¿Por qué Merkel continua siendo tan popular?

Su popularidad supera la de la mayoría de políticos en activo y podría volver a ser canciller si no se retirara

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El gesto característico de Merkel la identifica sin necesidad de verle la cara, como en este cartel electoral de 2013

Berlín"Angela Merkel tiene una personalidad poco común y es la persona más inteligente que ha ocupado la cancillería". Con estas palabras la describía el historiador Arnulf Baring en entrevista a la radio pública alemana DLF en 2014, un año antes del punto de inflexión que supuso la crisis migratoria, tanto dentro de la Unión Europea (UE) como en Alemania, y también en las filas de su partido (CDU-CSU). Ahora que se retira de la política, la valoración se mantiene. La popularidad de la canciller sigue siendo elevada y supera la de los tres principales candidatos a sucederla: Armen Laschet (CDU-CSU), Annalena Baerbock (los Verdes) y Olaf Scholz (SPD).

La pandemia le ha dado un nuevo impulso, coinciden muchas voces en Alemania. Su bagaje científico (es física de formación) ha transmitido todavía más confianza a muchos ciudadanos en un país donde la improvisación se ve como algo negativo y donde la seguridad es el credo. De hecho, ha sorprendido que los socialdemócratas (SPD) también hayan jugado la carta de la seguridad en la propaganda electoral. "La buena nota de Scholz en las encuestas las últimas semanas se explica porque se ha dedicado a copiar el estilo de Merkel", se ha comentado en más de una columna y tertulia política estos días.

Método científico

“Su estilo de gobernar es como el de una científica: observar el mundo de manera amplia y compleja", describe el politólogo Herfried Münkler, de la Universidad Humboldt de Berlín, en conversación con corresponsales extranjeros. Es uno de los que ha publicado libro en las últimas semanas para hacer balance de la era Merkel.

La hasta ahora canciller no es alguien que se pone ante el carro y lo estira, sino alguien que, de entrada, analiza bien la situación y sus componentes para entender las relaciones y tomar, entonces, una decisión. Este tipo de liderazgo ha encajado muy bien con el contexto político que le ha tocado gobernar en sus 16 años en el poder: no en vano, se le ha puesto la etiqueta de la canciller de las crisis, la del euro, la de Ucrania, la de los refugiados, la del Brexit y, la última, la del coronavirus.

"Merkel, mujer nacida al este de Alemania, no comparte los valores conservadores de la CDU. Su padre era un pastor evangélico y teólogo, pero ella no viene de la tradición conservadora cristiana de la CDU", explica Münkler: "Al no ser una persona marcada ideológicamente, quiso mover el partido de la derecha hacia el centro..., y lo consiguió de forma magistral".

Acostumbrados a la estabilidad

Con Merkel como canciller, Alemania se ha acostumbrado a la estabilidad y a una política de centro. Más de uno, especialmente del ala más derechista de los cristianodemócratas y del partido germano de Baviera (CSU), la han acusado de apropiarse de demasiados discursos de la socialdemocracia. Pero con este talante moderado, y por el sistema de doble voto del modelo alemán, ha ido consiguiendo que votantes que nunca elegirían CDU-CSU votaran el partido con el que se sentían afines ideológicamente, pero también a Merkel.

Esta distancia ideológica con su propio partido la ha llevado a tener una relación menos próxima que su padrino político y excanciller, Helmut Kohl, que siempre tuvo la CDU detrás. Quizás esto explica el resultado históricamente desastroso (20%) que auguran los sondeos al candidato Laschet (CDU-CSU). 16 años de CDU-CSU con Merkel al frente haciendo política a su manera no es lo mismo que una CDU-CSU con un candidato que intenta presentarse como humano y próximo como ella.

La división que se vive en la CDU-CSU se ha hecho a la vez patente durante la campaña, especialmente cuando, pasados los primeros meses de la elección de Laschet, actual presidente de la región del Renania del Norte-Westfalia (NRW) como candidato, se puso en entredicho que fuera el nombre idóneo. Las críticas también llegaron desde Baviera, con el jefe de la CSU y presidente de la región, Markus Söder. Tras 16 años de Mütti, muchos militantes y votantes conservadores habrían preferido la mano más dura, la ideología pura y la presencia de Söder que no los aires carnavalescos de Laschet. “¡La echaremos de menos!“, dijo hace pocos días el mismo Söder sobre Merkel, algo impensable hace dieciséis años.

Serenidad y confianza

Para el historiador Baring, la serenidad y la confianza de la política, que creció en la región báltica de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, también explican su popularidad. "No es arrogante ni corrupta, nunca se la verá involucrada en asuntos oscuros; solo con esto, mucha gente ya se da por convencida". Es por este motivo que Laschet y Baerbock y algunos medios de comunicación utilizan el fantasma de los escándalos de corrupción Wirecard y CumEx para intentar dinamitar las buenas cifras en los sondeos que tiene ahora mismo el SPD y su candidato Scholz, actual ministro de Finanzas del gobierno de Gran Coalición (CDU/CSU-SPD) de Merkel.

Merkel es una persona reservada, "pero desde que el periodista televisivo Steffen Seibert pasó a ser el portavoz de su gobierno se ha convertido en una canciller mediática, más exitosa que su predecesor Gerhard Schröder (SPD). Busca mucho más las imágenes", apunta el historiador Ralph Bollmann en una conversación con corresponsales. Él es otro de los que ha publicado un libro sobre la era Merkel. El suyo, de 800 páginas.

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