El ataque contra Irán: ¿un freno o un acelerador en su programa nuclear?
Conversaciones interceptadas a altos cargos del régimen aseguran que el daño a las instalaciones nucleares fue menor de lo previsto
BarcleonaLas treguas son momentos para el marketing militar: los países agresores suelen magnificar los daños infligidos y los agredidos intentan minimizarlos. Y en medio de la polvareda de las bombas cuesta mucho ver claro. Así, Donald Trump dijo que en el ataque del 22 de junio había "arrasado" las instalaciones nucleares iraníes. Irán, en cambio, asegura que el daño ha sido mucho menor de lo imaginado inicialmente. La única fuente fiable, los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), no tienen permiso para comprobar in situ el estado de las instalaciones nucleares. Y tampoco se sabe si Teherán movió los 400 kilos de uranio que según la agencia había llegado a enriquecer por encima del 60% antes del ataque. Y es aún más difícil calcular el impacto político: si ahora en Irán, tras el peor ataque que ha sufrido desde la guerra con Irak de los años 80, las voces que reclaman armamento nuclear para protegerse son más y más poderosas.
¿Cuál es el estado de las instalaciones nucleares iraníes?
El embajador de Irán en la ONU, Amir Saeid Iravani, ha dicho este lunes que el programa de enriquecimiento de uranio no se detendrá "nunca" porque tiene fines "energéticos pacíficos" y que se ajusta al tratado sobre la no proliferación de armas nucleares, firmado por la República Islámica. "El enriquecimiento es un derecho inalienable, y queremos implementarlo", ha dicho en una entrevista emitida esta madrugada en la cadena estadounidense CBS. También se mostró dispuesto a negociar, pero alertó de que "la rendición incondicional no es negociación". "Pretende dictar nuestra política", dijo, y aclaró que "no hay ninguna petición" de una nueva reunión con Estados Unidos, después de que Washington bombardeara tres de las principales instalaciones nucleares del país en apoyo al ataque de Israel.
Donald Trump afirmó que las plantas de Fordo, Natanz y Esfahán habían sido "totalmente destruidas", pero no está claro hasta qué punto el programa nuclear iraní ha quedado dañado. El director general de la AIEA, Rafael Grossi, aseguró el sábado en una entrevista en la cadena CBS que en estas tres plantas "ha habido una destrucción importante, pero hasta que los iraníes no puedan buscar bajo los escombros no sabrán el nivel exacto". Alejandro Zurita, antiguo jefe del programa de cooperación internacional de investigación nuclear de la UE, explica al ARA que "todo serán especulaciones hasta que los inspectores del OIEA puedan acceder a la parte subterránea de las instalaciones".
Sin embargo, el Washington Post informó el domingo que EEUU había interceptado comunicaciones iraníes en las que altos funcionarios de Teherán comentaban que los daños del ataque no habían sido tan destructivos y extensos como preveían. La portavoz de la Casa Blanca, Caroline Leavitt, quitó hierro a estas comunicaciones, pero no las negó: "La idea de que funcionarios iraníes anónimos saben lo que pasó cientos de metros bajo tierra es una tontería", dijo.
El ataque israelí también afectó al reactor de uranio natural y de agua pesada Khondab IR-40 en el complejo nuclear de Arak, que también podría llegar a fabricar el otro material atómico, el plutonio-239, cuyo rediseño formaba parte del acuerdo nuclear de 2015 del Consejo de Seguridad de la ONU (incluyendo Estados Unidos de Obama) y la UE.
¿Qué ocurre con los inspectores internacionales?
El enviado iraní a la ONU también ha negado que su gobierno amenace a Rafael Grossi, director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), ni a sus inspectores, que actualmente están en Irán, pero a los que Teherán no permite acceder a sus instalaciones nucleares. "No hay ninguna amenaza", ha dicho Iravani, aunque ha admitido que el Parlamento iraní ha suspendido la cooperación con la AIEA: "Los inspectores están en Irán, están en condiciones seguras, pero nuestra evaluación es que no han hecho su trabajo". Grossi, que es uno de los nombres que suenan para asumir el próximo año la secretaría general de la ONU, reclama este acceso y se ha ofrecido para ir personalmente a Irán, como hizo con la central nuclear de Zaporíjia, que está en la línea del frente en Ucrania, para contribuir a asegurar las instalaciones. Pero el régimen considera que el último informe de la AEIA del 12 de junio que alertaba de falta de transparencia de las autoridades iraníes con el programa legitimó el ataque israelí, algo que Grossi ha desmentido, mientras dejaba muy claro que no había ninguna prueba de que Teherán quisiera desarrollar armamento nuclear.
