Sturgeon roza la mayoría absoluta y reclama el segundo referéndum

El SNP necesitará el apoyo de los Verdes para llevar a cabo "la voluntad de la gente"

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Nicola Sturgeon, primera ministra de Escocia, durante el recuento electoralJeff

Londres"Es la voluntad de la gente, no la mía, no la de Boris Johnson". Usando una expresión que remite al eslogan que los brexiters repitieron hasta el infinito mientras se debatía si era legítimo hacer o no un segundo referéndum sobre la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europa (UE), la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, se ha referido este sábado por la tarde al mandato conseguido por los partidos favorables a la independencia para celebrar un segundo referéndum. Se trata del "derecho de los escoceses a elegir su propio futuro cuando la crisis sanitaria haya pasado, una cuestión que es un principio democrático fundamental", ha remachado.

Sturgeon lo ha comentado en el discurso de victoria que ha pronunciado en Glasgow antes de que se conocieran los resultados definitivos pero una vez había quedado establecido, sin ningún tipo de duda, no solo el más que previsible triunfo del Partido Nacional Escocés (SNP, en las siglas en inglés) en las elecciones celebradas jueves, sino que la mayoría independentista que forman los nacionalistas con los Verdes se ha ampliado en relación con los comicios de 2016.

Después de casi treinta y seis horas de recuento, el SNP ha obtenido finalmente 64 escaños, uno por debajo de la mayoría absoluta, mejorando en un diputado la representación de 2016. Los Verdes, por su parte, han conseguido 8, dos más que en los últimos comicios. El bloque independentista, pues, cuenta con una holgada representación de 72 diputados, más que suficientes para marcar la agenda de la segunda consulta a lo largo de los próximos cinco años de legislatura, en una fecha a decidir, "por mayoría simple, en el Parlamento escocés", ha dicho Sturgeon. El referéndum, ha afirmado también la primera ministra, "no es ninguna demanda, es un compromiso adquirido con la gente por una clara mayoría de los parlamentarios escoceses; es la voluntad del país", ha remachado.

A pesar de que el voto táctico unionista ha frenado finalmente las expectativas del Partido Nacional Escocés (SNP) de conseguir los 65 diputados con los que se llega a la mayoría absoluta, la suma del SNP y los Verdes garantiza que Londres, y en este caso Boris Johnson, volverá a tener el mismo problema que tuvo David Cameron encima de la mesa en 2011, cuando el SNP, entonces sí, con 65 diputados, consiguió contra pronóstico el control total del Parlamento, y forzó la celebración del referéndum de 2014.

Por su parte, Patrick Harvie, colíder de los Verdes, también se ha expresado en términos parecidos a los comentados por Sturgeon. "Si hubiera habido una mayoría no independentista en el Parlamento, me habría sabido mal, pero lo habría tenido que aceptar. Con una mayoría a favor del referéndum, el primer ministro británico no se puede oponer", ha afirmado en la BBC.

Sin embargo, Boris Johnson, poniéndose la venda antes de la herida, y como ya ha hecho en otras ocasiones, ha rechazado la posibilidad de la consulta a través de una entrevista que el Daily Telegraph ha publicado a primera hora del día, mucho antes, incluso, que se conocieran los resultados definitivos. Johnson ha calificado el posible segundo referéndum como "irresponsable e imprudente".

Prioridad, la pandemia

De momento, no hay demasiada prisa. El independentismo tiene cinco años por adelantado para continuar gobernando Escocia. En su discurso, Nicola Sturgeon ha asegurado que, hoy por hoy, la prioridad es continuar luchando contra la pandemia. Sin embargo, y a pesar de la prudencia que ha exhibido, y el hecho que ha afirmado que no hará un referéndum que no tenga garantías legales, no hay duda que Edimburgo y Londres se encaminan hacia un choque constitucional. Sobre todo si Johnson continúa, como hasta ahora, mostrándose firme en su negativa.

Como argumento a su favor, siempre puede exhibir que, en términos absolutos, los votos unionistas suman más que no los independentistas.

Sea como fuere, hacer una proyección de cara a un hipotético referéndum es imposible. En las elecciones de jueves votó el 63% de la población mientras que en el referéndum de 2014 lo hizo casi el 85%.

Por otro lado, la primera ministra ha destacado también la diferencia entre las diferentes naciones del Reino Unido que las elecciones celebradas en Gales –donde el laborismo volverá a gobernar en la asamblea del país– y en Inglaterra –donde los tories han ganado la mayoría de los consejos locales, con las excepciones de las alcaldías de Manchester, Liverpool o Londres– perfilan en relación con Escocia y los resultados que han surgido de las urnas. "La mayoría del país apoya una visión progresiva, inclusiva y con una mirada hacia el exterior en cuanto al futuro de nuestra nación. Sin embargo, nos enfrentamos a muchos años más de gobiernos conservadores de una derecha obsesionada por el Brexit que no hemos votado".

El Brexit, de hecho, es la gran diferencia entre el Parlamento escocés de 2016 y el de 2021. La fortalecida mayoría favorable a la independencia, en unas elecciones en que la participación ha superado lo habitual en Escocia –63%, ante el 55,7% de 2016–, ha marcado un antes y un después en la decisión de los votantes.

Sturgeon, pues, que ha insistido en que no tiene prisa, sabe que no puede decepcionar a su electorado. Este mes de mayo de 2021 ha empezado, oficialmente, la cuenta atrás para la celebración de un segundo referéndum de independencia de Escocia. En un momento u otro, Boris Johnson y la primera ministra están condenados a chocar.

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