir un imperio".

Sus declaraciones, en el discurso inaugural en la Representación Estatal de Baviera, organizada por la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), llegan en un momento en el que Ucrania y varios países europeos están liderando una nueva propuesta de paz que, según fuentes diplomáticas citadas por distintos medios europeos, cuenta con la disposición de Estados Unidos. De hecho, el canciller alemán, Friedrich Merz, aseguró esta mañana, antes de encontrarse con Rutte, y tras una llamada telefónica con el presidente Donald Trump ayer miércoles, que Washington estaría "preparado para recorrer ese camino" junto a los europeos. Pero todo sigue sonando muy ambiguo, en especial para el presidente Volodímir Zelenski.

En todo caso, la iniciativa, que ha circulado entre capitales occidentales, ha sido objeto de negociaciones intensas. El documento con el que trabajan los europeos ha tenido múltiples versiones y ha pasado por todas las manos: rusas, americanas y europeas. La cuestión más espinosa para llegar a un alto el fuego sigue siendo la de los territorios ocupados: Merz ha apuntado que el texto más reciente hace referencia a concesiones territoriales que Ucrania podría aceptar, pero de momento Kiiv no ha mostrado síntomas de querer ceder el Donbás ni el enclave estratégico de la central nuclear de Zaporíjia.

Otro punto sensible es la posible creación de una amplia zona desmilitarizada para congelar la actual línea del frente, quizá de entre 40 y 50 kilómetros de ancho. Esta franja, aún por definir, requeriría una presencia internacional que en estos momentos ninguna capital europea se pronuncia sobre qué fuerzas la asumirían, ni cómo se evitaría que Rusia ejerciera influencia.

Europa y Ucrania siguen dependiendo de los caprichos de Donald Trump, con Londres, París y Berlín intentando mantener la Casa Blanca implicada en un proceso que el presidente de Estados Unidos ha acelerado con un calendario propio: llegar a un posible acuerdo preliminar antes de Navidad. Un plazo que, según analistas diplomáticos, no implicaría necesariamente la firma final de un acuerdo, pero sí una definición clara de hasta dónde están dispuestos a llegar Europa y Ucrania en términos de concesiones y garantías de seguridad.

Recelos en Kiiv

Sin embargo, para Ucrania el debate actual genera profundos recelos. Ivanna Klimpuix-Tsintsadze, diputada de la oposición y expresidenta adjunta del gobierno, advirtió también este jueves, en declaraciones a la BBC, que el plan difícilmente logrará establecer "una paz duradera y sostenible" en su país, e incluso podría incentivar nuevas agresiones en otras regiones del mundo al erosionar el derecho internacional. Según la parlamentaria, cualquier acuerdo que imponga renuncias territoriales a Ucrania abriría la puerta a mayor inestabilidad. Un sentimiento que comparten los socios europeos de Zelenski, que esta tarde mantendrán una reunión virtual en torno a la llamada Coalición de los Voluntarios, tres días después de que el presidente ucraniano se entrevistara personalmente con el primer ministro, Keir Starmer, el presidente francés, Emmanuel Macron, y con el canciller Merz.

También el diplomático británico Peter Ricketts, exconsejero de seguridad nacional, considera que el contenido que se conoce del plan de paz sigue siendo demasiado impreciso. "La solución realista pasa por un alto el fuego con las fuerzas manteniendo las posiciones actuales y una zona de separación supervisada internacionalmente", aseveró en la prensa del Reino Unido. Pero esto requeriría garantías de seguridad sólidas, especialmente para Ucrania, que difícilmente aceptará la paz por territorio que quiere el Kremlin sin compromisos vinculantes. La incorporación en un futuro a la OTAN, la que en teoría podría ser la garantía más sólida, no está sobre la mesa, y cualquier fórmula intermedia sería frágil y expuesta a futuras ofensivas rusas.

La posibilidad de que Estados Unidos reconociera formalmente territorios ocupados por Rusia, como sugieren algunas informaciones, sería un cambio histórico en la política exterior norteamericana y un inmenso sacrificio para Ucrania. Ricketts considera que este punto será extraordinariamente difícil de asumir por Kiiv y por la opinión pública europea. Ante este panorama, las advertencias de Rutte buscan movilizar a gobiernos y parlamentos europeos hacia un aumento urgente del gasto en defensa. Aunque su lenguaje ha sonado apocalíptico, quizá su intención última sea reforzar la percepción de amenaza para evitar que Rusia siga expandiendo su presión militar e híbrida sobre Europa.

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