Lengua

“Catalanizarlos es nuestra responsabilidad”: un día en el Aula de Català de Salt

El recurso para familias que desconocen la lengua llega de la mano de la Asociación Antic Gremi Revenedors

Una de las clases del Aula de Català de Salt
09/03/2025
3 min

SaltoCuartos de once de un miércoles gélido de finales de invierno en la plaza Onze de Setembre de Salt. Un cartel de fondo blanco y recuadros negros imita la forma de una libreta escolar: Aula de Català. Francesc Sendil, presidente de la Asociación Antic Gremi Revenedors, y Berta Solanes, adjunta a la presidencia, ya tienen la persiana medio subida y los preparativos de la clase de catalán hechos. Al otro lado de la fachada hay una mezquita. "El local también es nuestro, hace mucho tiempo que lo tenemos alquilado. Nunca hemos tenido ningún problema", comenta Sendil.

El Aula es un ejemplo de autogestión de la sociedad civil ante la emergencia lingüística: todos los recursos logísticos y humanos van a cargo de la asociación. Las clases son gratuitas y se ofrecen en distintas franjas horarias, siempre en función de los horarios de los profesores voluntarios. Ahora tienen tres grupos operativos desde finales de octubre. "Si tuviéramos más voluntarios, podríamos abrir más grupos", afirma Solanes.

El Aula invita a la conversación grupal de una manera horizontal, en la que los profesores se mezclan con los alumnos. "Es el método CAL (Coordinadora de Asociaciones por la Lengua Catalana) –explica Sendil–, aquí no enseñamos gramática, sencillamente conversamos en catalán". La apertura del Aula de Català a Salt la han hecho sin siquiera apoyo de la administración municipal, de ERC.

Las alumnas del miércoles son mujeres y madres que acuden a la clase de mañana, cuando tienen a los niños en la escuela. El profesor modera la conversación. A Hasania le cuesta un poco explicar que es de Marruecos y que tiene una hija de siete años, pero con la ayuda de los maestros acaba saliendo adelante. Es una escena que se repite con Bynta, que es gambiana y ha venido con su hija de dos años, Maimuna. Fatoumata también ha venido con su hijo, Arna, y explica que sus otros tres hijos hablan mandinga y catalán, este último porque lo han aprendido en la escuela. Gracias a ellos, Fatoumata puede mejorarlo.

Una de las clases del Aula de Català de Salt

La Fatna es la mayor de todas y la que más tiempo lleva en Catalunya. Llegó a principios de los 2000 y cuenta con orgullo que sus hijos ya han volado, que la hija mayor es médica, radióloga, en Trueta, y que estudió medicina en la UdG. La Radya, Afaf y Nur, a pesar de haber llegado las últimas, comparten la misma disposición y entusiasmo que el resto por participar en la sesión. Las tres hablan árabe y también entienden el amazige. Bynta dice que también quiere aprender árabe, pero Radya le advierte que primero es el catalán: "Lo necesitas para ir al médico, al mercado ya comprar el pan".

Juntos, repasan las partes del cuerpo, la ciudad, los oficios, los tiempos, el calendario, las festividades, entre otros muchos temas. Ellas hacen preguntas sobre Cataluña y España porque han oído cosas: ¿qué pasó en 1714? Y Francisco se detiene.

La Asociación Antiguo Gremi Revenedors viene de tres siglos aún más atrás, de 1447, y es una de las entidades que ha mantenido vivo el espíritu de resistencia y de preservación de la lengua y el patrimonio nacional que representa. Están en Salt porque durante los años de inflación del suelo, a finales de los años sesenta y setenta, no les fue posible invertir en la capital y encontraron la oportunidad de hacerlo en Salt.

Desde entonces han estado abiertos ya disposición de los saltenses, tanto de los autóctonos como de los recién llegados. El Aula de Català es un ejemplo de esta disposición y, vistas los datos de la Encuesta de Usos Lingüísticos, una iniciativa imprescindible para incorporar a nuevos hablantes, aunque sea a ritmo pausado, que es lo único posible para algunos inmigrantes.

"Los vecinos que no tienen el catalán como lengua de origen deben tener oportunidades de aprenderla y hablarla, catalanizarlos es nuestra responsabilidad", dice Sendil. Ninguna de las alternativas es una opción para ellos: que vivan en guetos, que se incorporen al castellano o sean deportados.

En Catalunya hay gente que batalla por cerrar mezquitas. Al otro lado de la misma demarcación, los hay que se ha arremangado para que junto a la mezquita haya un Aula de Català.

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