Grossi ha afirmado que la clave es lo que va a pasar ahora. "Irán tenía un programa nuclear muy grande y ambicioso. Y una parte aún puede quedar de pie, y si no, es evidente que tienen el conocimiento y la capacidad industrial. Es un país con una tecnología nuclear muy sofisticada, y eso no se puede "desinventar". No puedes borrar el conocimiento o las capacidades que tienen. En cuestión de meses pueden volver a tener capacidad de enriquecimiento. que no hay una salida militar: que la única salida es llegar a un acuerdo que dé garantías para que todo el mundo en la región y más allá se sienta seguro para pasar página”.
Israel mató a los jefes científicos visibles del programa nuclear iraní, pero Zurita recuerda que "un programa como éste no depende de un puñado de científicos: el conocimiento está ahí, y las infraestructuras tenemos que ver hasta qué punto". Para el experto catalán, lo ocurrido confirma que Irán ya pudo enriquecer uranio por encima del 90% –necesario para tener la bomba atómica– desde el 2018, cuando Trump se retiró unilateralmente del acuerdo que ponía su programa nuclear bajo control internacional. No era, por tanto, un problema de capacidad tecnológica, sino de voluntad política.
¿Y el material nuclear?
Lo lógico es suponer que Irán trasladó los 400 kilos de uranio que había enriquecido hasta ahora a alguna localización secreta fuera de las instalaciones nucleares. Los cilindros (el material tiene forma de gas) podrían haberse trasladado mucho antes del ataque del 13 de junio, porque las advertencias han sido constantes: antes de ese día, Israel había matado al líder de Hamás en Teherán o había bombardeado la embajada iraní en Damasco. La AIEA no ha podido confirmar estos movimientos, pero sí ha informado a la prensa estadounidense, aunque Trump desmintió el domingo las informaciones según las cuales Irán había trasladado el material a la planta de enriquecimiento de Fordow.
"Si EEUU está dispuesto a negociar nos encontrará preparado, pero si lo que quiere es dictarnos la política es imposible cualquier negociación", ha dicho Iravani sobre la perspectiva de una salida diplomática. El diplomático iraní dijo el sábado que Irán aceptaría trasladar sus reservas de uranio enriquecido –incluso las que tienen un grado de enriquecimiento del 20%, que puede tener solo fines civiles, a otro país a cambio de que Estados Unidos aceptara su programa nuclear–. Irán también está dispuesto a dejar su material nuclear bajo supervisión de la AIEA. En todo caso, aseguró que Irán no renunciará a su derecho de enriquecer uranio dentro de su territorio, un derecho amparado en la legislación internacional y que EEUU rechaza.
¿El ataque ha frenado o ha acelerado la nuclearización de Irán?
Las infraestructuras nucleares iraníes pueden haber quedado más o menos dañadas, pero lo que ahora queda claro es que en Irán está más justificado que nunca continuar con la carrera por tener armamento nuclear. El ataque de Israel y Estados Unidos sería un desastre en este sentido.
Uno de los riesgos en los próximos tiempos, reflexiona Zurita, es que Irán se descuelgue finalmente del Tratado de No-proliferación Nuclear que ratificó en 1980 y que le sujeta a las inspecciones internacionales para garantizar que su programa nuclear se mantiene sólo en usos civiles. El precedente de Corea del Norte -que abandonó el NPT en el 2003- no llama al optimismo, ahora que Pyongyang es una potencia nuclear, a la que, por cierto, nadie se ha planteado atacar. La incertidumbre internacional actual ha instado a Japón y Corea del Sur a querer disponer de infraestructura, conocimiento y materiales para desarrollar armamento atómico, sin hacerlo. Fuera del tratado está Israel, que como India y Pakistán se ha convertido en potencia militar nuclear sin control internacional alguno. De cómo se resuelva la crisis en Irán dependerá también si otros países, como Turquía, Brasil, o Arabia Saudí, descontentos con el peso que tienen en el viejo orden internacional, deciden también echar por el derecho.