Sturgeon reaviva el llamamiento al segundo referéndum de independencia de Escocia
Insinúa hacerlo sin el permiso de Londres, que niega la posibilidad de un nuevo plebiscito legal
LondresBoris Johnson desafiaba este lunes a Bruselas y Nicola Sturgeon ha desafiado este martes a Londres. Y todo ello, debido al Brexit, por un lado, y al Brexit y el anhelo independentista de una parte de la población de Escocia, por otro. En el centro del terremoto, la misma persona, el premier Johnson, que el 2016 y el 2019 puso por delante sus intereses personales a cualquier consideración política, aunque fuera al precio de dañar la relación de Londres con Irlanda del Norte o la de Londres con Escocia. El clima político en el Reino Unido presenta síntomas de tormenta en el horizonte.
Nicola Sturgeon, la ministra principal y líder del Partido Nacional Escocés (SNP), ha desatado este martes más rayos y más truenos desde Bute House, su residencia oficial en Edimburgo, donde ha puesto negro sobre blanco las renovadas intenciones de su gobierno (SNP-Verdes) de celebrar un segundo referéndum de independencia, de acuerdo con el mandato conseguido en las elecciones nacionales de mayo del año pasado.
En la conferencia de prensa en que Sturgeon ha vuelto a hacer el llamamiento al nuevo plebiscito, la jefa de la SNP ha asegurado que el Parlamento escocés tiene un "mandato democrático indiscutible" para celebrarlo. Y también ha sugerido que lo podría hacer sin obtener el permiso del gobierno del Reino Unido, como sí que sucedió el 2012. En aquel momento, el entonces primer ministro, David Cameron, y el ministro principal escocés, Alex Salmon, llegaron al Acuerdo de Edimburgo, por el cual el Parlamento de Westminster transfirió los poderes al de Edimburgo para llevarlo a cabo de forma legal y vinculante.
La negativa de Londres, que Johnson ha reiterado ya desde su victoria electoral el 2019, y que también ha manifestado este martes, obliga a Edimburgo a buscar vías legales (como lo ha calificado Sturgeon) para que sea el Parlamento de Holyrood quien saque adelante la segunda consulta. "Sabemos que en estas circunstancias la competencia del Parlamento escocés para legislar está impugnada y, por lo tanto, esta es la situación que tenemos que navegar para dar a la gente la opción de la independencia. Este trabajo está en marcha y, aunque hoy no tengo la intención de profundizar en más detalles, puedo decir que tengo la intención de hacer una actualización significativa ante el Parlamento muy pronto", ha manifestado.
Después de la conferencia de prensa, Boris Johnson ha salido con un argumento suficientemente conocido: "Creo que la decisión la tomó el pueblo escocés hace solo unos años", ha dicho durante una visita a Staffordshire. "Creo que lo tenemos que respetar", ha añadido. "También pienso que tendríamos que centrarnos en aquello que creo que la gente de todo el Reino Unido –Escocia, Inglaterra, todo el mundo– quiere que miremos", ha insistido, y ha citado la situación económica y los efectos de la pandemia de covid-19. "Este es el foco del gobierno. Estamos trabajando con nuestros amigos del gobierno escocés, de la administración escocesa, en estos temas. Esto es lo que se espera que haga el gobierno", ha esgrimido.
Decisión tomada
Además de la cuestión clave de la pertenencia a la Unión, otro problema que ha señalado Sturgeon es el "déficit democrático". "Tenemos un primer ministro sin autoridad democrática en Escocia [los conservadores escoceses tienen una mínima representación en Westminster] y sin autoridad moral en ninguna parte del Reino Unido. El Brexit nos ha sacado de la Unión Europea y del mercado único en contra de nuestra voluntad, con un daño enorme para el comercio, el nivel de vida y los servicios públicos", ha argumentado la líder escocesa.
La "independencia no es garantía de éxito", ha admitido Sturgeon, pero "pondrá en nuestras manos las palancas que determinan el éxito", ha asegurado. "Significará que podemos trabajar en colaboración con nuestros amigos en el resto del Reino Unido, pero no estar sujetos a decisiones de los gobiernos de Westminster que no votamos y que nos llevan en la dirección equivocada", ha añadido. Un ejemplo es la salida de la Unión Europea, que Escocia rehusó en el referéndum del 2016 –la próxima semana se cumplen seis años– pero a la que se ha visto forzada por el peso demográfico de Inglaterra, que fue quien decidió la cuestión.