Irán promueve las cirugías de transición de género para occidentales pese a los abusos a las personas LGBTIQ+
Con una economía paralizada, la república islámica promociona el turismo médico a una audiencia global a través de internet
Nueva YorkDurante 40 años, Irán ha realizado más cirugías de transición de género que otras muchas naciones, en gran parte como resultado de la presión ejercida sobre los ciudadanos gays y de género no-conforme –personas que no siguen los estereotipos tradicionales– para que se sometan a operaciones no deseadas o, sencillamente, para evitar la posibilidad de una pena.
Ahora, ante una economía paralizada por la guerra y las sanciones, la república islámica está promocionando su experiencia a una audiencia global, con la esperanza de atraer a extranjeros transgénero con la promesa de cirugías económicas, junto con estancias en hoteles de lujo y visitas turísticas.
Desesperado por la inversión extranjera, el gobierno teocrático de Irán se ha fijado el objetivo de generar más de 7.000 millones de dólares anuales a partir del turismo médico, según los medios estatales iraníes, aproximadamente siete veces más de lo que ganó el año pasado. Este objetivo ha dado como resultado la proliferación de empresas de turismo médico, que comercializan no sólo rinoplastias y trasplantes de pelo, sino también vaginoplastias, mastectomías y construcciones de pene.
Se anuncian a través de sitios web en inglés. "Nos ocupamos de todo, de principio a fin, y ofrecemos los mejores servicios médicos para garantizar una experiencia sin estrés", comenta Farideh Najafi, gerente de dos empresas de turismo médico, MabnaTrip y MedPalTrip. "Esto incluye la reserva de hoteles, hospitales, transporte y más", añade.
Irán es uno de los pocos lugares del mundo musulmán que permite a las personas transgénero acceder a la atención médica de afirmación de género, e incluso la subvenciona. Para muchos extranjeros que viajan a Irán para la cirugía de transición, y de hecho para muchos iraníes transgénero, estas operaciones pueden parecer vitales. Sin embargo, la reputación del país como pionero en el campo esconde la historia abusiva de las operaciones y la dura realidad para la mayoría de personas LGBTIQ.
En Irán, gays y lesbianas pueden ser castigados con la flagelación pública y la pena de muerte. Como resultado, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha constatado que muchos iraníes gays y lesbianas que no son trans son "presionados a someterse a cirugía de reasignación de género sin su libre consentimiento".
Aun así, los precios reducidos del país están atrayendo a personas transgénero de lugares tan lejanos como Australia, Estados Unidos, Reino Unido y otros países europeos, según operadores de turismo médico y cirujanos. Muchos más pacientes, dicen, proceden de países vecinos, como Irak, donde estos tratamientos están estrictamente prohibidos.
"En Estados Unidos, el coste de la cirugía es de unos 45.000 dólares, y en Tailandia es de aproximadamente 30.000 dólares", según el sitio web de un operador, IranMedTour. "El coste de la cirugía de confirmación de género en Irán es menor, con precios de menos de 12.000 dólares". Otras empresas anuncian procedimientos en hospitales gubernamentales por tan sólo 4.500 dólares.
La fatua que permitió las cirugías
Aunque se desconocen las cifras precisas, un informe del ministerio del Interior británico de 2022 calculó que aproximadamente 4.000 personas se someten a cirugía de transición cada año en Irán, una cifra superior a los totales anuales combinados de Reino Unido y Francia. Los expertos dicen que una gran mayoría de pacientes proceden de dentro de Irán.
La experiencia de Irán con la cirugía de transición proviene de una fatua emitida en la década de 1980 por el ayatolá Ruhollah Jomeini, el líder supremo fundador de la república islámica, que declaró que las personas transgénero podían obtenerlo se sometieran a cirugía de transición. A primera vista, esta política invierte lo que muchos en Occidente esperan de Irán, donde las normas de género se aplican de forma tan estricta que las mujeres son castigadas por no llevar hiyab en público.
Pero los iraníes transgénero y los expertos dicen que la adopción de la cirugía por parte del gobierno en modo alguno se correlaciona con la defensa de las personas trans. Los iraníes que no se adhieren a las normas tradicionales de masculinidad y feminidad -incluyendo a las personas trans que no se someten a cirugía- son objeto de violencia, extorsión o son presionados a operarse.
"Para la república islámica, ser trans significa que debes pasar por esta cirugía —de masculino a femenino, de femenino a masculino—", dice Zara Saeidzadeh, de la Universidad de Orebro, en Suecia, una académica de género que ha pasado una década investigando la identidad trans. "Si te identificas como trans, pero no quieres realizar ningún tipo de modificación corporal, entonces estás rompiendo las reglas y serás estigmatizado y tu vida estará amenazada".
Raha Ajoudani, una mujer trans y activista de 20 años, hizo el viaje opuesto al que hacen muchos turistas extranjeros. Huyó a Alemania desde Irán en el 2024 para evitar una cirugía de transición forzada y escapar de la persecución estatal por su activismo.
Ajoudani asegura que fue detenida dos veces por las autoridades en el 2022, después de que un ex-novio colaborara con el ministerio de Inteligencia iraní para facilitar su detención. Su familia –añadió– era sitiada habitualmente para que dejara su activismo. "Nunca quise someterme a una cirugía de reasignación de género –dijo–. Me he definido fuera de este binario. No quería vivir según la definición gubernamental de expectativas culturales de ser mujer u hombre, ni me sometí a la fatua de Jomeini".
Las empresas turísticas incluyen un lenguaje para disipar estos miedos a los extranjeros en sus materiales publicitarios. Y en medio de brillantes ilustraciones fotográficas de antes y después de pectorales y senos idealizados, y textos que prometen procedimientos "económicos", aprobaciones rápidas de visados y ayuda para conseguir "una fuerte sensación de felicidad y alivio", las empresas turísticas también venden a los pacientes lo que una de ellas llama la " transgénero".
La mencionada Farideh Najafi, gerente de viajes, admite que algunos extranjeros temían tener problemas con las autoridades o los autóctonos, pero afirma que los pacientes que han viajado con su compañía "nunca han tenido ningún problema de seguridad".
© The New York Times