Ucrania da un paso inédito en la guerra atacando a la flota rusa en la sombra
Kiiv busca condicionar las negociaciones de paz y Moscú les acusa de piratería
MoscúEn plenas negociaciones de paz, Volodímir Zelenski quiere demostrar a Donald Trump que aún tiene mayor capacidad de hacer daño a la economía rusa. Ucrania ha traspasado una línea que hasta ahora había respetado atacando a barcos que transportan petróleo ruso bajo bandera de países terceros, la llamada flota a la sombra, que el Kremlin utiliza para esquivar las sanciones. Hasta ahora Kiiv no se había atrevido a enviar drones contra embarcaciones civiles por miedo a la reacción de sus aliados, pero en menos de dos semanas ya ha dañado cinco, el último miércoles por la noche.
Los servicios especiales ucranianos sólo han reconocido tres de los ataques, todos en el Mar Negro, pero otros dos barcos han sufrido explosiones en diferentes puntos: uno en las costas de Turquía y el otro, en la costa occidental de África, en aguas de Senegal. Ninguno de los impactos ha provocado heridos ni derrames de combustible.
Esta escalada debe enmarcarse en la campaña que, desde el verano, lleva a cabo Ucrania contra el sector petrolero ruso. Inicialmente se limitó a los bombardeos contra refinerías y depósitos de crudo; más adelante, con el beneplácito estadounidense, golpeó los principales puertos de exportación de petróleo ruso, otra línea roja hasta entonces, y ahora ha ido un paso más allá atacando a la flota en la sombra.
Tampoco es casual que ese redoble de los esfuerzos por ahogar uno de los principales medios que tiene el Kremlin para financiar la guerra llegue justo cuando han entrado en vigor las nuevas sanciones estadounidenses contra las dos grandes petroleras rusas, Rosneft y Lukoil. A medida que se restringe el acceso de Moscú al mercado del crudo, el gobierno ruso busca formas alternativas de distribuir sus productos a través de estos barcos, que operan con estructuras societarias muy opacas. La Unión Europea ha sancionado a más de quinientos.
Pero para Ucrania no es suficiente porque Rusia encuentra constantemente rendijas para burlar las sanciones. De ahí que opta por la coerción. Y, de momento, funciona, como demuestra el hecho de que uno de los armadores de los barcos dañados ya ha anunciado que dejará de cargar fuel ruso. Además, a consecuencia de los ataques, el coste de asegurar estas embarcaciones se ha disparado y esto puede desincentivar aún más el tráfico por el Mar Negre.
Trump no se ha pronunciado sobre los ataques, pero sus aliados sí lo han hecho y están nerviosos. Turquía advirtió de que los incidentes habían creado "graves riesgos para la seguridad del transporte marítimo, la vida humana y el medio ambiente". Poco después, la guardia costera de Rumanía tuvo que abatir un dron naval ucraniano junto a su costa. Y, mientras, los países bálticos han reclamado a Kiiv que no ataque barcos en sus aguas porque "no sería prudente".
Putin amenaza con hundir barcos
Vladimir Putin acusa al ejército ucraniano de "piratería" y amenaza con hundir a los barcos que transportan grano, metales y otras mercancías desde los puertos ucranianos, incluso si tienen bandera de otros países. "La solución más radical es cortar el acceso de Ucrania al mar", dijo, en lo que podría interpretarse también como un aviso de las intenciones de invadir la región costera de Odessa, la última salida marítima de Ucrania no ocupada. Asimismo, omitió que, a mediados de noviembre, drones rusos habían incendiado un mercante turco que descargaba gas licuado en un puerto ucraniano, al día siguiente de que Zelenski firmara un acuerdo para importar esa fuente de energía de Estados Unidos.
La navegación en el Mar Negro llevaba muchos meses relativamente tranquila. Se habían recuperado casi los niveles de comercio previos a la guerra, después de que en 2022 Rusia estuviera a punto de provocar una crisis alimentaria global impidiendo la distribución de grano ucraniano. Ahora la nueva estrategia de Kiiv podría romper ese equilibrio.
El nuevo impulso negociador de Trump no ha comportado una disminución de las hostilidades, sino lo contrario. En las últimas semanas, el ejército ruso también ha incrementado los bombardeos contra infraestructuras energéticas ucranianas y ha provocado grandes apagones en las principales ciudades del país. Ambos bandos tratan de exprimir sus recursos para poner de manifiesto a ojos de la Casa Blanca su potencial militar, mientras el presidente estadounidense se frustra viendo que ni unos ni otros parecen aún suficientemente desesperados para firmar un acuerdo a cualquier precio.