Macron, a Le Pen: "Usted depende de Putin”
El candidato a la reelección gana el debate electoral ante una líder de extrema derecha menos agresiva
ParísAún es pronto para saber si el presidente de Francia, Emmanuel Macron, será capaz de frenar este domingo a la extrema derecha, pero el candidato a la reelección ha conseguido este miércoles exponer públicamente las debilidades y contradicciones de la líder del Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, en el frente a frente que los dos candidatos han tenido en directo en la televisión pública francesa, TF1. Le Pen ha conseguido mostrarse menos agresiva que en el debate de hace cinco años, pero Macron le ha puesto contra las cuerdas una vez detrás de otra, desenmascarando el populismo de sus propuestas y poniendo en entredicho su capacidad para gobernar.
Cinco años después, Macron se ha vuelto a erigir en ganador del debate presidencial. Le Pen, sin embargo, ha sido capaz de poner en marcha su estrategia para mostrar una cara más amable y promocionarse como moderada. “Querría decir al pueblo francés que otra opción es posible, fundamentada en el respeto y el sentido común", ha arrancado Le Pen. "Seré presidenta de la concordia restaurada entre los franceses, de la paz civil y la fraternidad nacional”, ha afirmado.
El debate, de más de dos horas de duración, ha servido para hablar de todas las cuestiones de la campaña, pero Macron ha aprovechado la política internacional –un terreno donde el presidente se siente muy cómodo– para atacar a Le Pen. El presidente ha aprovechado la proximidad de la candidata de extrema derecha al presidente ruso, Vladímir Putin, para dejar en evidencia que su rival, si fuera presidenta, estaría hipotecada por esta amistad. “Usted depende del poder ruso. Usted depende del señor Putin”, le ha espetado.
Préstamo de un banco ruso
Macron hacía referencia a un préstamo que un banco ruso cercano a Putin dio a Reagrupamiento Nacional para financiar una campaña electoral anterior y que el partido todavía está devolviendo. “Si fuimos a buscar dinero a Rusia es porque ningún banco francés nos dio un préstamo”, ha dicho para intentar justificarse Le Pen, una de las pocas políticas europeas que se situó junto a Moscú cuando se anexionó Crimea.
Uno de los momentos más tensos del debate se ha producido cuando los dos candidatos hablaban del poder adquisitivo, la cuestión que ha protagonizado la campaña electoral. La líder de la ultraderecha defendía que las primas aprobadas por el gobierno francés para ayudar a las familias a hacer frente al aumento de los precios tendrían que ser fijas, y un aumento del 10% de los salarios para mejorar el poder adquisitivo de los franceses. “La medida que propongo de incremento de los ingresos es una cosa capaz de mejorar la vida cotidiana de los franceses”, decía Le Pen.
La respuesta de Macron ha dejado callada a Le Pen: “No quiero que los franceses piensen que con usted los sueldos aumentarán un 10%. Està haciendo creer que usted aumentará los salarios pero un jefe de estado no tiene ese poder. Eso lo tienen que decidir los empresarios”. De hecho, Macron ha desmontado las propuestas económicas de Le Pen. La líder de la ultraderecha ha criticado la propuesta de Macron de elevar la edad de jubilación a los 65 años (en Francia se sitúa en los 62 años) y la ha calificado de "injusta” y “absolutamente insoportable”, pero el candidato a la reelección le ha reprochado que no es “honesta” respecto a la cuestión porque no explica cómo se financiarán las pensiones y el progreso social.
Menos agresiva
Con todo, Marine Le Pen ha intentado reforzar su credibilidad mostrándose presidenciable y evitando el tono agresivo de 2017. La candidata ha intentado exprimir al máximo su idea de que Macron representa las élites del país, el establishment, la Francia de los ricos. Mientras que ella –que defiende suprimir derechos de los inmigrantes– representa al pueblo, las familias trabajadoras. “Vengo a buscar la fuerza del pueblo, sí, ¡ganaré!”, exclamaba horas antes del debate. Pero sus esfuerzos artificiales para moderar el discurso han acabado jugándole en contra, sobre todo al inicio del debate, cuando parecía que había renunciado a atacar a Macron y ha evitado en muchos momentos la confrontación. "Está más disciplinada que hace cinco años", le decía el inquilino del Elíseo.
El de este miércoles era el octavo frente a frente entre los dos candidatos a la presidencia de la República, un debate que se ha institucionalizado en Francia, a pesar de que la tradición proviene de Estados Unidos. El primero en Francia fue entre Valéry Giscard d'Estaing y François Mitterrand, y solo se suspendió en 2002, cuando Jacques Chirac rechazó debatir con el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional y padre de la actual candidata de extrema derecha. Macron, en cambio, creyó conveniente para sus aspiraciones políticas debatir con Marine Le Pen el 2017 y lo ha vuelto a hacer este miércoles por segunda y última vez.
Debates poco decisivos
Según los analistas, pese a las expectativas que levantan los frente a frente y las frases que dejan para la historia, son relativamente poco decisivos. Según una encuesta de OpinionWay publicada por el diario Les Echos, solo un 14% de los electores franceses esperan el debate para decidir su voto. En todo caso, el frente a frente puede servir para ampliar o acortar la ventaja entre los candidatos pero difícilmente para cambiar las encuestas. Según los últimos sondeos de intención de voto de la segunda vuelta, Macron no solo es el favorito sino que en los últimos días ha ampliado su ventaja: las últimas encuestas apuntan a un 56% de los votos para el presidente ante el 44% para Le Pen.