Ana Rosa fracasa en la Telecinco 2.0
La cadena ha perdido un 31% de los espectadores con la controvertida presentadora
BarcelonaLa Telecinco de la era post-Vasile aún no ha encontrado el encaje cómodo en el panorama televisivo español (o catalán). Trasladar a Ana Rosa Quintana de las mañanas a la tarde ha sido una operación ruinosa, desde el punto de vista de la audiencia, se mire como se mire. Su programa, en esta nueva ubicación, está marcando 821.000 espectadores de media. Son un 31% menos de los que obtenía el primer canal de Mediaset en la misma franja horaria en las mismas semanas de un año atrás. La cuota de pantalla de TardeAR también se ha desplomado: del 14,3% se ha pasado al 10,1%. Esta caída de cuatro puntos y dos décimas implica un retroceso del 29%.
En el caso de Catalunya, el batacazo es todavía más acusado. Cada tarde consigue reunir tan solo a 91.000 seguidores de media, muy lejos de los 142.000 del ya extinto Sálvame, es decir, un 36% menos. En términos de share, el 12,5% de hace un año ahora ya es un dato por debajo de la barrera psicológica del 10%: un 8,1% desde el estreno hasta esta semana.
Los datos suponen una venganza, si bien póstuma, para el programa que presentaba Jorge Javier Vázquez y que fue fulminado de la parrilla a finales de la temporada anterior después de catorce años siendo la columna vertebral de Telecinco. Netflix estrenó Sálvese quien pueda a principios de mes y, dos semanas después, todavía es la quinta serie más vista en la plataforma. Este docureality, impulsado por La Fábrica de la Tele, que firmaba el formato televisivo, aprovecha a buena parte de los personajes del show original. Otra parte de colaboradores han saltado a Antena 3, donde las audiencias este 2014 están resultando una balsa de aceite. Todo apunta a que el canal de Atresmedia se coronará por segundo año consecutivo como la televisión más vista en España, tras un reinado de doce años de Telecinco.
La maniobra de llevar a Ana Rosa a las tardes tampoco se salva si se mira cómo ha quedado entonces la mañana. El programa Vamos a ver está obteniendo un 13,6% de cuota, lejos del 17,5% que conseguía Telecinco en la misma franja un año atrás. El nuevo programa pierde un 22% del share y un 17% en número de espectadores absolutos, que pasa de 585.000 a 484.000. En este caso, la caída es más moderada en Catalunya, lo que sugiere cierta aversión a Ana Rosa Quintana aquí, porque su marcha suaviza la caída de las mañanas y, en cambio, agudiza el varapalo de la tarde. El espacio posterior Vamos a ver más también sufre: un 22% menos de audiencia respecto a las mismas semanas del año 2022.
Los malos resultados de esta apuesta lastran, además, el rendimiento de los noticiarios de la cadena. En conjunto, el pasado otoño Telecinco era la segunda opción informativa de los españoles, con el 12,1%, y este año se ha reducido al 10,8% y lo ha relegado a una tercera posición –por detrás de Antena 3 (18,5%) y La 1 (11,6%)–, con La Sexta pisándole los talones con el 8,6% pese a ser un segundo canal.
Al mal tiempo, buena cara
La presentadora ha intentado quitar hierro a las discretas cifras de audiencia y en alguna intervención frente a cámara ha recordado que ahora tiene más espectadores que antes. Esto es cierto, pero solo porque por la tarde hay mucha más gente mirando la tele. Y el share, o cuota de pantalla –es decir, qué porcentaje de los espectadores en ese momento mira un programa– es inapelable: por las tardes convence a menos proporción de espectadores que por la mañana. La otra estrategia de Quintana para minimizar los estragos de los audímetros ha sido incorporar a su sobrino como colaborador irónico. Kike cierra su programa y a menudo le dedica algún dardo a su tía, haciendo referencia a las cuotas obtenidas (y a que su sustituta de los viernes, Beatriz Archidona, suele obtener mejores resultados). En cualquier caso, esta última semana ha comportado un cierto respiro para la comunicadora, porque ha obtenido su máximo de audiencia.