La OMS y el G-7 subrayan el alto riesgo de la nueva variante

Los gobiernos intensifican las medidas en un mundo que sufre la distribución desigual de vacunas

Núria Vila / Francesc Millan
y Núria Vila / Francesc Millan

BarcelonaLa Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que el riesgo global que supone la nueva variante de covid-19, llamada ómicron, es "muy alto". Así lo ha detallado el organismo en un informe técnico publicado este lunes en el que alerta de que puede haber "nuevas oleadas de covid-19 con graves consecuencias, dependiendo de muchos factores, como el lugar donde estas oleadas tengan lugar". Ante este riesgo, la OMS pide a los gobiernos que tomen medidas cuanto antes mejor y subraya, especialmente, una: "Acelerar la vacunación, sobre todo entre la población de riesgo que todavía no se ha inmunizado". A pesar de que no recomienda abiertamente prohibir los vuelos desde determinadas regiones, sí que sugiere que todos los países incrementen las medidas de vigilancia, que informen de posibles casos o brotes asociados a la variante y los intenten aislar.

La misma alarma han expresado los ministros de Sanidad del G-7, que después de reunirse de urgencia a través de una videoconferencia han concluido que "la comunidad global hace frente a la amenaza de una nueva y altamente transmisible variante del covid-19, que exige una acción urgente". Los ministros de Sanidad, convocados por Reino Unido, que es quien ahora ostenta la presidencia, han subrayado la necesidad de que las vacunas lleguen a toda la población global. "Esto supone la capacidad de los países de absorber la llegada de vacunas, así como su preparación para poder distribuirlas", se lee en el comunicado que han compartido. La desigual distribución de vacunas en el planeta, después de una carrera frenética de los países ricos para acaparar las máximas dosis posibles, siempre quedará como uno de los episodios oscuros de la gestión política de esta pandemia.

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El mensaje de la OMS y el G-7 llega en un momento en el que la preocupación por la nueva variante no para de crecer a escala internacional. Suráfrica y Botsuana fueron los primeros países donde se detectó la ómicron, pero, como hemos visto otras veces durante esta pandemia, el virus no ha tardado en llegar a otras partes del mundo y ahora su presencia empieza a esparcirse por Europa: cada vez más los países del Viejo Continente anuncian que han detectado casos. España, de hecho, notificaba este lunes sus dos primeros. Antes lo había hecho, por ejemplo, Portugal: 13 profesionales del equipo de fútbol del Belenenses. Los dos estados de la península Ibérica se suman a la ya larga lista de países, donde aparecen los Países Bajos, Bélgica, Alemania, Italia, Dinamarca o Austria. Otros, como Francia, estaban estudiando casos sospechosos este lunes. Y fuera de Europa la ómicron ya había llegado a Israel, Hong Kong, Australia o Canadá.

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Más medidas y más vigilancia

Y, por lo tanto, las medidas para evitar la llegada –parece, inevitable– de la variante también crecen. La mayoría de gobiernos han prohibido o restringido los vuelos procedentes del sur de África, donde se conocieron los primeros casos. El viernes sorprendió la decisión en bloque de la Unión Europea de aislar el sur del continente. Como consecuencia, a partir de este lunes los viajeros que llegaban a España procedentes de Suráfrica, Botsuana, Suazilandia, Lesoto, Mozambique, Namibia y Zimbabue tienen que hacer cuarentena obligatoria durante diez días, con la opción de reducirla a siete días con una PCR negativa.

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Pero hay otros gobiernos que han ido más allá, como Japón o Marruecos, que han emulado a Israel después de anunciar que, a partir del martes, la entrada en el país quedará prohibida para todos los ciudadanos extranjeros. Suiza, por su parte, ha impuesto cuarentenas a los viajeros que lleguen de países que han confirmado casos de la variante ómicron del coronavirus. Y Polonia ha suspendido directamente los vuelos con estos territorios.

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En Reino Unido, el gobierno de Boris Johnson ha ampliado a todos los mayores de 18 años el permiso para que se puedan poner la tercera dosis de la vacuna contra el covid-19 y ha recortado de seis a tres meses el plazo necesario entre la segunda y la tercera inyección. En el otro lado del Atlántico, en cambio, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, protagonizaba una comparecencia para hablar sobre la nueva variante. "Es causa de preocupación, sí, pero no de pánico". El mandatario insistió en alentar a la población para que se vacune, pero no consideró necesario ampliar restricciones.

A pesar de que la comunidad científica todavía no tiene la certeza de que esta versión del virus sea más transmisible y pueda ser resistente a las vacunas, Tedros Adhanom, director general de la OMS, ha aprovechado la ocasión para dejar un mensaje claro: "La crisis sanitaria mundial no se ha acabado, y la variante ómicron solo ha venido a recordárnoslo".