Cine

Guy Davidi: "El problema de Israel no es Netanyahu, sino que somos una sociedad militar"

El cineasta israelí presenta 'Inocencia' en el Festival de Cine Judío de Barcelona

Guy Davidi
3 min

BarcelonaEl director israelí Guy Davidi (Jafa, 1978) ha estado en Barcelona para presentar Inocencia (2022), un alegato antimilitarista, en Festival de Cine Judío. Se pudo ver en el Festival de Venecia de hace dos años, y ha sido imposible exhibirlo en Estados Unidos. Solo otro festival judío en el mundo, y había 130 en el 2023, ha aceptado exhibirlo: ¡el Yesh!, en Zúrich. Davidi vive en Dinamarca y es el director, junto al palestino Emad Burnat, de otra película controvertida: 5 broken cameras (2011), que fue nominada al Oscar como mejor documental; el filme seguía durante unos años la lucha y protestas pacíficas de los habitantes de Bil'in, un pueblo de Cisjordania que va perdiendo tierras de cultivo por culpa de la construcción del muro con Israel y del avance de los asentamientos de colonos israelíes.

Inocencia nace de una experiencia personal: Davidi no quería ni hacer el servicio militar, que en Israel es obligatorio y duraba 32 meses antes del 2024, ni coger un arma. Y esto en Israel te condena a la marginación. "La primera vez que me fui de Israel fue hace veinte años, cuando tenía 23. Fui a vivir un año a París y luego volví. Me fui porque para mí fue durísimo crecer allí. No quería formar parte de esa sociedad", dice. El cineasta no encajaba: "En la escuela hay mucha presión y propaganda sobre todo el tema militar. Eran los noventa y había muchos bombardeos y fue asesinado el primer ministro Yitzhak Rabin". Cuando llegó a la mayoría de edad no quería realizar el servicio militar, pero no podía escoger. "Lo intenté todo sin éxito. Al final me hicieron coger un arma. Es muy traumático cuando tienes claro que no quieres hacerlo, que no quieres matar a nadie. Te lo toman todo, tu espacio, tu libertad, tu identidad, y te manipulan con la propaganda que debes proteger tu país porque está rodeado de enemigos. Son 24 horas al día con toda esa presión porque no puedes escapar a ninguna parte".

En ese momento, Davidi aún no conocía bien todo lo que sucedía en los territorios palestinos: "Simplemente, no quería formar parte de esa máquina violenta que es el ejército israelí". Al final logró salir después de tres meses. "Eso me dejó fuera de la sociedad. La novia me dejó y nadie lo entendía", recuerda. Comenzó a estudiar cine, pero abandonó sus estudios y se marchó a París. "Pude poner distancia y tuve más libertad. Conocí a árabes, y cuando volví a Israel tenía la mente más abierta. Fui a Cisjordania y trabajé con Emad Burnat, el cineasta palestino codirector de 5 broken cameras".

700 casos de suicidio

El éxito de la película le dio fuerzas para hacer Inocencia. "Quería hacerla sobre las personas que no habían podido salir del ejército. Encontré 700 casos de suicidio desde los años setenta y ochenta. Tenía las cartas y algunos vídeos y me puse en contacto con las familias que quisieron- hablar", explica. Sin embargo, el filme no es sobre el suicidio. "No di mucha voz a los psicólogos, porque suelen poner toda la responsabilidad en el individuo y no dicen nada de una sociedad enferma", dice.

La película pudo verse en algunos pequeños cines de Israel el año pasado. "Fue muy duro, la crítica la destrozó y tuvo poco público. No era un filme para quienes votan en Netanyahu. Estas personas seguro que lo odian y tampoco tengo ganas de hablar con ellas. Era un filme para personas más progresistas que quieren una democracia. Personas que sí quieren que Palestina tenga su propio estado. Quería que se cuestionaran el hecho de que para demostrar que perteneces a Israel tengas que coger un arma", explica Davidi. "El problema de Israel no es Netanyahu ni la derecha, sino que somos una sociedad militar", añade. El año pasado era un mal momento para realizar estos planteamientos. A partir del 7 de octubre de 2023, todo fue peor para una historia como la que cuenta. Inocencia. "El 7 de octubre alimentó la necesidad que tiene Israel de tener nuevos traumas para convertirlos en un arma. Los hechos del 7 de octubre fueron trágicos y terribles, pero necesitaron exagerarlo aún más y se inventaron historias como que cuarenta niños habían sido decapitados", lamenta.

"Ser una sociedad militar quiere decir que quien lidera la sociedad son los militares. Son los que están mejor considerados y se les escucha cuando prometen un nuevo país. Toman las decisiones importantes. Es una sociedad que se alimenta de mitos y héroes militares, y todo el mundo acaba viendo el mundo desde un punto de vista militar. Y los militares no trabajan para construir la paz, en este sentido son incompetentes", concluye Davidi.

stats