Guerra Israel - Palestina

¿Por qué Egipto y Qatar pueden desempeñar un rol clave en la guerra en Gaza?

Ambos países árabes lideran todos los esfuerzos de mediación en la zona

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Los restos de motos utilizados por los terroristas que formaron parte de una infiltración mortal de hombres armados de Hamás de la Franja de Gaza, en el kibbutz Kissufim

El CairoAcompañadas por dos hombres armados y con la cara cubierta, dos mujeres que estaban secuestradas en Gaza por el movimiento palestino Hamás fueron liberadas la noche del lunes por medio de un equipo del Comité Internacional de la Cruz Roja. Antes de ellas, el viernes, otras dos mujeres con la nacionalidad de Estados Unidos se habían convertido en las primeras en ser liberadas por Hamás tras su ataque sorpresa en Israel el 7 de octubre.

El portavoz de la rama militar de Hamás, Abu Obeida, ha insistido en justificar las cuatro liberaciones alegando razones humanitarias y de salud. Pero el proceso que les ha hecho posible ha sido más complejo y ha requerido la intervención de dos países árabes que están teniendo un papel especialmente destacado en todos los esfuerzos de mediación en la zona: Qatar y Egipto.

Desde que estalló la actual escalada de violencia, el pequeño pero poderoso estado de Qatar ha desplegado sus habilidades diplomáticas y ha aprovechado sus estrechos lazos con Estados Unidos y Hamás, además de Irán y el beneplácito tácito de Israel, para mediar en la crisis. El Cairo, a su vez, ha hecho valer sus vínculos políticos y de seguridad con Washington, Tel-Aviv y Hamás para intentar tender puentes y evitar que la situación siga deteriorándose.

A corto plazo, uno de los objetivos prioritarios de estos esfuerzos es conseguir la libertad del máximo número posible de rehenes. Y, pese a la complejidad de la situación, es Qatar, un estado con una ambiciosa política exterior, quien ha asumido un papel más relevante. Desde hace años, Doha ha servido de enlace discreto para que Estados Unidos y otros países occidentales negocien a la sombra con estados y grupos con los que no guardan relación, como Irán, los talibanes y, en este caso, Hamás. El movimiento palestino, además, mantiene una oficina política en la capital de Qatar, que es a la vez donde vive buena parte del año el líder del grupo, Ismail Haniye.

Un reto mayúsculo

En el pasado, Qatar ya ha sido capaz de negociar otros acuerdos de liberación de rehenes en contextos muy complejos, como Irak y Afganistán, pero los más de 200 que retiene ahora Hamás representan un reto de proporciones mayúsculas.

En una rueda de prensa celebrada en Doha el 13 de octubre con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, el primer ministro y ministro de Exteriores de Qatar, Mohamed Bin Abdulrahman Al-Thani, afirmó que estas negociaciones se veían dificultades por “la intensidad de la guerra”, y notó que todavía era “demasiado pronto para juzgar”. Sin embargo, desde entonces ya han podido intervenir en el caso de cuatro mujeres, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, les agradeció directamente su colaboración en el comunicado emitido tras la liberación de las primeras dos.

El otro único país llamado por el brazo armado de Hamás por haber mediado en el caso de las dos rehenes liberadas el lunes es Egipto, que desde un inicio se ha mostrado también muy activo para intentar frenar la violencia en Gaza. En los últimos años, El Cairo ha sido capaz de intervenir con éxito para frenar escaladas previas entre Israel y grupos palestinos de la Franja, como en 2021, cuando logró forjar un alto el fuego entre Tel-Aviv y Hamás después de once días de bombardeos israelíes en Gaza y de lanzamiento de cohetes desde el enclave.

Llamadas desde Washington

El ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, fue de hecho uno de los primeros en recibir una llamada de Blinken tras el ataque de Hamás a Israel. Y Egipto ha liderado los esfuerzos internacionales por obtener garantías de seguridad de Israel y recibir y enviar ayuda humanitaria a Gaza por el paso fronterizo de Rafah, que conecta la Franja directamente con territorio egipcio.

Como parte de estos movimientos para reivindicar su relevancia en la región, sobre todo a ojos de Estados Unidos, El Cairo también acogió el sábado una cumbre internacional a la que asistieron una veintena de países árabes y europeos, entre otros, para abordar la actual crisis en Gaza.

Y aunque el encuentro acabó sin acuerdo, el simple hecho de celebrarlo permite a Egipto mantener un cierto control de la agenda política sobre Palestina, algo que las autoridades consideran clave, porque en esta ocasión la gravedad y cercanía de la crisis las coloca en una posición cada vez más difícil y pone a prueba los límites de su influencia.

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