"Los refugiados sirios nos hemos integrado muy bien en la sociedad alemana"
Tres jóvenes llegados en 2015 relatan cómo han rehecho sus vidas
BerlínRachid Rezan vivía y estudiaba en la pequeña ciudad de Afrin, al norte de Siria, pero cuando empezó la guerra no quiso coger las armas. Vivía en una zona fuera de control del régimen de Al-Assad, pero los rebeldes tampoco se fiaban de él. "Me consideraban un traidor, porque era curdo y militaba en el PYD (Partido de la Unión Democrática). Amenazaron a mi padre y no tuve más remedio que irme", explica. Con 13 años, y junto a un hermano que tenía 15, fue a Turquía, donde trabajó de ayudante de sastre y, después, cuando aprendió turco, en un hospital de traductor. Cuando las cosas le empezaban a ir bien, las autoridades no le permitieron continuar los estudios y el racismo no le dejaba vivir tranquilo. "Me engañaron y agredieron, me sentía humillado por el hecho de ser curdo". Finalmente decidió ir a Alemania con toda su familia, pero cuando llegó a Macedonia encontró la frontera cerrada y tuvo que quedarse seis meses en campos de refugiados en Grecia hasta que la canciller Angela Merkel abrió las fronteras. "La verdad es que el gobierno alemán nos ha tratado muy bien", asegura Rezan, que estudia farmacología, se casó y, hace apenas un mes, tuvo su primer hijo en Marburg (Hessen).
Como él y su familia, en 2015 más de un millón de refugiados llegaron a Alemania. "Saldremos de esta", proclamó Merkel. Esta política, que fue una excepción en Europa, generó divisiones internas en la CDU y la extrema derecha lo aprovechó para sacar provecho electoral. Ahora bien, en la campaña de las elecciones federales de este domingo, marcada por la emergencia climática y la gestión de la pandemia, parece que el debate haya pasado a mejor vida. "Es normal: en general los refugiados sirios nos hemos integrado muy bien en la sociedad alemana, ha sido todo un éxito", asegura Samer Fahed, que también tuvo que huir de Siria por motivos políticos.
"Los primeros días son los más duros, tienes que aprender el alemán y encontrar el primer trabajo, esto siempre cuesta", explica Fahed. Pero rápidamente, gracias a los cursos que les ofrecía el estado, pudo estudiar y empezar a trabajar. "Para mí, que soy periodista, todavía fue más complicado, porque tenía que conseguir dominar la lengua y tampoco conocía mucho el país ni su cultura", añade Yahya Alaous, que escribe análisis y columnas de opinión sobre la situación de los refugiados y del Oriente Próximo en unos cuántos medios alemanes, como el Süddeutsche Zeitung. Los tres, a pesar de las dificultades del principio, se acabaron integrando al mercado laboral. "Esto también depende de las capacidades individuales de cada uno y la historia que arrastres. Hay gente que lo ha pasado muy mal, pero Alemania es un país que te da muchas oportunidades y hay trabajo", reflexiona Fahed.
Episodios de racismo
A pesar de que remarcan que en general se han sentido bien tratados, explican que han sufrido algunos episodios de racismo. "Hay gente que no puede soportar que a ti te vaya mejor en su país que a él", dice Fahed. Por este motivo, y para ayudar a otros refugiados e inmigrantes que acaban de llegar y se encuentran más desprotegidos, colabora con unas cuantas asociaciones. "Tenemos que hacer valer nuestros derechos y denunciar el racismo en los tribunales, así como tenemos que conocer nuestros deberes para integrarnos en la sociedad alemana".
Tras seis años en Europa, no tienen intención de volver. "He tenido la tercera hija aquí, ahora tiene 3 años. Mi mujer también trabaja de profesora de árabe y no podemos comparar la vida que tenemos aquí con la que tendríamos ahí", asegura Alaous. En Siria se jugaba la vida para hacer de periodista. Aún así, remarca que echa mucho de menos a su tierra y lamenta no poder visitar a sus familiares.
Sí que reprochan al gobierno de Merkel las trabas burocráticas. "Hay padres que han dejado a sus hijos atrás y tardan dos o tres años en tenerlo todo en regla para poderlos traer y estar con ellos", critica Fahed, que también está preocupado por lo que puede pasar en las elecciones federales. "La mentalidad abierta de Merkel no es compartida por todos los políticos y menos dentro de la CDU". En este sentido, igual que Fahed, Alous prefiere que gane el SPD o los Verdes antes que el sucesor de Merkel, Armin Laschet. "No creo que mejoren nuestra situación, pero al menos no perderíamos derechos".