EEUU se ampara en la lucha contra el narco para justificar futuras acciones militares en América Latina
El gobierno de Venezuela dice que Washington se ha "inventado" el ataque
WashingtonEl secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha advertido este miércoles de que habrá más acciones similares a el ataque del martes contra una lancha que salía de Venezuela y que, presuntamente, transportaba droga. "Todo el mundo que trafique en estas aguas y que sepamos que es un narcoterrorista designado afrontará el mismo destino", ha dicho Hegseth en declaraciones a la cadena Fox. Más tarde, desde México, el secretario de Estado, Marco Rubio, repitió el mismo mensaje y afirmó que ataques como éste "volverán a repetirse". El jefe de la diplomacia asegura que esto es sólo el principio de una mayor operación en la región.
La cantinela para justificar una campaña militar sostenida en América Latina bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico parece entonar las mismas notas que las justificaciones de principios del 2000 en la lucha contra el terrorismo.
"Tenemos recursos en el aire, recursos en el agua, recursos en barcos porque esta es una misión extremadamente seria para nosotros, y no se detendrá sólo con este ataque", ha añadido el secretario de Defensa, que aún no ha dado más detalles sobre las once personas que mató ayer al ejército estadounidense. Tanto Rubio como el presidente, Donald Trump, aseguraron que tenían información que confirmaba que se trataba de miembros de la banda criminal El Tren de Aragua y que estaban transportando droga hacia EEUU.
Mientras tanto, el gobierno de Venezuela niega los hechos. El ministro de Interior del país, Diosdado Cabello, ha asegurado que las autoridades de Washington "se han inventado" el presunto ataque en una embarcación que transportaba drogas en el marco de la estrategia de "siempre", con el objetivo de propiciar "un cambio de régimen en Venezuela" y hacer que el país "salga de la revolución". Para Cabello, todavía quedan muchos interrogantes abiertos sobre el supuesto ataque: "No está claro", aseguró.
El presidente Nicolás Maduro considera que el despliegue militar en el mar del Caribe es una "empestida" por parte de Estados Unidos, y sostiene que Venezuela seguirá "de pie" y con la "fe inquebrantable en la victoria". "Hoy el imperialismo lanza una embestida nueva, no es la primera ni la última, sólo otra embestida, y Venezuela está de pie, y les digo (que) Venezuela seguirá de pie, con serenidad, con firmeza, con fe inquebrantable en la victoria y en paz", dijo el miércoles por la noche en la televisión estatal.
Falta de detalles
Más allá de la versión de los estadounidenses no se ha podido esclarecer ni la nacionalidad de los individuos ni si realmente pertenecían a El Tren de Aragua. La pasada primavera, tras una larga batalla judicial, el gobierno estadounidense reconoció que había deportado por "error" al salvadoreño Kilmar Ábrego García, al que también acusaban de pertenecer a una banda criminal.
Hegseth tampoco ha dado más detalles de qué medios se utilizaron para realizar el ataque y dijo que se trataba de información clasificada. No se sabe si la embarcación fue destruida con un dron, un misil o qué tipo de proyectil se disparó. El Pentágono no ha hecho públicos los detalles sobre la tripulación ni por qué decidió matar a los ocupantes. Trump se ha limitado a responder este miércoles desde el Despacho Oval que la nave llevaba "mucha droga".
El gobierno de Estados Unidos aún no se ha acogido públicamente a ninguna ley para defender la operación militar, ni siquiera ha dicho qué drogas había a bordo que justificaran la acción. El único código en el que parece estar amparándose el gobierno estadounidense para justificar esta campaña militar es la orden ejecutiva que Trump firmó el pasado 20 de enero en la que designaba una serie de cárteles (incluidos los venezolanos El Tren de Aragua, El Cartel de los Soles y los salvadoreños MS-13) como organizaciones La firma del decreto hizo saltar las alarmas porque al recalificar a los narcotraficantes como terroristas se abría la puerta a acciones militares fuera del territorio estadounidense en favor de la lucha contra el terror. El pasado mes de julio Trump firmó una orden secreta que autoriza al Pentágono a movilizar a soldados para luchar contra los narcos.
A diferencia del ataque contra Irán, en el que Trump citó a una autoridad para poder llevar a cabo la acción, la administración no ha dicho qué poder ha invocado para tomar la acción. En la publicación que el presidente estadounidense compartió ayer en redes y en la que se veía la grabación del ataque, Trump hizo notar que la acción había estado en "aguas internacionales".
El pasado mes de agosto Estados Unidos ya empezó su asedio contra el régimen de Nicolás Maduro desplegando una flotilla con más de 4.500 marinas al límite de las aguas territoriales de Venezuela. "La única persona que debería preocuparse es Nicolás Maduro, que es, efectivamente, un jefe de un estado narcotraficante", ha dicho Hegseth. En Caracas la tensión no ha hecho más que aumentar. Aunque Maduro mantiene perfil bajo, el ministro de Comunicación venezolano, Freddy Ñáñez, ha sugerido en una publicación en redes que el vídeo del ataque había sido creado con inteligencia artificial.
Rubio defiende ir más allá
La escalada sin precedentes contra Venezuela también coincide con el tour que Rubio por América Latina. Este miércoles se ha reunido con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, quien también está sorteando las erráticas exigencias del gobierno de Trump para que ponga fin al tráfico de drogas. Fue en la reunión donde defendió la operación contra la embarcación. El secretario de Estado ha argumentado que los anteriores esfuerzos por interceptar operaciones del narcotráfico en América Latina no han funcionado, por lo que se necesitan acciones más duras. "Les detendrá que los hagas explotar, que te deshagas de ellos", ha dicho. Y ha añadido que "el presidente tiene derecho a eliminar ese tipo de amenazas".
También planea el miedo a una posible intervención militar en territorio mexicano, especialmente cuando al otro lado de la frontera EEUU tiene desplegados desde enero miles de tropas para frenar la inmigración y la entrada de droga. Cuando en agosto se supo la autorización secreta en el Pentágono, Sheinbaum tuvo que salir a calmar a la población y asegurar que no habría ninguna intervención militar.
La presidenta mexicana se ha esforzado en remarcar que ella cooperará con el gobierno de Trump, pero que no se someterá a ella. Se trata de un equilibrio muy delicado en medio de las presiones arancelarias y la realidad mexicana, en el que el narco tiene mucho poder y es fácil que una confrontación directa se convierta en un polvorín. Basta recordar el Culiacanazo del 2019, cuando el cártel de Sinaloa prácticamente sometió a sitio la ciudad de Culiacán (en Sinaloa) a raíz de la detención de Ovidio Guzmán, uno de los líderes de Los Chapitos e hijo de Joaquín Guzmán, conocido como El Chapo.
En un ejemplo más reciente de la compleja realidad mexicana, están las declaraciones de Ismael Zambada García –conocido como El Mayo– que durante su declaración de culpabilidad dijo haber operado libremente en México gracias a años de sobornos a políticos, policías y militares. Una abogada del anterior gobierno del PRI explicaba a esta periodista que una de las grandes trabas para poner fin al narco en México es tener de vecino al mayor consumidor de droga.