Hoteles de playa, obras de arte y carne de cañón: así seduce a Corea del Norte los rusos
La primera exposición de pintura norcoreana en Moscú agradece al Kremlin la creciente alianza entre ambos países
MoscúSolo hay un país en el mundo obligado a defender a Corea del Norte –el estado paria por antonomasia– en caso de ataque: Rusia. Ambos países tienen firmado un acuerdo de asociación estratégica integral desde 2024 que los ha convertido en estrechísimos aliados. Como prueba de la gratitud de Pyongyang por la amistad de Moscú, se exhibe por primera vez en la capital rusa una exposición de arte norcoreano, más de 120 obras de propaganda patriótica y utopía social.
Los cuadros dedicados a los soldados de Corea del Norte que han luchado a las órdenes del ejército ruso en la región de Kursk ocupan el pasillo central de la muestra. Bajo títulos como Dando una vida preciosa o Combatientes heroicos: por la dignidad y el honor de la patria, las pinturas retratan escenas más propias de una película de acción que de la realidad del frente y ven banderas ucranianas en llamas. Otra obra, En la misma trinchera, representa soldados rusos y norcoreanos sonriendo fraternalmente.
Se calcula que Kim Jong-un ha enviado a la guerra de Ucrania cerca de 15.000 hombres, la mayoría por reconquistar Kursk, y aunque no se tienen datos oficiales, la cifra de muertos y heridos podría rondar los 5.000. A finales de agosto, el líder norcoreano les homenajeó en una ceremonia poco usual en Pyongyang y algunos de sus comandantes asistieron a Moscú al desfile del Día de la Victoria.
Corea del Norte también se ha convertido en el principal proveedor de armas de Vladimir Putin para la guerra. La inteligencia ucraniana afirma que cerca del 50% de las municiones del ejército del Kremlin son norcoreanas, incluidos más de 12 millones de proyectiles para tanque. Además, Kiiv asegura que misiles norcoreanos han impactado contra ciudades ucranianas. Algunos de ellos aparecen retratados en la muestra, que quiere dejar claro el potencial militar del país.
A cambio del apoyo a Moscú, el régimen de Kim Jong-un habría ingresado más de 17.000 millones de euros. Rusia también ha enviado a Pyongyang alimentos, materias primas y tecnología armamentística sorteando las sanciones y, sobre todo, ayuda en el programa nuclear.
Abiertos al turismo ruso
En una de las salas, dos cuadros enseñan el flamante complejo hotelero de costa de Wonsan-Kalma, con familias norcoreanas disfrutando de la playa y el mar. Éste resort turístico, con capacidad para 20.000 personas y que aspira a acoger a un millón cada año, es la principal apuesta del régimen de Corea del Norte por atraer visitantes rusos. Inspirado en Benidorm, se ha construido a base de expropiaciones y jornadas laborales maratonianas de unos obreros sin derechos laborales, algunos de los cuales han muerto mientras trabajaban.
La inauguración, este verano, contó con la presencia del ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, acompañado de un séquito de periodistas y una quincena de turistas rusos. Los visitantes se quejaron de que había personas siguiéndoles incluso cuando se iban a bañar, mientras que la prensa notó que muchos de los clientes norcoreanos del hotel eran figurantes que permanecían día y noche, por ejemplo, jugando a billar, bebiendo una cerveza en el bar o tomando el sol.
En junio del 2024, durante la primera visita oficial de Putin al país aliado en 24 años, prometió que alentaría a los rusos a hacer turismo en Pyongyang. Ahora bien, a pesar de los esfuerzos del régimen de Kim Jong-un, el pasado año sólo unos 1.500 rusos viajaron a Corea del Norte, un destino todavía demasiado poco asequible para el sueldo medio ruso.
Realismo socialista y utopía social
La foto de ese encuentro, con ambos líderes encajando de manos, en un marco de grandes dimensiones, preside la sala que da la bienvenida a la exposición de arte norcoreano en Moscú. Una madre fotografía a sus hijos con los dos mandatarios detrás, bajo la mirada de dos agentes de seguridad de facciones asiáticas que no dejan de huella el espacio.
Aparte de los cuadros de temática militar, la mayoría de pinturas presentan una visión ideal de Corea del Norte: científicos, obreros, niños –todos sonriendo–, Pyongyang convertida en una ciudad futurista o escenas rurales bucólicas. Arte hiperrealista, de un realismo socialista que habría hecho emocionar al propio Stalin, como emociona Liudmila y Elena, dos visitantes: "Sólo vemos caras alegres y luminosas, inspiración en los ojos, como en los cuadros de nuestra juventud. Es como volver a nuestra infancia".
Menos alegre y luminoso es el apartado dedicado a las "atrocidades del imperialismo americano". En una de las pinturas, una niña que llora intenta coger un violín, pero un soldado estadounidense hace el gesto de quitárselo y destrozarlo con un hacha. Otro visitante ruso celebra que "el pueblo coreano no teme decir las cosas por su nombre". "Son unas obras excelentes, llenas de patriotismo, amor por la patria y entusiasmo por la vida", concluye.