El protocolo 'mosquito': el ejército israelí utiliza a civiles palestinos como escudos humanos
La práctica ha sido ampliamente documentada por los testigos de soldados y víctimas, tanto en Gaza como en Cisjordania
Barcelona"En una de mis últimas rondas en Gaza, estábamos en la carretera de la costa, donde una multitud de gente caminaba hacia Rafah. Los soldados cogieron a dos chicos palestinos. Uno tenía 16 años. Los utilizaron para abrir los edificios: si había plantado un explosivo, ellos saltarían por los aires". Es el testimonio de un sargento de la unidad Nahal del ejército israelí en Breaking The Silence (BTS) [Rompiendo el Silencio], una organización israelí que publica testigos de soldados bajo anonimato para denunciar los abusos de su propio el ejército. Otros testigos que ha sacado a la luz en los últimos días el diario Haaretz acreditan que el ejército israelí utiliza a civiles palestinos como escudos humanos. Una práctica tan sistemática que incluso tiene nombre: el llamado protocolo mosquito.
El testimonio del soldado anónimo continúa: "Aquellos dos palestinos que habían detenido en la carretera estuvieron con nuestra unidad 48 horas: también dormían con nosotros. Teníamos un soldado que hablaba árabe y cada vez que teníamos que entrar en un edificio, les hacía pasar primero a las casas por si había. un chico y le tapas los ojos y le atas las manos y luego por la noche lo desatas y al día siguiente vuelves a ella. No es lo mismo que bombardear un edificio desde la distancia. de su ejército".
La práctica de utilizar palestinos como escudos humanos no es nueva: se ha documentado en diferentes momentos y lugares tanto de Gaza como de Cisjordania, siempre siguiendo el mismo patrón. Los testigos de los soldados y civiles palestinos que han sido detenidos y utilizados como escudos humanos coinciden. Se les utiliza para inspeccionar casas o túneles donde podría haber explosivos o milicianos escondidos, con el objetivo de proteger a los soldados.
Los palestinos elegidos como escudos humanos no tienen ningún perfil determinado: los hay jóvenes, ancianos e incluso criaturas. Lo que les une es su vulnerabilidad. Muhamad Marwan Shihab, un palestino del campo de refugiados de Nur Shams, en el norte de Cisjordania, ha denunciado a las autoridades israelíes que durante una incursión la pasada primavera los soldados obligaron a su hija Malak, de sólo 10 años, a registrar su casa. "Malak estaba en casa con su madre y sus hermanos, de entre 2 y 6 años, y su tía, cuando el ejército disparó contra la casa con un dron", explica el padre en una conversación telefónica. "Hicaron salir a todo el mundo menos a la niña. Los soldados cogieron a los perros que llevan, les quitaron el bozal y les hicieron olerla. Obligaron a Malak a abrir las puertas del lavabo, del comedor y de la habitación, porque pensaban que había milicianos escondidos dentro. Pero en realidad la puerta se había probado con la de no trabar con la sola, no había trabado con la de sol y la trababa con la niña. paraban de gritarle que abriera", recuerda el padre. Asegura que durante un mes la niña tuvo dificultades para comer y dormir a causa de la traumática experiencia y que ahora está mejor, pero no ha llegado a recuperarse.
Los niños, los más vulnerables
La organización Defence for Children International Palestina (DCIP) ha documentado decenas de casos en los que los soldados israelíes han utilizado a criaturas como escudos humanos, porque es más fácil asustarlos y que obedezcan. Hay casos anteriores al ataque palestino del 7 de octubre del 2023, como el que DCIP denunció en marzo de ese año en el campo de refugiados de Aqabat Jaber, en la ciudad de Jericó, en Cisjordania. Según la documentación de la ONG, las fuerzas israelíes rodearon la casa de la familia Shalloun a mediodía y ordenaron que todo el mundo saliera. Sólo el padre, Maher, se quedó dentro de la casa, y entonces los soldados cogieron a sus hijos, Nidal (9) y Karam (11), y sus sobrinos, Ahmad y Mohamed (gemelos de 2 años), y les obligaron a sentarse frente a los vehículos militares mientras los soldados lanzaban gases que se enfrentaban a los soldados. La entidad documentó también el impacto psicológico que esa experiencia tuvo sobre las criaturas.
El Shihab, el padre de la niña de 10 años a quien los soldados obligaron a inspeccionar su casa, llevó el caso a la policía israelí, pero no le dieron ninguna copia de la denuncia y duda de que el procedimiento continúe su curso. Hace veinte años el Tribunal Supremo israelí determinó que era ilegal una práctica similar, el llamado protocolo del vecino. Fue durante la Segunda Intifada, cuando el ejército solía entrar en las casas palestinas obligando a un vecino a preceder a los soldados.
"Es significativo que ahora estamos volviendo a ver tantos casos", explica al ARA Joel Carmel, director de incidencia pública de BTS. "Al principio pensábamos que era cosa de algún mando que actuaba por su cuenta, pero enseguida entendimos que era un protocolo, parte de la norma, y que los mandos de más alto rango tenían conocimiento. Ahora el ejército ha dicho que investigará seis incidentes, como si fueran casos aislados que han sido todos los batidos en todos los testigos cuando los testigos un solo día", explica.
"Todo el mundo sabe que esto es muy problemático, y hay comandantes que lo justifican diciendo que es mejor que muera un palestino que un soldado. Otros dicen que antes esto lo hacían las unidades caninas, y que después en la guerra en Gaza muchos perros han muerto o han quedado heridos y no se les puede reemplazar." Algunos soldados han denunciado que han obligado a los palestinos a vestir uniformes militares israelíes, a llevar cámaras atadas al cuerpo y se han publicado imágenes en las que les hacían entrar en los edificios o túneles atados con una cuerda.