Laurent Cohen: "Ser judío antisionista es una cuestión de justicia con el pueblo palestino"

BarcelonaLaurent Cohen (París, 1960) se reivindica como judío antisionista. Sus padres, judíos de origen egipcio, emigraron a Francia desde El Cairo tras la creación del estado de Israel (1948), lo que complicó su situación en el país norteafricano. Intérprete y traductor, lleva 33 años viviendo en Barcelona y copreside la Asociación Catalana de Judíos y Palestinos - JUNTS, creada en 2009. Después de un año de bombardeos sobre Gaza, defiende el "No en mi nombre" ante el " genocidio" de Israel contra el pueblo palestino.

¿Qué pensó el 7 de octubre de hace un año, cuando vio el ataque de Hamás?

— Hace años que creía que iba a ocurrir algo, pero la primera reacción fue de sorpresa. También de incredulidad, porque la valla que separa a Gaza de Israel está muy vigilada. Y después pensé que la represión sería terrible y tuve mucho miedo. Por supuesto que nadie debería morir, sea en un ataque o en una guerra, pero creo que el objetivo de Hamás era atacar bases militares y tomar rehenes para liberar a presos políticos palestinos.

La reacción de Israel ha causado ya la muerte de más de 42.000 palestinos. ¿Cómo lo ha vivido?

— Como persona humana, horrorizado por la magnitud de la masacre, y como judío antisionista, creo que se han caído las caretas. El estado de Israel está mostrando claramente su proyecto: limpiar étnicamente el territorio de la Palestina histórica, ahora con un ritmo acelerado. Podemos hablar abiertamente de genocidio.

Hay gente a la que puede sorprender que haya judíos como usted en contra del estado de Israel. ¿Cómo lo explica?

— Ser judío antisionista es una cuestión de justicia con el pueblo palestino. También es una posición contra el colonialismo y el imperialismo. Y a medida que estudias la cuestión te das cuenta de que Israel está actuando en nombre de los judíos, dice que esta guerra es para protegernos. Y esto aumenta la confusión entre judaísmo y sionismo, que es un nacionalismo supremacista.

A menudo las críticas al estado de Israel son tachadas de antisemitas.

— Netanyahu ha acusado incluso [el secretario general de la ONU, António] Guterras de antisemita, ha acusado a toda la ONU de antisemita. No tienen argumento alguno para defender su política genocida. El antisemitismo es el arma arrojadiza que utilizan aprovechando el sentimiento de culpabilidad europeo por el genocidio nazi. Les sirve para anular cualquier debate.

Pero a raíz de la guerra en Gaza, ¿ha crecido el antisemitismo?

— En estos momentos, quien está sufriendo las consecuencias del conflicto es el pueblo palestino. Y quienes están sufriendo racismo en Europa son las personas migrantes, los demandantes de asilo y los musulmanes. Las personas vulnerables son éstas y no veo ninguna comparación posible con los insultos o prejuicios que puedan existir contra las personas judías.

¿Es difícil ser judío antisionista?

— Es muy difícil, porque el relato sionista se ha impuesto no sólo en los medios y en la academia occidentales, sino también dentro de las comunidades judías. En Catalunya hay cinco diferentes y todas apoyan a Israel sin matices. Los que nos posicionamos en contra ahora mismo somos minoritarios, pero estoy convencido de que creceremos. Es un movimiento que se ha acelerado a raíz del 7 de octubre y es imparable.

¿Cuál es el objetivo de la Asociación Catalana de Judíos y Palestinos?

— Creamos la asociación cuando constatamos que valía la pena trabajar juntos para mostrar a la sociedad catalana que compartíamos una posición para con este mal llamado conflicto, que para nosotros es un hecho colonial. Nuestro objetivo es hacer pedagogía y solidarizarnos con los palestinos. En el último año hemos dado muchas charlas por toda Cataluña y la gente nos lo agradece mucho.

¿Cómo se explica que, después de un año de guerra, Netanyahu siga teniendo un apoyo mayoritario en Israel?

— Y lo que es peor: después de invadir Líbano su cuota de popularidad ha subido, es de locos. Creo que existe una negación de la realidad. La población israelí niega la existencia del elefante en la habitación, que son los 7,3 millones de palestinos. Es muy difícil de entender.

El argumento oficial es que se está actuando en legítima defensa.

— Después de 75 años de ocupación militar, ¿se ha resuelto algo por la fuerza? Esto no tiene ningún sentido. La solución es política y ni ahora ni nunca puede ser militar. Porque si Hamás desaparece habrá un grupo nuevo, la resistencia siempre existirá, siempre habrá palestinos que defenderán su tierra.

Después de Gaza ha venido Líbano y ahora posiblemente Irán. ¿Qué cree que busca Netanyahu?

— En primer lugar, su supervivencia política. Tiene juicios pendientes y mientras haya guerra no deberá someterse a la justicia. También dice que quiere rediseñar el mapa de Oriente Próximo y en este sentido creo que está haciendo el trabajo sucio de Estados Unidos. Quieren derribar al régimen iraní.

La comunidad internacional pide un alto el fuego, pero es incapaz de detener la guerra.

— La comunidad internacional son Estados Unidos y sus aliados vasallos. No tienen ninguna intención de detener lo que está pasando, si no lo hubieran hecho. Una llamada del presidente estadounidense, Joe Biden, podría detenerlo todo.

El gobierno español ha reconocido el estado de Palestina. ¿Cómo lo valora?

— ¿Qué estado? Es una ilusión. Seamos honestos: ¿Quién lo implementará sobre el terreno, pondrá soldados en la frontera de 1967 y dirá: "Esto es Palestina"? La llamada solución de ambos estados, junto al estado sionista de Israel, no es factible. Mientras no se deconstruya este régimen, tal y como se hizo con el estado de apartheid sudafricano, no habrá paz.