Bajo un acuerdo post-Brexit, el NHS puede pagar a otro país europeo para tratar a pacientes del Reino Unido cuando existe un "retraso indebido" para acceder a un tratamiento equivalente en Reino Unido dentro de un "plazo médicamente aceptable". El número de procedimientos financiados por el NHS fuera del Reino Unido ha crecido el 42% en sólo dos años, pasando de 99 casos en 2022-23 a 141 en 2024-25, con Polonia, Alemania e Italia entre los principales beneficiarios. Sin embargo, estos 352 casos en los últimos tres años representan una muy pequeña fracción del medio millón largo de pacientes que pagan el tratamiento ellos mismos en el extranjero.
La saturación en los hospitales obliga a los británicos a viajar al extranjero para recibir tratamiento
La deuda del estado con el NHS agrava la tormenta que asedia a Downing Street, con el ministro de Sanidad en el epicentro del terremoto
LondresLa confianza de los británicos en la acción de Downing Street se pierde por el fregadero. Mientras los ciudadanos de las islas temen, en sólo dos semanas, una subida del impuesto de la renta que traicionaría una de las promesas electorales clave del laborismo, y que podría causar un terremoto político, otro frente muy sensible, el NHS, el sistema nacional de salud, no acaba de levantar cabeza ni de eliminar significativamente las listas de espera. En julio eran 7,41 millones de pacientes, sólo 200.000 menos que un año atrás, los que seguían esperando tratamiento. La huelga de cinco días que inician este viernes los médicos residentes en los hospitales de Inglaterra –tanto en urgencias como en la asistencia no urgente– tampoco hará que mejore la situación.
Y uno de los resultados de los retrasos es que el año pasado, más de medio millón de ciudadanos con residencia en las islas (523.000, de acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística) viajaron al extranjero para recibir tratamiento médico. El dato supone un incremento del 50,1% en tan sólo dos años.
El exsindicalista de Unison Dennis Reed, de la ONG Silver Voices, un grupo de apoyo de las personas mayores, califica la situación de "tragedia impulsada por la desesperación". Muchos pacientes, asegura Reed, utilizan sus ahorros para obtener tratamientos que no pueden recibir a tiempo en el NHS. Entre otros, reemplazos de cadera y rodilla, cirugías de cataratas y tratamientos dentales. "La gente con ingresos modestos buscará cada vez más alternativas baratas si se enfrenta a largas esperas, tal vez con dolor, y no puede permitirse ir a la sanidad privada" en el Reino Unido, afirma.
Los destinos más populares para este nuevo turismo médico incluyen Turquía, Polonia, Rumanía, Portugal, India, Lituania e Italia. En Turquía un reemplazo de cadera puede costar sólo entre 6.000 y 8.000 libras (menos de 10.000 euros), la mitad del precio de una operación en una clínica privada en Reino Unido. La publicidad de centros en el extranjero a través de Internet es una de las vías habituales para captar clientes. En algunos casos deben tener un gran poder adquisitivo. Es el caso de la página web Tailor Doc, que ofrece la sustitución de caderas y rodillas en el hospital Vithas Valencia 9 de Octubre y estancias de "recuperación en una residencia de lujo de Denia", por precios que pueden oscilar entre los 10.000 euros, en los casos más simples, en los 60.000, en los más complejos.
Expertos sanitarios –y Reed también lo comenta– advierten de los graves riesgos asociados a estas prácticas. La razón fundamental es la muy variable regulación de las clínicas, especialmente si están situadas fuera de la Unión Europea. El seguimiento postoperatorio y la gestión de posibles complicaciones se convierten en un reto cuando el tratamiento se ha realizado a miles de kilómetros de distancia. En los peores casos, si existen efectos secundarios no deseados, el NHS no garantiza necesariamente el tratamiento en Reino Unido.
El ministro de Sanidad, Wes Streeting, ha lamentado de forma reiterada esta situación, calificando de "estremecedor" que cientos de miles de contribuyentes se vean forzados a viajar al extranjero para recibir atención médica que deberían tener gratis en su país. Streeting defendía hace diez días la gestión del gobierno, señalando que, aunque "aún queda mucho camino por recorrer", el laborismo ha entregado más de cinco millones de citas médicas adicionales y se han reducido las listas de espera en 206.000 en el primer año en el gobierno.
¿Un acelerador gripado?
Y este pasado miércoles, afirmaba ante las cámaras de la BBC: "Ahora estamos pulsando el acelerador y recortando la burocracia innecesaria para reinvertir los ahorros en la atención de primera línea". Sin embargo, los datos más recientes muestran que las listas han aumentado por tercer mes consecutivo desde julio de este 2025.
Las voces críticas sobre el estado del NHS resuenan periódicamente en diferentes medios de comunicación, a pesar de la promesa de la inversión de 29.000 millones8-2. David Hare, por ejemplo, director ejecutivo del Independent Healthcare Providers Network –la patronal de la sanidad privada–, señalaba, a finales de octubre, que "con las esperas para la atención del NHS que continúan en niveles casi récord, no es sorprendente que muchos miles de personas estén buscando todas sus opciones de tratamiento". Una inversión como la promesa no hace que vislumbre ninguna mejora.
El ministro Streeting ha prometido que su próximo plan de salud de 10 años "catapultará al NHS en el siglo XXI y hará que la gente sea atendida a tiempo en un servicio de salud moderno en tierras británicas".
¿Se lo creen los británicos? Quizás sí. Pero nada favorece al responsable de la sanidad que aparezca, como ha ocurrido esta misma semana, como el gran conspirador contra el primer ministro, Keir Starmer. El miércoles, toda la prensa del país publicó un ataque preventivo contra el ministro, orquestado desde Downing Street, y advirtiéndole de que cualquier intento de golpe dentro del mismo partido sería combatido por su líder.
Una pretensión que, por otra parte, cada vez suena más fantasiosa. Porque Starmer cada vez parece más débil. Y si logra salvar el arrecife de los presupuestos, el 26 de noviembre, la puntilla puede llegar a raíz de las elecciones locales y nacionales del próximo mayo, cuando se prevé que la ultraderecha del Partido Reformista obtenga los mejores resultados de su historia. No en vano Nigel Farage lidera las encuestas. Y como de costumbre, el goteo de datos negativos –no sólo sobre el NHS; también sobre el paro, que ha llegado al 5% en septiembre– es aprovechado por la demagogia ultra para socavar a un gobierno ya bajo mínimos.