Francia debate si se tiene que volver a confinar

París sugiere cerrar la ciudad tres semanas pero el gobierno solo se plantea medidas de fin de semana

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Persones con mascarilla  ante Torre Eiffel, en París, este viernes

BarcelonaEl primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de París, Emmanuel Grégoire, abrió la caja de los truenos el jueves por la noche cuando, en una entrevista radiofónica, planteó la posibilidad de confinar la capital francesa durante tres semanas para conseguir rebajar drásticamente la cifra de contagios de covid-19 y, de este modo, "tener la perspectiva de reabrirlo todo" después. Posteriormente, el número dos del consistorio que dirige la socialista Anne Hidalgo ha matizado sus palabras para dejar claro que se trataba solo de una hipótesis, pero la idea de fondo se mantiene: las restricciones vigentes actualmente en Francia son "extremadamente restrictivas", se están alargando demasiado en el tiempo, no están teniendo unos resultados sanitarios "suficientemente convincentes" y no garantizan que, al final, no haya que confinarse igualmente.

Gabriel Attal, portavoz del gobierno francés –que es quien tiene la autoridad para aprobar este tipo de medidas–, ha asegurado este viernes por la mañana que el ejecutivo "estudiará" la propuesta de la ciudad si se acaba formalizando, cosa que no se prevé que pase antes del lunes. Pero unas horas después el primer ministro, Jean Castex, lo ha descartado: "El Ayuntamiento de París dice que hace falta que confinemos tres semanas y después ya está –ha dicho durante una visita en un hospital–, pero sabéis muy bien que con las variantes [del virus] esto no es posible. No se tienen que decir estupideces".

El jueves, Castex había situado París dentro de la lista de 20 departamentos en los que los indicadores epidemiológicos mostraban una evolución más preocupante y en los que el gobierno se planteaba endurecer las medidas de contención del coronavirus a partir del fin de semana que viene. El primer ministro, sin embargo, descartó el regreso al confinamiento total –una opción que, según él, hay que retrasar tanto como se pueda– y señaló más bien hacia confinamientos de fin de semana, en la línea de los que se han impuesto para este fin de semana y el que viene en las conurbaciones de Dunkerque (en el extremo norte del país) y de Niza (en la costa mediterránea). En todo caso, dijo, las medidas se tendrían que adoptar de manera consensuada con las autoridades locales. Desde París, sin embargo, el confinamiento de fin de semana se considera una medida poco adecuada, porque es "muy restrictiva desde el punto de vista del impacto social y bastante poco eficaz desde el punto de vista científico", según Grégorie.

Cuatro meses de toque de queda

El 14 de octubre, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, decretó un toque de queda nocturno en las principales ciudades del país –que después se extendería a más de la mitad del territorio– con el objetivo de frenar el rápido crecimiento del número de contagios que se estaba empezando a registrar. La medida no fue suficientemente efectiva, y el 30 de octubre el país entró en un segundo confinamiento domiciliario que se alargó hasta el 15 de diciembre y que consiguió frenar notablemente la expansión del virus. Pero desde entonces el toque de queda ha seguido vigente, e incluso se ha ampliado: desde el 16 de enero no se puede salir de casa sin motivo justificado entre las seis de la tarde y las seis de la mañana. Los bares y los restaurantes también están cerrados desde octubre.

A pesar de estos cuatro meses de restricciones, Francia no ha conseguido mantener el virus a raya. Ahora mismo es el tercer país del mundo que más nuevas infecciones registra cada día (25.403, este jueves), por detrás de los Estados Unidos y Brasil, y su incidencia acumulada se sitúa en 214 casos por cada 100.000 habitantes en la última semana, muy por encima de países como Alemania (63) o España (84). Francia, de hecho, es el sexto país del mundo con más contagios acumulados desde el inicio de la pandemia, con 3,7 millones de personas, y el séptimo con más muertos, con casi 85.600.

Ante estos datos, no es solo el Ayuntamiento de París quien piensa que la solución idónea sería un confinamiento. Este viernes, varias voces del ámbito sanitario han pedido al gobierno de Macron que actúe con rapidez y vuelva a ordenar a los ciudadanos que se queden en casa. Por ejemplo, el doctor Philippe Juvin, jefe del servicio de urgencias del hospital parisiense Georges Pompidou, ha dado por hecho que tarde o temprano los franceses se tendrán que volver a confinar y ha avisado de que, cuanto más tarde se tome esta decisión, más tiempo tendrá que durar la medida. "No sé qué estamos esperando", ha dicho, en declaraciones a la cadena BFM TV. Juvin, que también es el alcalde de la población de la Garenne-Colombes, en la Isla de Francia, por el partido conservador Los Republicanos, considera que confinar solo la ciudad de París no tendría sentido, sino que "habría que tener en cuenta toda la región".

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