La UE esquiva el debate sobre la ampliación en la cumbre con los Balcanes

España volverá a participará en una cumbre con Kosovo, pero sin símbolos que reconozcan al país

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El presidente del Consejo  Europeo, Charles Michel

BruselasLas relaciones de la Unión Europea con los principales actores globales no pasan por su mejor momento. Ni con China, ni con Rusia, ni siquiera con los Estados Unidos de Biden, que han hecho mosquear a Emmanuel Macron. Pero más cerca de sus fronteras, la UE también tiene asuntos por resolver. Uno es su relación con los Balcanes Occidentales, un grupo de países que miran hacia el club comunitario con la esperanza de que se les abran sus puertas, pero que a corto plazo lo tienen complicado. Los jefes de estado y de gobierno de la UE se reúnen desde este martes al atardecer en Eslovenia para celebrar la periódica cumbre, en un encuentro que escenificará las discrepancias internas de unos veintisiete que ven con diferentes grados de compromiso la necesidad de fijar un calendario de adhesión para países como Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Bosnia y Herzegovina y Kosovo.

El encuentro empieza este martes con una cena sin los representantes de los Balcanes que ha programado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, visto que la UE tiene demasiados melones abiertos como para esperar a finales de mes para hablar de ello en Bruselas. Se trata de una cena informal, en la que cada líder puede poner encima de la mesa el tema que considere más relevante: el título de la cena, "el papel internacional de la UE", es un gran cajón de sastre en el que el presidente español, Pedro Sánchez, también tiene previsto mencionar la crisis de los precios de la luz en relación con la dependencia del gas ruso y el debate sobre la autonomía estratégica de la Unión. España quiere hablar sobre la necesidad de almacenar gas a nivel europeo y este martes será la primera vez que los líderes hablen de ello de tú a tú.

La ampliación, la asignatura pendiente

Pero el motivo de la cumbre es la relación entre la UE y los Balcanes Occidentales, en un momento en el que debatir sobre la ampliación es lo último que quieren algunos miembros. De hecho, lo que reivindican algunas fuentes diplomáticas es que "esta no es una cumbre de ampliación" y, por eso, no se muestran favorables a mencionarlo en el texto de las conclusiones del encuentro. Otros países más próximos en la región están especialmente interesados y han presionado para incluir un lenguaje más contundente respecto al compromiso de la Unión con la entrada de Bosnia o Macedonia del Norte, por ejemplo, pero finalmente lo más posible es que el texto acabe tocando la cuestión de paso y centre el discurso en las inversiones económicas.

Está previsto que sellen un paquete de 29.000 millones de euros, 20.000 en inversiones y 9.000 en ayudas. "Es un buen momento para ser asertivos", dicen fuentes comunitarias, que remarcan que la Unión Europea es el principal socio inversor y comercial de la región. Es el momento de ser "asertivos" porque justamente la UE no puede arriesgarse geopolíticamente a perder influencia en una región especialmente vulnerable a los intereses de Rusia, Turquía, China o incluso los Estados Unidos, reconoce una fuente diplomática, que, aún así, no es partidaria de hacer referencia a la ampliación en esta cumbre. En el bloque de los más contrarios está Francia, especialmente escéptica con nuevas entradas cuando algunas de las más recientes, como Hungría o Polonia, todavía están desestabilizando a la Unión desde dentro.

Sánchez se sentará con Kosovo

Otro de los problemas de fondo con la región es el reconocimiento de Kosovo. Hay cinco países europeos que no lo reconocen, entre los cuales España. Pero el enfoque que ha adoptado el gobierno de Pedro Sánchez tiene poco que ver con el del expresidente Mariano Rajoy, que no asistió físicamente a la cumbre de los Balcanes en 2018 por esta cuestión. España, dicen fuentes de la Moncloa, sigue sin reconocer al país y tampoco lo hará, pero adopta una posición de "normalización", como hace Grecia, por ejemplo. Por eso el escenario será neutral, no habrá banderas y los carteles de los representantes de Kosovo solo llevarán nombres y apellidos, no cargos. España repite que tiene un fuerte compromiso con la región y que es favorable al diálogo.

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