Israel sigue bloqueando la ayuda humanitaria a Gaza pese al alto el fuego
El paso de Rafah a la frontera con Egipto, donde aguardan miles de toneladas de suministros, no se ha abierto
Enviada especial a JerusalénEl intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos del lunes ha abierto un momento de alivio y esperanza en Gaza, pero el sufrimiento no ha terminado. Ni siquiera puede hablarse de paz: dos drones israelíes han matado este martes a cinco palestinos en el este de Ciudad de Gaza, en circunstancias que no se han despejado. La Franja está devastada después de dos años de bombardeos indiscriminados, que han matado a decenas de miles de palestinos. Israel ha sometido a un hambre planificada a una población de 2,3 millones de personas, y ha reducido a escombros la inmensa mayoría de los edificios e infraestructuras: viviendas, hospitales, plantas de potabilización de agua, la red eléctrica y las carreteras.
El acuerdo de alto el fuego prevé una entrada masiva de ayuda humanitaria, a las puertas del invierno, y las agencias internacionales tienen a punto miles de toneladas de alimento, pero Israel sigue bloqueando la entrada de un material vital para la población que ha sobrevivido a dos años de genocidio. El reto es mayúsculo: Gaza vive la peor crisis de hambre de nuestros días.
Pero el paso de Rafah, en la frontera con Egipto, el pulmón de Gaza, sigue cerrado. Israel ha dicho que no le abriría este martes y que a partir del miércoles dejaría entrar 300 camiones, la mitad de lo pactado. El argumento es que Hamás no ha entregado los cuerpos de los 28 israelíes fallecidos en cautiverio en la Franja desde el 7 de octubre del 2023. Los islamistas ya habían alertado en el momento en que se firmó el acuerdo la semana pasada de que no estaban en condiciones de devolver todos los cuerpos, y se pactó a Gas localizarlos. Tras entregar a los 20 rehenes vivos, Hamás entregó el martes cuatro cuerpos, cuya identidad de tres ha sido confirmada por Israel, por lo que uno está pendiente de identificación y 24 siguen dentro de la Franja. Las autoridades israelíes han identificado a los cuerpos de un rehén nepalí de 23 años, Bipin Joshi; un soldado israelí de 22 años, Daniel Shimon Peretz, fallecido en el ataque del 7 de octubre; un joven israelí, Guy llouz; y un vecino de un kibutz de 53 años, Yossi Sharabi. Este mismo martes por la noche, Israel ha confirmado la entrega de otros cuatro cuerpos por parte de Hamás.
"El trabajo no ha terminado, los [rehenes] fallecidos no han sido devueltos, como se había prometido", ha denunciado también Donald Trump en las redes sociales, que se ha alineado con el argumento de Israel. Pero a pesar de ello –ya pesar del bloqueo de la ayuda humanitaria–, Trump ha dado por cerrada la primera fase del acuerdo: "¡La segunda fase empieza ahora mismo!". Una segunda fase que tendrá que abordar algunos de los puntos más complicados como la retirada total de las tropas israelíes de Gaza y el desarme de Hamás. Cuando un periodista le preguntó por este último punto en rueda de prensa, Trump quiso presionar a la milicia islamista y le amenazó con "desarmarla con violencia" si no lo hace ella voluntariamente.
"Cada hora es crítica"
Desde la entrada en vigor del alto el fuego el viernes, las autoridades israelíes sólo han permitido la entrada de ayuda en cuentagotas. El principal actor humanitario sobre el terreno, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), ha confirmado a este diario que todavía no ha recibido autorización para hacer entrar ni un solo camión dentro de Gaza. Israel dice que desde el pasado miércoles han entrado 400 camiones, una información que fuentes de la ONU consultadas por el ARA no han podido confirmar. Y si bien el acuerdo firmado en Egipto habla de 600 camiones diarios, este martes Israel ha dicho que sólo dejarán entrar 300 a partir del miércoles.
