Francia

Los policías franceses protestan porque no se sienten seguros

Miles de agentes han salido a la calle para pedir penas más duras a sus agresores

Policías manifestándose este miércoles en París
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París“Nos pagan para servir, no para morir”. Con este contundente mensaje, miles de policías se han agrupado este miércoles ante la sede de la Asamblea Nacional de Francia, en París. A pesar de que la Jefatura no ha querido comunicar la cifra de participación, los organizadores han contabilizado 35.000 manifestantes.

El lugar, simbólico, no se ha elegido al azar. La cámara baja es donde se cuecen las políticas que se aplican sobre el terreno. Desde hace tiempo, las fuerzas del orden quieren cambiar algunos ingredientes: piden más severidad para sus “agresores”, que la respuesta penal sea más firme. Hasta catorce organizaciones sindicales han alertado de la violencia a la que están sometidos cada día. El presidente Emmanuel Macron está al corriente. Él mismo aseguraba no hace mucho que “las agresiones [a los policías] se han duplicado en los últimos quince años”.

Entre crispación y abatimiento, el estado de ánimo del conjunto de los cuerpos policiales va a peor desde hace tiempo. Precisamente este miércoles ha hecho dos semanas de la muerte de Éric Masson, el policía abatido de un disparo mientras intervenía en una operación en Aviñón, en un lugar donde se traficaba con droga. Un drama que se añade al de Stéphanie Monfermé, una agente administrativa de la comisaría de Rambouillet, en el suroeste de París, asesinada a finales de abril por un hombre que habría sido radicalizado.

Penas mínimas

Con este contexto caldeado, la implantación de penas mínimas para los agresores de policías es una de las medidas más reivindicadas. Este castigo judicial estuvo en vigor desde el inicio del quinquenio de Nicolas Sarkozy hasta 2014, cuando la ministra Christiane Taubira impulsó su supresión bajo la presidencia de François Hollande. Esta decisión se justificó entonces diciendo que no era una medida disuasoria y que el juez tiene que poder dictar la pena en función de la gravedad del delito. El gobierno de Macron también se muestra reticente a las penas mínimas, a pesar de que reconoce que se tiene que mejorar la respuesta penal. “El problema de la policía es la justicia”, se quejaba Fabien Vanhemelryck, el secretario general de uno de los principales sindicatos, Alliance.

Personalidades de casi todo el espectro político, desde el Partido Comunista hasta el ultraderechista Reagrupamiento Nacional, han hecho acto de presencia en la manifestación. Las cuestiones de inseguridad y delincuencia son capitales en los programas de partido, y más ahora, a un año de las elecciones presidenciales.

La aparición más sorpresiva fue la del propio ministro del Interior, Gérald Darmanin. A pesar de ser breve, su participación fue muy comentada, principalmente porque el cuerpo policial recrimina a la justicia que es demasiado indulgente. Y, por consecuente, se oponen al ministro que la dirige, Éric Dupond-Moretti, compañero de gobierno de Darmanin, que se puso así en una posición delicada. “He venido simplemente a apoyar a los policías. Están viviendo un momento difícil, de luto. No hay nada más normal [...] en una República”, se defendió el titular de Interior. 

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