La OTAN se rearma en Madrid
Stoltenberg no se moja sobre si Ceuta y Melilla quedan bajo el paraguas de la Alianza
BarcelonaLa OTAN ha encontrado una nueva razón de ser con la invasión rusa de Ucrania, que marcará la cumbre del miércoles y jueves en Madrid, donde se tiene que aprobar un nuevo concepto estratégico que oriente la alianza durante la década próxima, en el nuevo clima de guerra fría. Esta nueva orientación pasa por definir a Rusia como "la amenaza más importante y directa" para la seguridad de los aliados, según ha dicho hoy su secretario general, el noruego Jens Stoltenberg. La tortilla se ha dado la vuelta como un calcetín: en el último documento estratégico de la Alianza, aprobado en 2010 en Lisboa, Rusia era considerada un "socio estratégico", pero Stoltenberg dice ahora que toda posibilidad de diálogo se ha acabado. Más leña al fuego en un contexto de creciente tensión geopolítica.
Militarmente, los jefes de estado y de gobierno que se reunirán en Madrid tienen que dar luz verde a un plan para superar los 300.000 soldados de sus fuerzas de "alta disponibilidad" –es decir, en nivel de máxima alerta– en los países de Europa del Este, cosa que Stoltenberg ha definido como el cambio más importante operado en la Alianza desde la Guerra Fría. Supone multiplicar por siete u ocho la actual fuerza rápida de la OTAN, que cuenta con 40.000 efectivos. Un giro de 180 grados respecto a las últimas décadas, cuando el gasto militar se rebajaba a la vez que se retiraba la presencia militar de la OTAN en la región. Stoltenberg también ha advertido de un despliegue más cerca de Rusia, con cambios tácticos que den nuevas garantías de seguridad a las repúblicas bálticas. "Queremos lanzar el mensaje de que estamos preparados para defender y proteger cada pulgada de nuestro territorio", ha resumido el noruego.
Estas tropas estarían preasignadas y harían ejercicios periódicos sobre el terreno para defender a determinados aliados, para familiarizarse con el terreno local, las instalaciones y equipos y reservas de armamento preposicionados, de forma que "puedan responder sin problemas y con rapidez a cualquier emergencia". Una arquitectura que devuelve la OTAN a los esquemas de los años sesenta y setenta ante una potencial invasión rusa.
La cumbre de la OTAN llega en un momento en que Moscú ha subido la tensión amenazando a Lituania por haber bloqueado los trenes de mercancías que alcanzan el enclave ruso de Kaliningrado, en aplicación de las sanciones europeas contra Rusia. Justamente hoy el grupo de hackers rusos Killnet ha reivindicado un ciberataque a varias instituciones públicas y privadas lituanas en represalia por este bloqueo.
Actualmente, la OTAN dispone de unos 8.000 militares –de Reino Unido, Canadá y Alemania– desplegados en las bálticas. Sin precisar en qué países, Stoltenberg ha anunciado también que la Alianza reforzará algunos de sus batallones desplegados en Europa del Este al nivel de brigadas. Después de la anexión rusa de Crimea el 2014, la OTAN estableció cuatro batallones multinacionales en Polonia y las repúblicas bálticas, y después de la invasión a gran escala de Ucrania duplicó los contingentes y desplegó cuatro batallones más en Rumanía, Bulgaria, Hungría y Eslovenia. Los grupos de combate actuales están formados por entre 1.000 y 1.600 soldados, mientras que una brigada tiene el doble.
Más gasto militar
Todo este despliegue va emparejado con más recursos: Stoltenberg se ha mostrado satisfecho de que lo que parecía hace solo unos meses un tabú, el incremento del gasto militar en plena crisis social pospandemia, se haya convertido en la norma. Según los nuevos datos de la Alianza, nueve de los treinta estados miembros de la alianza igualan o superan la recomendación de la OTAN de dedicar más del 2% de su presupuesto a defensa, y 19 más tienen el compromiso de llegar el 2024. Y el secretario general ha recordado que "el 2% es el suelo, no ningún techo". El gobierno de Pedro Sánchez se ha comprometido a llegar "en los próximos años".
Silencio sobre Ceuta y Melilla
Preguntado por la prensa, el noruego ha evitado pronunciarse sobre si Ceuta y Melilla quedarían bajo el paraguas de la Alianza, tal como pretende España, que también quiere que la inmigración sea considerada una amenaza a la seguridad en el nuevo documento estratégico de la OTAN. El artículo 5 que obliga a los aliados a actuar ante la agresión en el territorio de uno de los estados miembros prevé que esta protección se limite al territorio europeo o de Norteamérica y a las islas de los estados miembros que están por encima del Trópico de Cáncer (lo que incluiría las Canarias). Ceuta y Melilla quedan fuera, pues, del alcance del acuerdo, pero Stoltenberg se ha limitado a decir que, en todo caso, "sería una decisión política" de los 30 estados miembro.
Conversaciones entre Turquía, Suecia y Finlandia
Otra patata caliente de la cumbre es la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN, que han abandonado su tradicional política de no alineamiento ante la amenaza rusa. La ampliación, sin embargo, requiere la unanimidad de los estados miembros y Turquía se ha opuesto a ella, por el apoyo de los países nórdicos –sobre todo de Estocolmo– a los activistas prokurdos, que Ankara tilda de terroristas. Este martes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reunirá en Madrid con el presidente finés, Sauli Niinistö, y la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, para buscar una salida al veto turco.
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