¿Podría la Autoridad Palestina volver a controlar Gaza tras la derrota de Hamás?
Estados Unidos apuesta por un gobierno palestino en Gaza, pero no está claro que Mahmud Abbas pueda hacerse cargo
BarcelonaMientras los bombardeos israelíes azotan Gaza desde hace un mes, no está claro cuál es el plan, el objetivo a alcanzar, que tiene en la cabeza el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu. Las opciones que los dirigentes israelíes plantean son diversas: expulsar a los gazatinos al desierto del Sinaí, como apuntan documentos oficiales; hacerlos desaparecer con una bomba atómica, como dijo el pasado fin de semana el ministro Amihai Eliyahu (a quien el jefe de gobierno rectificó poco después); reocupar Gaza y mantener a la población que ha sobrevivido bajo el control directo de Israel, o restablecer la Autoridad Palestina en Gaza como fuerza de control interno. Israel no tiene una estrategia de salida y lo único que queda claro en estos momentos es que las cosas no pueden volver a ser como antes: tras el golpe del 7 de octubre, Israel no permitirá que Hamás siga gobernando Gaza.
Detengámonos un momento para recordar cómo fue la historia. Israel retiró a sus soldados y colonos de Gaza en el 2005 y dejó el territorio en manos de la Autoridad Palestina, controlada por Fatah. Un año después, Hamás ganó limpiamente las elecciones en Gaza, algo que Israel, los organismos internacionales y sus rivales de Fatah no aceptaron. Tras una miniguerra civil interpalestina, y de un intento fallido de golpe de estado por parte de Fatah con patrocinio estadounidense, Hamás impuso su control en Gaza, que quedó sometida a un asedio de Israel. Por su parte, Fatah, que había perdido las elecciones, se quedó con el poder en el otro territorio palestino, Cisjordania. Desde entonces, el octogenario Mahmud Abbas es el presidente y no han vuelto a convocarse más comicios.
La opción más fácil para Netanyahu, salvo que haya decidido ejecutar un plan de exterminio y desplazamiento forzado de los gazatinos, sería que los palestinos rivales de Hamás asumieran el control de la Franja. Una ocupación directa de Gaza por parte de Israel parece difícil de sostener desde el punto de vista de seguridad después de todo lo ocurrido, teniendo en cuenta, además, el drama humanitario del enclave, donde hospitales, escuelas y edificios residenciales han quedado reducidos a escombros. Sería más fácil controlar a su población con policías y establecer un gobierno palestino financiado desde el exterior, para que los costes de la reconstrucción no recaigan en Israel. Esto no sería incompatible con que, como ha dicho Netanyahu, Israel se encargue de la seguridad de Gaza, al igual que hace en algunas zonas de Cisjordania. Después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, dijera a Netanyahu que no era buena idea volver a ocupar Gaza, su secretario de Estado, Antony Blinken, dijo el domingo en una comparecencia con Mahmud Abbas que los palestinos de la Franja no tienen que ser masivamente desplazados y que las voces palestinas son claves para el futuro del enclave. Así pues, Washington y Tel-Aviv ahora ya no van del todo sincronizados.
Una autoridad deslegitimada
La cuestión aquí es que la Autoridad Palestina está en el momento más bajo de su historia, por cómo han ido las cosas en Cisjordania desde 1993, cuando se estableció este gobierno palestino sui generis. Ha ido de mal en peor. "Los gobiernos israelíes se han esforzado en debilitar a la Autoridad Palestina expandiendo las colonias, que han borrado cualquier horizonte político de llegar a una solución de los dos estados; intensificando los ataques militares mortíferos a las ciudades bajo control palestino, y empeorando su crisis presupuestaria incautando los impuestos", explica al ARA Hugh Lovatt, analista del European Council on Foreign Relations (ECFR).
Con los años, la separación física, política y socioeconómica entre Gaza y Cisjordania no ha hecho más que crecer. Y son responsables de ello también los líderes palestinos, tanto de Fatah como de Hamás, que se han limitado a garantizarse el control sobre su territorio y a aparcar sistemáticamente las conversaciones de reconciliación. Por eso no se han celebrado elecciones ni en Gaza ni en Cisjordania desde el 2006, y Abbas es uno más de los líderes del mundo árabe que gobiernan a base de corrupción y represión interna. Las últimas encuestas apuntan a que el 80% de los palestinos de Cisjordania creen que debería dimitir. La mayoría ve a la Autoridad Palestina como un organismo al servicio de la ocupación israelí. En Cisjordania, además, ha perdido el control efectivo de la mayoría de los campos de refugiados, donde las condiciones de vida siguen siendo muy precarias, y donde han aparecido brigadas armadas en los últimos años que se alimentan de la frustración de los jóvenes y que no responden a la disciplina de los viejos partidos.
Por eso el analista palestino Marwan Bishara considera "tan cínico como poco creíble" que Abbas se mostrara dispuesto ante Blinken a asumir el control de Gaza en el marco de un acuerdo que reavive la idea un estado palestino, que es inexistente sobre el terreno. "El cinismo se deriva de la connivencia de la Autoridad Palestina con la guerra genocida en Gaza, apoyada por Estados Unidos, donde unos 2,3 millones de palestinos luchan por sobrevivir a un bloqueo total y un fuerte bombardeo por parte de Israel. Aunque la Autoridad Palestina ha condenado los crímenes de guerra israelíes en Gaza y ha encabezado los esfuerzos diplomáticos árabes en Naciones Unidas, también ha reprimido todas las formas de protesta palestina contra la guerra", recuerda. Bishara también dice: "Israel ha intensificado sus incursiones militares en la Cisjordania ocupada, incluida la ciudad de Ramala, con miles de detenidos, y la Autoridad Palestina ha mantenido silencio. Abbas también se ha mostrado extrañamente indiferente ante el agudización de la violencia por parte de los colonos". El ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, les ha facilitado armas. El analista lo tiene claro: "La idea de que la Autoridad Palestina vuelva a Gaza sobre los hombros de los aviones de combate y los tanques israelíes que la arrasan es obviamente estúpida".