Trump desvela que Estados Unidos ha atacado una tercera "narcosa"
El presidente no ha dado más detalles sobre la embarcación abatida en el Caribe: "Realmente hemos abatido tres naves, no dos"
WashingtonA los pies del helicóptero presidencial, el Marine One, Donald Trump afirmó de paso este martes que el ejército atacó una tercera supuesta "narcosa". El presidente estadounidense lo ha desvelado cuando respondía a la pregunta de un periodista sobre qué mensaje quería enviar a Venezuela con el segundo hundimiento de una supuesta narco-colcha ayer en la que murieron tres hombres. "Deje de enviar drogas a Estados Unidos", respondió, y acto seguido dijo: "Realmente hemos abatido tres naves, no dos. Pero vosotros sólo habéis visto dos". La revelación de Trump, que no ha dado detalles sobre las circunstancias del ataque, plantea aún más dudas sobre cómo está operando el ejército estadounidense y si ha venido hundiendo más naves en las aguas internacionales del Caribe de las que realmente ha revelado el gobierno.
Por este tercer anuncio, Trump ni siquiera se ha molestado en presentar algún tipo de justificación o en informar de si hay muertos. Ha sido un comentario que ha soltado, casualmente, antes de emprender el viaje al Reino Unido para su visita de estado. Este martes hace justo dos semanas de la primera acción militar contra una embarcación que mató a 11 personas y el Pentágono aún no ha sido capaz de citar bajo qué amparo legal actuó. Pero eso no ha impedido que Trump anunciara ayer que, por su orden, se abatió una segunda supuesta narcollancha donde murieron tres presuntos narcos.
Trump lo hacía público el lunes en una publicación en Truth Social en la que aseguraba que el ataque se había producido en aguas internacionales del Caribe y que la nave salía de Venezuela. "El ataque ha ocurrido mientras estos narcoterroristas confirmados de Venezuela se encontraban en aguas internacionales transportando narcóticos ilegales (¡un arma mortal que envenena a los estadounidenses!) con destino a EEUU", escribía en la red Truth Social, donde también compartía el vídeo.
El único marco legal que hasta ahora ha citado Trump para justificar sus ataques es la orden ejecutiva que firmó en enero en la que calificaba una serie de cárteles, entre ellos los venezolanos El Tren de Aragua y El Cártel de los Soles, de organizaciones terroristas. Asimismo, el presidente sólo ha estado citando pruebas internas para demostrar que las naves en cuestión en realidad llevaban droga y que sus tripulantes eran narcos. "Tenemos pruebas. Basta con mirar el cargamento. Se esparció por el océano: [había] cocaína y fentanilo por todas partes. Lo tenemos todo grabado con mucho detalle porque sabíamos que vosotros [los periodistas] nos perseguiríais. Tenemos mucho cuidado con los militares", decía el lunes para justificar.
Los bombardeos siguen el mismo patrón que el del 2 de septiembre, que, según la jurista especializada en derecho internacional Mary Ellen O'Connell, es "ilegal". "No existe ningún derecho legal para utilizar la fuerza, y menos un ataque con misiles contra personas sospechosas de delitos", explicaba en declaraciones al ARA. Del mismo modo, remarcaba que el término narcoterrorista no existe derecho internacional.
Los ataques militares a las supuestas narcollanchas no hacen más que escalar la tensión con Venezuela, que se está preparando ante el temor a una posible intervención militar. La administración Trump está reeditando una guerra contra las drogas que recuerda mucho a las acciones perpetradas a principios de los años 2000 contra Al Qaeda en la guerra contra el terror de Bush.
Aunque el presidente haga bandera de querer cortar el tráfico de drogas hacia EEUU, la realidad es que esta nueva cruzada es una manera encubierta de presionar a los gobiernos latinoamericanos. La amenaza de una incursión militar no solo se cierne sobre el régimen de Maduro –que es el foco ahora mismo de los ataques– sino que también es una clara indirecta en México y en Colombia. Washington quiere utilizarlo tanto para sacar rédito político como para presionar a aquellos gobiernos que no son de su cuerda.
Colombia, nuevo blanco
Casualmente, el primer ataque militar contra la supuesta narco-colcha fue el día antes de que el secretario de Estado, Marco Rubio, viajara a México para firmar un nuevo acuerdo de cooperación de seguridad con el gobierno de Claudia Sheinbaum. La presidenta mexicana lleva meses navegando por las erráticas exigencias de Trump, que quiere más mano dura contra el tráfico de drogas y la migración que llega por la frontera sur. Ahora, estos segundo y tercer ataques contra otras dos embarcaciones han coincidido con la inclusión de Colombia en la lista de países que "fallan en la cooperación de la lucha contra el narcotráfico". Aún así, de momento, no ha cortado la ayuda.
El lunes la administración Trump dijo que la producción de cocaína en Colombia había aumentado a niveles históricos bajo el gobierno del presidente de izquierdas Gustavo Petro. El dirigente colombiano ha sido una de las voces más críticas entre los dirigentes latinoamericanos a la hora de condenar los ataques a las presuntas narcollanchas.
Este martes Rubio añadía presión y culpaba directamente a Petro: "Desgraciadamente, ahora [los colombianos] tienen un presidente que, además de ser errático, no ha sido un buen socio en la lucha contra los cárteles de la droga. Así que, bajo su liderazgo, simplemente no cumplen con los estándares". Rubio decía que Colombia todavía está a tiempo de cambiar y cumplir con los criterios necesarios para salir de la lista. El jefe de la diplomacia no ha dicho exactamente qué debería hacer Bogotá para conseguir el hito.
La respuesta de Petro no se ha hecho esperar. Tras negar inicialmente que en Colombia hubiera crecido la producción de cocaína, acusaba a EEUU de "quedar en manos de amigos de los políticos aliados del paramilitarismo" y decía que la principal causa de narcotráfico en el país era el consumo de los propios estadounidenses. "No arrodillaré a la nación ni permitiré que se golpee a los campesinos. No somos cipayos, ni súbditos", ha escrito en X.