"En una situación de malnutrición generalizada como la de Gaza, cada hora que se pierde es crítica", recuerda al ARA Jonathan Fowler, portavoz del UNRWA. "La entrada de ayuda no puede dilatarse ni un momento más". La agencia no ha podido hacer llegar nada a Gaza desde el pasado 2 de marzo, cuando todavía bajo la tregua pactada a finales de enero, Israel decidió unilateralmente cerrar el paso de Rafah. Fowler explica que en sus almacenes en Egipto y en Jordania tienen suficiente comida para alimentar a la población de Gaza durante tres meses. En concreto, unos paquetes de alimentos calculados para cubrir las necesidades nutricionales de familias de cinco miembros durante dos semanas: arroz, legumbres, conservas de verdura y pescado, azúcar y galletas con proteínas. También tienen preparados kits higiénicos con jabón y otros productos básicos como pañales y material de desinfección para prevenir la propagación de epidemias.
La ayuda humanitaria de la UNRWA supone la mitad del total que tienen lista las agencias de la ONU para enviar a Gaza. Pero hace un año Israel ilegalizó a la agencia y cortó toda relación, alegando sin prueba alguna que tenía vínculos con Hamás. "Mantener este veto equivale a bloquear la mitad de la ayuda humanitaria que está disponible en la región para los palestinos de Gaza", alerta Fowler.
Y más allá del suministro, debe tenerse en cuenta la distribución de la ayuda, una operación complicadísima en las condiciones de destrucción y de hambre de Gaza. UNRWA es el principal actor humanitario dentro de la Franja: tiene 12.000 trabajadores, la mayoría palestinos, la infraestructura de almacenes y vehículos y el conocimiento del terreno y de las comunidades. Nadie puede distribuir masivamente ayuda de forma más o menos segura garantizando que llega a la población más vulnerable. La experiencia de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), la estructura paralela que la pasada primavera montaron Estados Unidos e Israel, fue catastrófica: sus puntos de distribución de alimentos, gestionados por mercenarios, se convirtieron en puestos de matanzas de los jóvenes, que debían sobrevivir a batallas campales y francotiradores para conseguir un saco de harina para sus familias.
Médicos Sin Fronteras sigue operando
Las ONG independientes que trabajan dentro de Gaza tampoco lo tienen fácil, como explica desde su oficina en Jerusalén Joan Tubau, coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en los Territorios Ocupados Palestinos. "Hace dos semanas tuvimos que salir de Ciudad de Gaza por la ofensiva israelí; los ataques aéreos estaban cada vez más cercanos a nuestras estructuras sanitarias, casas y almacenes y la situación era insostenible y, además, se acercaban las fuerzas terrestres y los tanques. Nos replegamos al centro y al Bal, de la guerra dos hospitales de campaña y apoyamos directo a los hospitales palestinos de Al Shifa y al Nasser. MSF ha realizado misiones de reconocimiento y ya se prepara para volver a trabajar en la ciudad. En cuanto a la entrada de ayuda, Tubau destaca que "no está entrando todo lo necesario ni todo lo establecido en el acuerdo", pero la ONG ha podido mantener algunos suministros de combustible y material médico.
Las necesidades sanitarias de la población son enormes. "Hablamos de medio millón de personas en Ciudad de Gaza, que han tenido que desplazarse repetidamente en los últimos dos años. Hay miles de heridos de diversa consideración, se han interrumpido las campañas de vacunación y se acerca el invierno, todo ello con sólo dos hospitales que funcionan al 10%. Y ni un horno de pan". Tubau alerta de que "la frontera no se abre cómo abrir" y que la población necesita con urgencia medicamentos, alimentos frescos, combustible para que funcionen los hospitales y las plantas de potabilización de agua y piezas de repuesto para las ambulancias y los equipos de emergencia". pasos de mercancías en la frontera con Israel para poder hacer llegar la ayuda necesaria. Y añade que Israel les ha asegurado que en los próximos días se abrirá el paso de Rafah y el de Eretz, en el norte de la Franja: "Esperamos que sea lo antes posible", concluye.
La ONU ha presentado un plan de emergencia para aumentar masivamente la ayuda humanitaria a Gaza, con el objetivo de enviar cientos de camiones diarios y llegar a más de dos millones de personas. El programa prevé distribuir alimentos y efectivo a 200.000 familias, restaurar la red de agua y saneamiento para 1,4 millones de personas, reactivar el sistema de salud, habilitar refugios para invierno y reabrir espacios educativos para 700.000 niños. La organización reclama diez medidas clave, entre ellas la entrada semanal de 1,9 millones de litros de combustible, el restablecimiento del gas para cocinar, más corredores seguros, la protección para civiles y trabajadores humanitarios, acceso a las ONG y financiación urgente para revertir la crisis.