Los motivos del enfado de Argelia con Sánchez
La reconciliación con Marruecos se está haciendo al precio de enemistarse con el gigante energético
Las relaciones diplomáticas entre España y Argelia están en caída libre y no parece que nada pueda parar la espiral. El presidente español, Pedro Sánchez, despreció el enojo de Argelia en su comparecencia en el Congreso y esto fue, en palabras de un alto diplomático argelino este miércoles, "la gota que hizo colmar el vaso". "Sánchez se ha jactado de haber vendido el Sáhara Occidental al ocupante marroquí y ha dejado de ser un socio creíble para Argelia", dijo, asegurando que "puede haber más medidas a corto plazo".
Y es que el gobierno español está atrapado en las tensiones entre sus dos vecinos del sur. Argel continúa defendiendo a los saharauis para erosionar a su rival regional, acusa a Marruecos de muertos en su territorio e incluso de haber provocado los incendios forestales que arrasaron la Cabilia el verano pasado; ha cortado el paso de gas a su vecino y no le hace ninguna gracia tener un país amigo de Israel a tocar de su frontera, cuando además siente amenazadas por la inestabilidad las vecinas Libia y Malí. Marruecos es importante para Madrid, sobre todo para hacerle el trabajo sucio en el control de la inmigración, y Argelia lo es como proveedor de gas. Y en este contexto Sánchez no los puede contentar a los dos y ha decidido ponerse junto a Rabat. "Argelia seguirá intentando visualizar su enojo. Se sienten despreciados por España y esto es un elemento muy importante, porque en la política exterior argelina pesan mucho los elementos simbólicos.", explica Eduard Soler, analista del Cidob.
Las formas importan
"El contenido de la reconciliación de España con Marruecos no gusta a Argelia, que lo ve como hostil. Pero también han sido importantes las formas: no haber sido informados, consultados, siempre ser tratados como un socio de segunda", apunta Soler.
El analista y periodista argelino Akram Khairef asegura en una conversación telefónica con el ARA que el escándalo Pegasus también ha envenenado las relaciones. "Que haya habido tanto ruido por el Pegasus catalán y no por el marroquí ha convencido a las autoridades argelinas de que Sánchez está en manos de Rabat", afirma. "Argelia considera inaceptable el giro de Sánchez con Marruecos, pero se dirige más contra él que contra España, por eso no ha habido una ruptura total de relaciones diplomáticas" añade.
Argel ha tenido tiempo para preparar las represalias económicas "por una escalada", dice Khairef: los vuelos comerciales entre los dos países hace años que están bajo mínimos y tampoco hay una fuerte dependencia más allá de algunos sectores como la obra civil o la cerámica. El impacto económico para Argel será limitado y para España de momento también porque "los contratos de suministro de gas se mantendrán". Argelia no erosionará su credibilidad internacional incumpliendo los acuerdos firmados por la venta de gas. Pero otra cosa es la negociación en un futuro, en que con la guerra en Ucrania ahora tiene muchos más países llamando a la puerta: ya se han acelerado los acuerdos con Italia, que se postula como la mejor salida para el gas argelino para alcanzar el mercado alemán y del resto de Europa Central, que ahora buscan alternativas al gas ruso. Para Miguel Hernando de Larramendi, catedrático de estudios árabes de la Universidad de Castilla-La Mancha, la diplomacia española ha cometido un error: "El contexto internacional es el que es y resulta difícil explicar el giro español sobre el Sáhara en pleno apogeo de la guerra de Ucrania, que además plantea nuevos problemas de inestabilidad regional. Hay una recomposición geoenergética en el Mediterráneo, Argelia se acerca a Italia, y no se ve cómo encaja lo que ha hecho la Moncloa con la aspiración de España de convertirse en un hub energético".
De poco le ha servido al gobierno Sánchez haberse prestado a deportar opositores argelinos que habían buscado refugio en España, como Mohamed Benhlima, un exoficial que había denunciado la corrupción dentro del régimen y que en marzo fue detenido en Zaragoza y entregado a las autoridades argelinas, y según Amnistía Internacional ha sido condenado a muerte. "España ha entregado a opositores para paliar el enojo del poder argelino por su cambio de posición sobre el tema saharaui y el resultado es que Argel se queda los opositores y continúa enfrentándose a Madrid: no parece un buen cálculo", explica al ARA un defensor de los derechos humanos argelino que pide no ser identificado.