Israel vuelve a golpear a la cúpula de Hezbollah: 12 muertos y 66 heridos en Beirut

BeirutEl barrio de Dahiyeh, feudo de Hezbollah en los suburbios de Beirut, ha vuelto a ser objetivo de ataques aéreos israelíes. Exhaustos después de dos días caóticos marcados por explosiones masivas de dispositivos electrónicos, los vecinos de este barrio chií de la capital libanesa han vuelto a vivir el miedo y el desconcierto a causa de tres potentes explosiones registradas este viernes por la tarde. Los misiles, lanzados por un caza F-35, impactaron directamente en dos edificios residenciales, que quedaron reducidos a escombros.

Una vez más, el rugido de las sirenas de ambulancias y de los camiones de bomberos ha rodeado la ciudad de Beirut, mientras sus habitantes temían ser testigos de una nueva masacre. Tras horas de tareas de búsqueda de víctimas y supervivientes bajo los escombros, los socorristas han sacado 12 cuerpos sin vida, entre ellos 10 comandantes de la unidad de élite Radwan y su líder, Ibrahim Aqil, objetivo del bombardeo . Además de las víctimas mortales, al menos otras 66 personas resultaron heridas, algunas en estado crítico. Es la tercera vez que Israel ataca a los barrios del sur de Beirut, feudo del Partido de Dios, desde el 7 de octubre, pero la destrucción esta vez es mucho más importante.

Aqil fue uno de los responsables de los atentados contra la embajada de Estados Unidos en Beirut en abril de 1983, en la que murieron 63 personas. También estuvo detrás del ataque al cuartel general de los marines estadounidenses en octubre del mismo año, que causó 241 muertes. Además, dirigió la toma de rehenes de varios ciudadanos estadounidenses y alemanes en Líbano. El departamento de Estado de Estados Unidos había emitido una orden de captura contra Aqil y en abril de este año, con motivo del 40 aniversario del peor ataque terrorista contra intereses estadounidenses hasta el 11 de Septiembre, anunció una recompensa de hasta 7 millones de dólares por información que condujera a su identificación o localización.

Se trata del tercer ataque israelí en Beirut contra altos mandos de Hezbollah desde que empezó la guerra en Gaza. El primero fue en enero, cuando murió Saleh al-Arouri, el número 2 del buró político de la organización, y el segundo, el 30 de julio, contraFuad Shukr, el máximo líder militar. La muerte de Aqil supondría un nuevo golpe a la milicia, que todavía no se ha rehecho del ataque a sus aparatos de comunicación. La explosión en cadena de los buscapersonas el miércoles y los walkie-talkies el jueves ha dejado una veintena de muertos y unos tres mil heridos entre sus filas.

Horas antes del bombardeo en Beirut, Israel ha lanzado la mayor ofensiva aérea desde el inicio de las hostilidades en la frontera, hace casi un año. En tan sólo media hora, se han llevado a cabo más de 70 ataques aéreos a lo largo de la frontera libanesa, que, según el ejército israelí, han destruido un centenar de posiciones de lanzaderas de cohetes.

El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha insistido en que la finalidad es proteger a sus ciudadanos: "La secuencia de actuaciones de la nueva fase continuará hasta que alcancemos nuestro objetivo: el retorno seguro de los vecinos del norte en su casa". Y el primer ministro, Binyamin Netanyahu, ha hecho un breve comunicado en el que afirma que los objetivos "son claros" y que "las acciones hablan por sí mismas".

Al día siguiente de los ataques palestinos del 7 de octubre en la frontera de Gaza, Hezbollah comenzó a atacar bases militares del norte de Israel, alegando que ayudaba a los palestinos desviando fuego israelí de Gaza. Israel bombardeó pueblos del sur del Líbano y volvió a poner en marcha la campaña de asesinatos contra los mandos militares de la milicia. La violencia ha obligado a evacuar a decenas de miles de personas a ambos lados de la frontera. A estas alturas hay una treintena de muertos en el lado israelí y unos 400 en el libanés.

Pese al duro golpe que ha sufrido Hezbollah esta semana, que ha dejado a cientos de combatientes fuera de combate por amputaciones de manos y pérdida de ojos, la organización se ha reagrupado y ha lanzado un ataque masivo contra el norte de Israel . Disparó unos 200 cohetes, que causaron la muerte de dos soldados israelíes e impactaron sobre decenas de viviendas en los asentamientos de Metula y Safed.

Calles desiertas y tiendas vacías

Los medios israelíes señalan ya el frente norte como epicentro del conflicto, mientras la tensión y la incertidumbre aumentan tanto en Líbano como en Israel. La preocupación de los libaneses por lo que está por venir se refleja en las calles, cada vez más desiertas, y en los comercios y restaurantes, vacías. Algunas embajadas, como la del Reino Unido, pidieron a los ciudadanos que abandonen el Líbano mientras queden vuelos comerciales. La autoridad de la aviación civil ha prohibido la entrada de dispositivos electrónicos como buscapersonas y radios móviles para evitar nuevas explosiones.

A pesar de los gestos de solidaridad y apoyo hacia los miles de heridos por las explosiones de dispositivos electrónicos, con voluntarios que acuden a los hospitales a ayudar o donar sangre sin tener en cuenta la afiliación política o sectaria, la sociedad libanesa sigue profundamente dividida respecto a Hezbollah.

Además de sus seguidores, muy pocos en Líbano desean que el país se vea arrastrado a una guerra con Israel, un escenario que tampoco buscaba el secretario general de la organización, Hasan Nasrallah. En el discurso del jueves, aseguró que "el escenario de una guerra total es exagerado". Sin embargo, la serie de explosiones y el asesinato del alto comandante de Hezbolá no le dejan más opción que optar por una respuesta contundente, con el riesgo de que esto desemboque en un conflicto abierto. La disuasión de Hezbolá está en peligro, y ahora más que nunca la cúpula de la organización está expuesta a los ataques de Israel.

Además, difícilmente Irán, que no respondió al asesinato de Ismail Haniyeh, el líder de Hamás, en Teherán el 31 de julio, puede quedar impasible ante la magnitud del mal infligido en Hezbollah, que es uno de sus principales peones en la región.